Los Dólmenes de Antequera suben un nuevo escalón

Este primer informe oficial de Margaret Gowen reconoce las singularidades con la que la necrópolis megalítica opta a la protección de la Unesco. Por un lado, la monumentalidad de Menga y el Romeral. Por otro, la orientación atípica terrestre de dos de los túmulos y su relación con el paisaje. Mientras el 99% de los dólmenes estudiados en Europa y África tienen orientación solar, como sucede en Viera, la construcción de Menga se desvía hacia la Peña de los Enamorados, por el impacto que causaba en las comunidades prehistóricas esa figura antropomórfica. El Romeral, en cambio, se dirige hacia El Torcal, el lugar de los ancestros de estas primeras poblaciones y un paraje mágico. Esta orientación excepcional fue descubierta y documentada durante más de una década por Michael Hoskin, investigador británico de la astronomía prehistórica.

Paro como en algunos chistes, hay una noticia buena y una mala. En el caso de la candidatura del conjunto dolménico antequerano también hay sombras que preocupan a sus impulsores. En este sentido, la evaluadora de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha indicado que el ruido urbanístico que rodea el sitio -el polígono industrial, las vías del AVE y otras construcciones- podrían invalidar las aspiraciones de unos de los mejores y más conocidos exponentes del megalitismo europeo, declarado Monumento Nacional. «Partimos de un urbanismo viejo que no ha sabido valorar un espacio tan frágil y excepcional como el de la Vega de Antequera», destaca Bartolomé Ruiz, que añade: «Ese ha sido el reproche de la evaluadora».

La preocupación del director de conjunto también es compartida por el Ayuntamiento de Antequera. Su alcalde, Manuel Barón, someterá a pleno un Plan Especial de Protección del Sitio de los Dólmenes como instrumento de desarrollo del Plan General y así blindar urbanísticamente la necrópolis y su paisaje.

Mientras se despejan los nubarrones, la campaña de apoyo sigue ganando adeptos y ha despertado un interés inédito por conocer una muestra excepcional de la arquitectura y la ingeniería prehistóricas con seis mil años de historia, que puede convertirse en el primer bien del patrimonio malagueño, el primer conjunto megalítico español y el primer bien europeo de su tipología reconocidos por la Unesco.

Durante el pasado puente del Pilar, 3.451, personas visitaron los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral, frente a las 1.529 personas que se acercaron a conocer el conjunto en el mismo periodo de 2014. «Estos datos-apunta Bartolomé Ruiz- demuestran que la candidatura ya ha comenzado a dar sus frutos, pero también la necesidad urgente de contar con un museo que permita atender y controlar un flujo importante de visitantes». Las obras de este un proyecto, que ha coleccionado retrasos e incumplimientos en el tiempo y que fue abandonado en 1994 tras una inversión de 3 millones de euros, han sido retomadas por la Consejería de Cultura. Ya cuenta con el proyecto museológico, el museográfico y con la licencia de obras, por lo que los trabajos, presupuestados en 9.255.206 euros, pueden comenzar a principios de 2016.

Un respaldo popular y un museo para arropar el deseo de los Dólmenes de Antequera de pertenecer al club selecto de monumentos y sitios de enorme riqueza natural y cultural y que pertenecen a toda la humanidad.