El Concierto de Año Nuevo de 2026 tampoco estará dirigido por una mujer

La vertiente feminista no ha ido a más, y quienes confiaban que en 2026 tomaría por fin la batuta una directora (algo que nunca ha sucedido) han visto frustadas sus esperanzas: el elegido para comandar la emblemática cita con los valses y polkas de los Strauss es el canadiense Yannick Nézet-Séguin, de 49 años, debutante en el Concierto de Año Nuevo. La australiana Simone Young, la que más papeletas tenía a primera vista (está considerada una de las directoras de orquesta más importantes de nuestro tiempo) tendrá que esperar al menos un año más.

Muti (Nápoles, 83 vigorosos años) se ha puesto por séptima vez al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena en un Concierto de Año Nuevo en el que volvió a demostrar que sigue en plena forma, con abundante cabello gris y con la seriedad de quien reparte sonrisas a cuentagotas. Solo al final pareció relajarse un poco cuando le entregaron un ramo de flores que, a su vez, regaló a una de los primeros músicos de la Filarmónica.

El italiano abrió fuego con 'La marcha de la libertad', una obra del patriarca de los Straus, y lo cerró, como marcan los cánones, con 'La marcha Radetzky' (también de Johann Strauss padre), con el público volcado en los aplausos y Muti braceando con la energía de un treinteañero. Del italiano, fiel al guion y a lo que se esperaba de él, se puede destacar su naturalidad y la sinergia con una orquesta con la que se entiende a la perfección. No en vano, la ha dirigido en más de 500 ocasiones.

Sin embargo el gran protagonista de la cita ha sido Johann Strauss hijo, de quien en 2025 se cumplen 200 años de su nacimiento. De su puño han salido los pentagramas de nueve de las 17 piezas magistralmente interpretadas por la Filarmónica de Viena, entre ellas el archiconocido vals de 'El Danubio azul' (que Muti ha hecho sonar con la naturalidad del agua) y la alegre y rapidísima polka 'Trish-Trash'. El resto del programa ha incluido obras de los otros hermanos Strauss (Josef y Richard) y una pieza de Josef Hellmesberger hijo, que fue director titular de la Filarmónica de Viena entre 1901 y 1903.

El Concierto de Año Nuevo, una de las grandes tradiciones de la mañana de este 1 de enero, se celebra desde 1939 en la icónica sala dorada del Musikverein, decorada para la ocasión con 30.000 flores frescas, rosas, anturios, claveles y amarilis, y abarrotada de un público internacional y elegante. El clásico tiene una audiencia potencial de mil millones de espectadores y oyentes en un centenar de países de todo el mundo. Asistir presencialmente cuesta 35 euros para las entradas de pie y hasta 1.200 euros para las primeras filas. Las entradas se sortean. A lo largo de las más de dos horas del concierto se han escuchado valses, polkas, cuadrillas y marchas militares, así como las clásicas propinas del final con la 'Marcha Radetzky' cerrando la gran cita musical con las acompasadas palmas de un público entusiasta.

Al programa se han añadido dos escenas pregrabadas de ballet, con el salmantino Andrés García Torres entre los bailarines participantes (el único español) y un curioso documental titulado '2025 - A Strauss Odyssey' (2025, una odisea de Strauss) como homenaje a los 200 años de Johann Strauss hijo.

Al más puro estilo de la película 'Odisea del espacio', de Stanley Kubrick, la trama se centraba en una nave espacial que se aproxima a la Tierra el día de Año Nuevo de 2025 con un único tripulante, un capitán de 34 años llamado Thomas Strauss, verdadero tataranieto de Johann Strauss hijo, a través del cual se iban desvelando aspectos de la vida y obra musical del considerado rey del vals.

La gran novedad de esta edición ha sido la inclusión, por primera vez en los 85 años de historia del Concierto de Año Nuevo, de una obra escrita por una mujer, la niña prodigio Constanze Geiger, que solo tenía 12 años cuando compuso esta pieza, el 'Vals de Fernando'. Pianista y compositora de inmenso talento y muy cercana a los Strauss, Constanze, que también creó una marcha nupcial para la boda de la emperatriz Sissi, dejó la música tras casarse con el príncipe Leopoldo de Sajonia en 1862, cuando tenía 27 años. Muti se entregó a fondo en la misión de dirigir la primera pieza de una fémina y cosechó grandes aplausos, pero se echó en falta en la sala algún «bravo» que hubiera lucido la histórica ocasión. Lo merecía.

Al final del recital se dio a conocer quién dirigirá el Concierto de Año Nuevo de 2026. Tampoco esta vez será una mujer quien se ponga al frente de la Filarmónica el próximo 1 de enero en la sala dorada del Musikverein. La mítica orquesta lleva 85 años sin encontrar una batuta femenina para encabezarla en tan digna cita.

Para 2026 el elegido ha sido Yannick Nézet-Séguin (Montreal, 49 años), un director de orquesta franco-canadiense, que desde 2012 es director musical de la Orquesta de Filadelfia, y desde 2018 director musical de la Metropolitan Opera House de Nueva York. Será su primer Concierto de Año Nuevo. No obstante, ya ha dirigido a la Filarmónica de Viena en diversas ocasiones desde 2010. De hecho, se ocupó en 2023 del célebre concierto de verano en Schönbrunn y este mismo verano ha dirigido un programa en el Festival de Salzburgo. «Al elegir a Yannick Nézet-Séguin buscamos cumplir nuestro objetivo de seguir trabajando con la generación más joven de directores en activo», han declarado desde la Filarmónica de Viena sobre esta elección.

Riccardo Muti ofreció la habitual felicitación del nuevo año antes de interpretar el vals de 'El Danubio azul'. Como marca la tradición Muti proclamó en alemán: «La Filarmónica de Viena y yo les deseamos...», y la orquesta ha añadido: «Feliz año nuevo». En esta ocasión, Muti se ha dirigido al público en su propia lengua, el italiano, para desear «tres cosas»: paz, fraternidad «y amor para todo el mundo», palabras que los asistentes saludaron con una gran salva de aplausos. El mensaje fraternal del director napolitano dio paso a los últimos compases del concierto con la interpretación de 'El Danubio azul' y la trepidante 'Marcha Radetzky', que cerró el concierto más famoso del planeta y con el que Viena y Europa felicitan al mundo el Año Nuevo.