Dudas sobre tres contratos de Cultura en Torremolinos

De ahí, argumenta Tejeiro, que haya recurrido al ente público que investiga hechos susceptibles de ser constitutivos de fraude, corrupción o conflictos de intereses.

«El informe pone de manifiesto que en 2023 hubo fraccionamiento de tres contratos menores: los referentes a un gran evento musical que se celebra todos los años y organiza una empresa privada, las fiestas de Carnaval y la adquisición de un equipo lumínico para el auditorio», defiende Tejeiro, quien explica que, en sus palabras, «con esos fraccionamientos se elude el artículo 99 de la ley de Contratos del Sector Público, cuya finalidad es salvaguardar los requisitos de publicidad y los relativos al procedimiento de adjudicación en la contratación pública».

«No solo eso», continúa, «sino que también se ignora la doctrina del Tribunal de Cuentas, que explicita que los contratos menores no pueden usarse para cubrir necesidades periódicas y previsibles, y a ver quién se cree que, por ejemplo, el Carnaval no sea algo periódico y previsible».

También durante 2023, el área de Cultura y Fiestas incumplió las propias normas del presupuesto municipal, que obligan a presentar tres presupuestos en el caso de contratos menores de entre 3.000 y 15.000 euros. «Esto se ha incumplido en el 90% de los contratos menores suscritos por Cultura y Fiestas en el año auditado», asegura Tejeiro. «Además el equipo de la alcaldesa, Margarita del Cid, ha ocultado este informe a la oposición durante diez meses, y ya se sabe que donde no hay transparencia es fácil que brote la corrupción», termina Tejeiro.

Por su parte, desde el equipo de Gobierno, aseguran la naturaleza de los eventos «es lo que ha provocado que se recurra a contratos menores para solventar necesidades especiales respecto a las actuaciones de los artistas o en materia de producción». «Esto, en ocasiones ha supuesto la adjudicación de algunos contratos con poca antelación, lo que ha conllevado a este informe de control financiero», apuntan.

En esta línea, avanzan que, al tratarse de celebraciones y citas que, efectivamente, se repiten, la intención es «regular su contratación, de tal forma que ya se trabaja en licitaciones trimestrales para actividades recurrentes».

«Por ejemplo, hay eventos que llevaban más de treinta años organizándose mediante varios contratos menores y que en 2024, por primera vez, se han hecho con la licitación, salvando en la medida de lo posible los imprevistos, incluyendo partidas al efecto en la licitación. Ello conlleva un trabajo administrativo y de coordinación con otras delegaciones exhaustivo y que tiene como fin que todos los eventos destacados tengan el mismo procedimiento administrativo y sean abordados con la antelación suficiente como para hacer frente a imprevistos o necesidades especiales», dejan claro. Al Gobierno municipal les sorprende las dudas de Tejeiro cuando, critican, «bajo la responsabilidad directa de este, como concejal de Cultura entre 2019 y 2021, y anteriormente por sus socios de gobierno desde 2015 hasta 2019, la mayoría de los eventos se contrataban a través de diferentes contratos menores, por la misma casuística de imprevistos y necesidades especiales inherentes a los artistas y asuntos relacionados con la producción y ajenos a la voluntad política».