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Ya está todo preparado para dar la bienvenida a Mariana, quien está previsto que nazca esta misma semana en Torremolinos. A su madre, Martha, se le enciende el rostro cuando habla de «lo deseada» que es su niña, pero en sus ojos también se adivina cierta tristeza. Y es que su marido, Ousmane, no podrá estar con ella en el momento del parto. Si tiene suerte y la conexión no falla, vivirá el alumbramiento de su hija a miles de kilómetros, desde Senegal, a través de una videollamada.
«Llevamos intentando que le concedan el visado desde antes incluso de quedarme embarazada», explica Martha. Para llegar al presente hay que empezar por el principio de esta historia, que se remonta a 2022, cuando la torremolinense emprendió un viaje de la mano de varias asociaciones senegalesas para participar en proyectos de cooperación. Aquella experiencia, que la mujer ya intuía que sería vital, cobró otra dimensión cuando conoció a Ousmane en la región de Kédougou.
«Entre los dos nació un vínculo muy bonito, pero no esperaba que prosperase», recuerda Martha. Aunque la idea era pasar allí solo un par de días, la mujer hizo lo posible por posponer la partida a su próximo destino. Recuerda que le podían las ganas de arañar más tiempo juntos, aunque la despedida fuera inevitable. Al cabo de unos meses regresó a España y, a pesar de los casi 5.000 kilómetros que les separaban, nunca perdieron el contacto. Ni las ganas de volver a verse.
No pasó ni un año hasta que la torremolinense compró un billete y se puso rumbo a Senegal. Tanto ella como Ousmane tenían claro que querían que esa relación prosperase, cuenta la mujer, pero eran conscientes de que no podrían mantenerse en esa situación de una manera indefinida. «Yo no puedo viajar todos los años durante varios meses, además de los costes que eso lleva», señala. De nuevo, las ganas empujaron a la pareja dar un paso más y en octubre de 2023 contrajeron matrimonio.
Los recién casados empezaron entonces a movilizar todos los documentos para que el marido pudiera viajar a España con la esperada visa. Y ahí arrancó el periplo burocrático en el que la pareja, ya familia, todavía continúa inmersa. En agosto de 2024, con todos los papeles reunidos, solicitaron por primera vez en el Consulado de España en Dakar el visado para Ousmane por reagrupación familiar. Les tocaba esperar unos tres meses para obtener la respuesta. Fue en ese impasse cuando la torremolinense descubrió que estaba embarazada.
«Es una niña a la que deseábamos muchísimo; no sabíamos en qué momento llegaría pero no queríamos esperar para buscarla, íbamos a abrazar con amor el momento en que ocurriera», comparte la futura madre. Martha informó entonces al consulado de su estado y, desde entonces, ha enviado infinidad de correos en los que ha adjuntado todas las evidencias, incluidas las ecografías.
Aun así, a pesar de todas las pruebas y de los meses de espera, la petición fue denegada en noviembre. «Fue un mazazo, pero no nos íbamos a rendir», indica Martha. Inmediatamente interpusieron un recurso de reposición, con «todo un dossier» sobre su amor para tratar de acreditar la relación ante los ojos del consulado.
La mujer regresó en noviembre a Torremolinos para pasar aquí su embarazo, confiando en que pronto podría reunirse con Ousmane. Esa ilusión, no obstante, se quebró a principios de este enero, cuando llegó la resolución del consulado: «La recurrente no aporta prueba suficiente que permita establecer con claridad que el matrimonio no tiene una finalidad diferente a la obtención de la residencia legal del interesado en España».
En el mismo documento, al que SUR ha tenido acceso, se agrega: «Las pruebas aportadas sobre el embarazo, vistas las fechas de viaje de la contrayente, no arrojan conclusiones que modifiquen el criterio anteriormente expresado». La impotencia al leer el documento, asegura Martha, es imposible de describir. «Le están robando a mi niña el derecho de estar con sus dos progenitores, de conocer a su padre», censura.
En marzo volvieron a presentar un nueva nueva solicitud de visado que continúa aun en tramitación. «La respuesta, como mínimo, no llegará hasta mayo; nos ha costado mucho asimilar que Ousmane no estará para el nacimiento de nuestra niña, pero lo peor ahora mismo es que ni siquiera hay una fecha sobre la mesa para saber cuándo podrá estar con ella y tomarla en brazos; el padre se ha llegado a plantear hasta venir en patera», indica Martha.
Martha incide en que su caso no es el único, sino que hay «muchísimas familias» que no pueden reunirse con sus parejas, madres o hijos por la negativa del consulado, lo que ella tilda directamente de «maltrato». La de Torremolinos decidió exponer su situación en redes sociales para desahogarse y dar a conocer las trabas que está sufriendo su familia. Lo hizo con la esperanza de que, en un futuro, ninguna otra persona tenga que pasar por la misma odisea para estar con sus seres queridos.
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