Una empresa de restauración ejecutará la rehabilitación de la Casa de María Barrabino en Torremolinos

El contrato, ya público, establece que el pago por los trabajos será de 2,3 millones de euros, con lo que se rebaja la cantidad presupuestada en unos doscientos mil. La firma ganadora del concurso ya ha trabajado en Málaga, al recibir el encargo del Obispado para la restauración de las fachadas y la portada barroca de Nuestra Señora del Reposo, en Campillos; también fue responsable de la rehabilitación del empedrado en los jardines del Partal en el conjunto de la Alhambra. Tras el cierre de la fase de recepción de ofertas, junto a la de CYRA, también había una propuesta malagueña, la de Actua Infraestructuras, con experiencia en trabajos como la consolidación y la puesta en valor de la Villa Romana de la Estación, en Antequera; o la intervención en la Casa Porras, construida en el Albaicín y catalogada como Bien de Interés Cultural.

Sin embargo, la empresa local fue excluida por la mesa de contratación, por lo que CYRA quedó finalmente como única licitadora. La encargada de la intervención tiene que cumplir unos férreos plazos, puesto que las obras tienen que estar concluidas y recepcionadas antes del 26 de febrero de 2026; son las condiciones que impone la UE, que ha concedido ayudas, a través del Gobierno de España, para la mejora de la eficiencia energética del inmueble, unas labores que tienen que avanzar en consonancia a la rehabilitación del inmueble, en muy mal estado.

Con la adjudicación de las obras y su próximo comienzo, encara la recta final un procedimiento administrativo que no ha estado exento de contratiempos. A comienzos del pasado año, se llegó a adjudicar la redacción del proyecto de rehabilitación, en el que se basa la intervención que tiene que ejecutar la empresa granadina. Fue al arquitecto local José Ojeda, el único que presentó una oferta, aunque, finalmente, la Administración local desistió unilateralmente del contrato, «para incluir las partidas que, según José Ojeda, debían de cuantificarse» y, así, fue redactado un nuevo que distingue «entre las obras subvencionables (las de eficiencia) y las que no recibirán ayudas (demolición, cimentación y estructura)».

Esto dio lugar a la repetición de este trámite y a que, en el nuevo concurso, se hiciera con la licitación el estudio de Alfonso Valencia, a pesar de las alegaciones de Ojeda, que fueron desestimadas. Este último, posteriormente, impulsó un manifiesto, respaldado por voces de la cultura malagueña, para exigir que el proyecto que se ejecute en la Casa de María Barrabino sea respetuoso con sus valores, desde el convencimiento de que no será así.

Ante este movimiento, el equipo de Gobierno es tajante al asegurar que la obra prevista ni es «amenazante ni destructiva» y que contempla tanto la sustitución «de elementos estructurales inviables de conservar por seguridad» como «cuidar los detalles que acompañan a la arquitectura original». La familia Barrabino habitó la casa hasta 1997. Pasaron dos décadas hasta que la compró el Ayuntamiento, tiempo en el que el inmueble sufrió gran deterioro. En 2019, se acometieron obras de emergencia, para evitar males mayores y, posteriormente, llegó la subvención para el proyecto actual.