San Diego Comic-Con Málaga recupera su ritmo habitual tras el colapso de la mañana por la afluencia masiva

Los problemas surgieron por la mañana, una vez se accedía al recinto exterior. Así, miles de personas guardaban turno para poder llegar a la sala de exposiciones, en una cola a modo de zig zag que ocupaba todo el patio interior del Palacio de Ferias. A su vez, en el hall de entrada previo, otras cientos de personas esperaba en otra fila para poder cruzar al patio. Y la situación se repetía, por tercera vez, en la zona exterior de la fachada principal, donde estaba la cola más larga, de hasta dos horas. En todos estos tramos, el acceso se abría de forma intermitente durante unos minutos y se volvía a bloquear después.

Desde primera hora de la mañana, la afluencia ha sido masiva en esta jornada de sábado, aunque los problemas se acentuaron al mediodía, hora punta de la llegada de los visitantes. El malestar entre el público fue evidente, con protestas a voces («¡queremos entrar!», gritaban) y grupos de personas pidiendo ya incluso la devolución de las entradas. Se vivieron momentos de tensión al cerrarse por momentos la puerta principal, y el público se rebelaba cuando algunas personas intentaban adelantar posiciones.

Todo esto ha provocado un aluvión de hojas de reclamaciones durante la mañana. Ya son «cientos». Tantas que la organización se vio obligada a habilitar sobre las 13.00 horas una caseta exterior para presentar las quejas y descongestionar así el punto de información donde hasta ese momento estaban siendo registradas. Solo en una hora, en ese nuevo expositor, había más de 50 solicitudes presentadas.

Con la bolsa de la Comic-Con en la cabeza a modo de parasol, los asistentes esperaban la primera cola al aire libre tras atravesar el arco que da la bienvenida a los héroes. «Al menos vamos a salir morenos de aquí», bromeaba una pareja que había llegado a Málaga expresamente desde Irlanda para el evento. Y ya se plantean no entrar. «Nos han dicho que Málaga es muy bonita, estamos por irnos», reconocían Verónica y Andrés. No eran los únicos. Hay personas que tal y como entraban, salían al ver la cola kilométrica, solo para alcanzar el interior del Palacio de Ferias. Una vez allí, había que volver a esperar.

Una hora estuvieron Leire y Alba en fila tras haber salido a las 12 para comprar una botella de agua. «Hemos llegado a las 7 y estábamos dentro, pero había tal embudo que hemos decidido salir a comprar agua y ahora tenemos que esperar para volver a entrar», se lamentaban las amigas. Y no han sido las únicas. Otros muchos que también estaban ya en el interior del pabellón y habían salido, han tenido que volver a hacer colas de horas para poder regresar.