La canción que superó al poema
Poesía al SUR ·
Inspirado en un título de García Montero, Quique González compuso 'Aunque tú no lo sepas', uno de los grandes himnos de la canción de autor de finales del siglo XX y el último éxito de Enrique Urquijo antes de su trágica muerteAlberto Gómez
Viernes, 21 de febrero 2020, 01:08
Quique González se ganaba la vida encadenando empleos precarios cuando Luis García Montero publicó 'Habitaciones separadas'. Aquel libro, Premio Nacional de Poesía en 1995, contenía ' ... Aunque tú no lo sepas', poema cuyo título inspiraría uno de los temas más emblemáticos de la renovada canción de autor surgida en España a finales del siglo pasado. González, tímido y talentoso, era por entonces un desconocido que tocaba en salas pequeñas. En una de esas noches coincidió con Enrique Urquijo, uno de sus ídolos. Aparcó su carácter retraído para iniciar una conversación que acabaría con el líder de Los Secretos proponiéndole que participara en su siguiente disco, 'Desde que no nos vemos', que grabaría con Los Problemas, banda que formó para oxigenarse en medio de éxitos como 'Y no amanece' y 'Ojos de gata'. El novato Quique, un veinteañero que trabajaba como animador turístico en hoteles, tardó apenas media hora en componer 'Aunque tú no lo sepas', animado por la lectura del poemario de García Montero.
Poco tienen que ver, en realidad, ambos textos. Más allá del título, sólo comparten un verso, el de una cama que se queda «fría cuando te marchas». Urquijo, fascinado por la canción, invitó a Quique al estudio, donde Antonio Vega estaba rematando la versión de 'Desordenada habitación' incluida en el mismo proyecto: «No me canso nunca de hablar / porque vivo en el silencio más total». El encuentro zarandeó de nuevo a González, que un año después, en 1998, publicó su primer disco, 'Personal', impulsado por la excelente acogida de 'Aunque tú no lo sepas'. No imaginaba que aquel tema terminaría convertido en el último himno de Urquijo, encontrado muerto por una sobredosis de heroína en noviembre de 1999. Quique le dedicó un hermoso guiño en 'Tarde de perros': «Lluvia de canciones durmiendo a la intemperie, / ajenas a la fiebre de la noche del viernes. / Nadie las recoge bajo la tormenta / del último noviembre de los años noventa».
González no tardó en despuntar como uno de los autores más prometedores, y con el tiempo desde luego el más brillante, de una generación compuesta también por el Javier Álvarez de 'La edad del porvenir' («Nos llevan raudos hacia un mañana / que se nos borra, que se me empaña») y el Ismael Serrano de 'Papá, cuéntame otra vez' («Fue muy dura la derrota, todo lo que se soñaba / se pudrió en los rincones, se cubrió de telarañas»). García Montero, que se había enterado por la radio de su Premio Nacional, no escuchó la canción que le había robado el título de su poema hasta tiempo después. La influencia de su composición no acaba ahí. El poema inspiró también a la escritora Almudena Grandes, pareja de García Montero, para tejer su relato 'El vocabulario de los balcones', que a su vez sirvió de base para el guión de una película de Juan Vicente Córdoba titulada, cómo si no, 'Aunque tú no lo sepas'.
Si García Montero habla de un amor secreto («Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, / hicimos mil proyectos, paseamos / por todas las ciudades que te gustan»), González disecciona una relación ya vivida, también perdida, entre ecos de culpa: «He blindado mi puerta / y al llegar la mañana / no me di ni cuenta / de que ya nunca estabas». Aunque jamás abandonaron el contacto, ambos autores han tardado más de veinte años en trabajar juntos. Aprovechando una insólita sequía de González, ocupado por una larga gira y la paternidad primeriza después de 'Me mata si me necesitas', un ejercicio de exorcismo marcado por la muerte de sus padres («Papá, la casa huele a mamá. / Necesita una mano de pintura»), el poeta granadino le envió algunos textos para que les pusiera música.
Aquella colaboración dio como resultado 'Las palabras vividas', disco publicado el año pasado, escrito por García Montero y compuesto por González. Cuando Quique le comunicó que iba a ser padre de una niña, el poeta tardó unas horas en escribir 'Bienvenida': «Por todos los enigmas, / porque serás amada, / porque el mundo es arcilla: / aquí tienes tu casa». Se cerraba así un círculo abierto más de dos décadas antes, cuando la hija de García Montero, fan declarada de González, animó a su padre a mantener la amistad con el músico. «Este disco», reconocieron ambos durante la promoción, «es un acto de camaradería».
Quique González ha publicado más de una decena de discos desde que compuso el tema para Urquijo. A García Montero, director del Instituto Cervantes en Nueva York, le ha dado tiempo a publicar otros tantos libros de poemas e incluso a iniciar una fallida travesía política como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid. No se conocieron hasta varios años después del lanzamiento de 'Aunque tú no lo sepas', canción que Quique sigue interpretando en sus conciertos, consciente de su poder como icono intimista en la música española actual. Ahora ambos suben juntos al escenario; uno para tocar y cantar, el otro para recitar. Y los versos del poema y la canción, apenas coincidentes pero cosidos por un mismo hilo, unidos inevitablemente, continúan sonando con la vigencia de las obras que sobreviven a autores y modas.
Luis García Montero
Aunque tú no lo sepas
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuando te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
Quique González
Aunque tú no lo sepas
Aunque tú no lo sepas,
me he inventado tu nombre,
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas,
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.
Aunque tú no lo sepas,
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta,
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.
Y aunque tú no lo sepas,
nos decíamos tanto
con las manos tan llenas,
cada día más flacos.
Inventamos mareas,
tripulábamos barcos,
encendía con besos
el mar de tus labios...
Y toda tu escalera.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión