Mitos y verdades de las pastillas anticonceptivas

-En concreto, en su especialidad, la ginecología, ¿por qué suele recetar las pastillas anticonceptivas?

-En el contexto de las consultas ginecológicas, los preparados hormonales anticonceptivos los prescribimos en unas ocasiones, para aprovechar el efecto sobre el ciclo ovárico y poner cierto orden cuando el ritmo menstrual se ha alterado por causas que no conllevan lesiones sobre el útero, y en otros casos cuando directamente una mujer solicita un método anticonceptivo.

-¿Qué pruebas previas debe realizarse una mujer antes de empezar a tomársela?

-En general, basta con una historia clínica completa, sin que sea imprescindible el uso de técnicas diagnósticas sofisticadas. Hay circunstancias que desaconsejan su uso, como el tabaquismo, la obesidad o la hipertensión arterial grave, y otras condiciones que son contraindicaciones absolutas como son algunos tipos de cáncer hormono-dependiente.

-Desde que lleva en la profesión, ¿considera que el número de pacientes que toma la píldora anticonceptiva ha aumentado?

-Tengo la impresión de que la proporción de usuarias es mayor, sobre todo mujeres jóvenes que aún no han tenido hijos. Además, lo que ha ocurrido es que hay mayor variedad de preparados hormonales con indicación anticonceptiva. No solo como píldora sino también como anillos vaginales, implantes subdérmicos o dispositivos intrauterinos.

-¿Qué método anticonceptivo diría usted que es preferible, el condón o uno hormonal?

-Son diferentes en cuanto a eficacia anticonceptiva. En la población más joven y sin pareja estable se preconiza incluso el uso de ambos métodos simultáneamente, es lo que se conoce como el 'doble método', ya que el preservativo protege además de infecciones de transmisión sexual.

-¿Alguna vez se ha encontrado un caso de trombo como efecto secundario de las pastillas?

-Hemos atendido a mujeres que tomando anticonceptivos han tenido alguna complicación trombótica, casi siempre asociado a otros factores como el reposo y la inactividad.

-¿Cree que las mujeres conocen los riesgos que tiene este medicamento?

-Sinceramente creo que no, y en parte, porque los profesionales no los explicamos suficientemente. Aunque con el tiempo se han modificado los componentes de la píldora, reduciendo en cierto modo la aparición de efectos secundarios, merece la pena recordar que los ensayos americanos que se hicieron en los años 50 para la aparición de la primera píldora, actualmente serían invalidados por cualquier comité de investigación. El número de complicaciones ocurridas fue llamativo y en absoluto se respetaron los aspectos éticos de cualquier estudio. Sin embargo, la presión comercial fue enorme y se silenciaron estos aspectos.

-¿Qué recomendaría a las mujeres más jóvenes que prefieren tomarse la píldora antes que utilizar un método sin hormonas?

-La población debe saber que hay medios para regular la fertilidad que no son necesariamente hormonales y que, por tanto, van a conllevar menores riesgos para la salud, e incluso, mayor nivel de satisfacción personal. Falta mucha información al respecto. Incluso hay métodos basados en el autoconocimiento del propio ciclo que ojalá todas las mujeres fueran capaces de controlar para regular su fertilidad. A cada mujer le viene bien un método anticonceptivo en función de su edad, su estado de salud, sus necesidades y sus circunstancias vitales.

-El mito de que es bueno descansar de las anticonceptivas ¿es real o falso?

-Partiendo de la base de que existen diferentes métodos anticonceptivos no hormonales, el consenso actual indica que no es necesario hacer descansos en el uso de la píldora, ya que la dosis hormonal de los preparados anticonceptivos que se comercializan hoy día es mucho más baja que cuando empezaron a comercializarse.