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El guía soñado

CRUCE DE VÍAS ·

Era agradable pasear por los lugares de la memoria con las personas que me han hecho feliz

Sábado, 20 de junio 2020, 00:11

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Anoche soñé que hacía de guía para un grupo de amistades íntimas que venían a visitarme desde muy lejos, incluso del otro mundo. Les guiaba ... por una ciudad que a su vez contenía otras ciudades en las que he vivido o me impactaron tanto que desearía volver. De pronto nos deteníamos delante de la catedral de Málaga para ver el templo de Borobudul en Yogyakarta o íbamos por la ciudad vieja de Melilla y hacíamos una parada en el café Pierre Loti de Estambul para tomar una cerveza contemplando el Cuerno de Oro. Era agradable pasear por los lugares de la memoria con las personas que me han hecho feliz. Después fuimos al bar de los caracoles en la Plaza Aliatar y entonces caí en la cuenta de que regresaba a la Granada de los 19 años, cuando preparaba los exámenes de Derecho en los patios de la Alhambra. Iba con Antonio de la Oliva, nos sentábamos con los apuntes en cualquier sitio y mandábamos callar a los turistas que pasaban por delante y nos desconcentraban con sus voces. Abandonamos el bar de los caracoles y bajamos por las callejuelas del Albayzín hasta llegar al centro de Lisboa. Algunos personajes del sueño guardaban relación entre sí, pero otros jamás habían coincidido hasta esta noche. Desde siempre me ha gustado presentar a los amigos y conversar. El hecho de trabajar en bares durante diez años permitió al licenciado en Derecho graduarse en nocturnidad sin sombra de alevosía. Descorchar botellas y brindar ha sido una de mis aficiones favoritas. Los personajes de esta noche eran de diferentes lugares: Málaga, Melilla, Orense, Granada y Barcelona. Algunos quizá no hubieran congeniado en la vida real, pero lo bueno que tienen los sueños es que hasta la persona más inesperada nos puede sorprender. A lo largo del paseo hablamos de distintos temas y todos estaban especialmente optimistas, como suele pasar con los viajeros que sólo salir de casa dejan aparcados los problemas. Y también los vi con mejor aspecto que nunca, como si el encargado del sueño hubiera elegido la imagen más atractiva que guardaba de cada uno de nosotros. Me pregunté por qué no estamos así siempre y por qué cometemos la torpeza de complicarnos la existencia cuando la salud nos acompaña. Lo dije en voz alta y los que ya no están asintieron con la cabeza. Ojalá la vida fuera como este sueño.

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