Lo contrario de la risa es el terror
H ace unos días, en una entrevista, el cómico más salvaje que puede uno echarse a la cara en España, el tinerfeño Ignatius Farray, comentaba ... que lo contrario al humor no es el llanto, sino el miedo. La risa emerge a menudo de sensaciones que no son agradables, en teoría, como el asco, la obscenidad, la vergüenza o el horror, una risa nerviosa que precede al pánico. Algo así sucede cuando uno visita la exposición 'Dek Tau' del ilustrador catalán Joan Cornellà (Barcelona, 1981). La muestra, que nos enseña más de 150 creaciones realizadas en los últimos diez años, está comisariada a medias por Fernando Francés y por Helena Juncosa, también directora del CAC Málaga, el centro que acoge esta muestra y en cuyas paredes colgarán estas obras hasta el 4 de junio. Se trata del primer museo europeo que acoge una exposición de este artista, fruto de la infinita permeabilidad que ha adquirido el arte contemporáneo en los últimos años, del enlace con el arte urbano que propone este centro por propia convicción, y que también se manifiesta con otra exposición que reluce en este antiguo mercado de mayoristas, protagonizada en este caso por el grafitero malagueño Imon Boy, corresponsable de que el día de la inauguración de ambas muestras, el CAC Málaga estuviera abarrotado de una esplendorosa fauna joven que no suele ser la que deambula en los centros de arte de esta oleada museística en la que todavía estamos inmersos.
El humor no tiene que provenir de nada que sea bonito, dice Joan Cornellà, afincado en Hong Kong. En sus obras juega con su propia paradoja: acumula unos tres millones y medio de seguidores en Instagram y es en esa red social donde expone sus ilustraciones que a menudo critican la vanidad y el narcisismo propio de la liquidez del momento, los retratos en flash y la vida como un falso escaparate de felicidad y de belleza con filtro. Aunque permanezca alejado del mundo del arte tal y como lo entendemos, Cornellà es toda una celebridad internacional; el director de cine Todd Solonz admitió ser fan de sus obras, una de sus ilustraciones sirvió como portada de un disco de la banda de rock americana Wilco, pero el artista, al que imagino fuera de los circuitos tradicionales por decisión propia, suele publicar sus propias ediciones, como 'Fracasa mejor', un catálogo de 2012 que recopilaba algunas de sus viñetas publicadas en la revista 'El Jueves' o en algunos periódicos. Cornellà ironiza con el fenómeno del 'selfie' desde la propia red que lo alimenta, mezcla el absurdo con la crueldad, dispone ante nosotros un mundo lleno de colores chillones, aparentemente felices y desenfadados, acaso naif e infantiles, pero habitado por personajes que aparecen con una sonrisa congelada que se antepone al llanto. Aquí hablamos de canibalismo, coprofagia, mutilaciones, suicidios y una pulsión inagotable hacia lo grotesco, pero todo envuelto en un arcoíris fabuloso. Cuando visito la exposición se advierten algunas carcajadas entre los asistentes que imagino también congeladas por la tragedia que se muestra en las imágenes, aunque vengan edulcoradas con sonrisas y color. Este es un humor negro, una risa desesperada siempre suena al borde de lo patético.
Otra de las exposiciones que ofrece el CAC en esta temporada es la del pintor alemán Friedrich Kunath. Sus obras también abarcan la comedia y el patetismo, cierta pulsión surrealista que se desarrolla en paisajes con una inequívoca mirada que evoca al romanticismo alemán pero que aquí se dota de sarcasmo. La música es un elemento esencial para este artista que incorpora títulos de canciones: la crudeza del mundo desde el prisma de la cultura popular que, a veces, también da mucho miedo.
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