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Mery Carmona
Miércoles, 22 de enero 2025, 12:16
Andrés Camino, originario del barrio de El Perchel, lleva casi veinte años investigando entre los documentos del Archivo del Vaticano. No es de extrañar que en su segunda novela desee mostrar su estrecha relación con Italia a través de su personaje Marcello Romano, el ratón ... de biblioteca metido a detective. Si en la primera entrega, 'El asesinato del archivero del Vaticano', hacía sus pinitos como investigador, en la segunda, 'El secuestro del archivero de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma', se gradua con el carnet de sabueso. Con una base real llevada a la ficción, el autor presenta este jueves 30 en la Tercera Planta de la librería Proteo su nueva novela policíaca ambientada en el mundo de la religión. Un ámbito que también conoce muy bien este escritor e historiador, que ha publicado sobre personajes de la Semana Santa de Málaga.
El protagonista en la primera parte, en 'El primer caso de Marcello Romano. El asesinato del archivero del Vaticano', era tan solo el ayudante del archivero. «Marcello entonces se atreve a hacer de detective», recuerda Camino que añade que el protagonismo lo compartía con el inspector Carlo Buonafortuna. Ambos vuelven en esta segunda parte. «Mientras el policía se dedica a buscar dónde está el desaparecido Battista Correone, Marcello intenta comprobar si es cierto o no que el Arca de la Alianza se encuentra en una de las basílicas de Roma», comenta, adentrándose en el misterio que atraviesa la segunda parte que gira en torno a la urna sagrada en la que se guardaron las tablas de los diez mandamientos.
Andrés Camino, que espera convertir esta serie en una trilogía, pone mucha de su experiencia en Romano al intentar verificar si son ciertos los documentos que ubican el Arca de la Alianza en una basílica romana. «No todo el mundo tiene la suerte de acceder a los fondos documentales. Tienes que cumplir con una serie de requisitos, tienes que llevar una carta de presentación del obispo, de tu directora de tesis…», unas autorizaciones que Camino conoce bien.
La dosis histórica de las novelas es suave «para que la lectura sea fresca, que no sea un ladrillazo», asegura el autor malagueño, que con su primera parte logró llegar a la cuarta edición. Camino reconoce con orgullo que se permitió introducir a gente cercana a través de personajes secundarios, usando sus nombres. Para la tercera parte confiesa querer dedicar el tiempo que necesite porque «tampoco se trata de hacer las cosas para que esto se pueda vender en Navidad». Una prolongación que traerá a Málaga a Carlo Buonafortuna, como se anuncia en la segunda parte.
Lo que más disfruta Camino al escribir es crear una «cosa maravillosa» de la nada. Con una sonrisa fija en el rostro, asume que «la cabra tira al monte», por cómo la religión aparece en sus obras consecuencia de toda una larga vida relacionándose con ella. «Yo fui monaguillo una serie de años en la parroquia de San Pedro, que está frente al Corte Inglés», aclara. ¿Quién sabe si Carlo Buonafortuna la visitará en el epígrafe final de esta trilogía? De momento, la pregunta que tienen que responder Marcello Romano y el policía es: ¿dónde está el arca de la Alianza y qué ha sido del 'dottor' Battista Correone?
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