Diego Reyes centra el homenaje del Festival Flamenco Rosa Fina de Casares
Autodidacta, ha cantado en Festivales junto a Vicente Amigo, Camarón, Fosforito, Luis de Córdoba, Eva La Yerbabuena o María Pagés
Casares rinde tributo a Diego Reyes (Málaga, 1942), heredero de Rosa Fina y el cantaor casareño con más proyección. Será esta noche en la plaza ... Marcelino Camacho dentro de la programación del Festival de Flamenco y Músicas Andaluzas Rosa Fina 2025, algo que sin duda le emociona pues confiesa que «no me lo esperaba».
Diego Reyes tiene 83 años cumplidos el pasado 13 de julio y aún acude a peñas flamencas a cantar. Natural de Málaga, su infancia en época de postguerra no fue nada fácil. Su madre, Carmen Narváez, se quedó sola en la ciudad con cuatro niños pequeños y decidió volver al pueblo para que los abuelos ayudaran en la crianza. «Yo tenía 4 años, soy el segundo hermano y no teníamos ni para comer».
Carmen fallece con 33 años en Casares «y nos dejó a cuatro huérfanos peor aún de lo que estábamos, nos dejó a todos chiquititos y todos nos pusimos a trabajar». Con 6 años Diego estaba guardando cochinos en el campo, en el molino Fábrica del Sordo, «me pagaban tres duros al mes y ahí estuve ocho años. Aprendí a leer y a escribir por las noches. Pasaba el día en el campo con la única compañía de los cochinos y una radio y ahí empecé a cantar, autodidacta totalmente y enamorado del flamenco».
Eso y la cercanía a Francisco Doncel Quirós, el Niño de la Rosa Fina, tío-abuelo de Diego, marido de Juana Ruiz, hermana de su abuela materna. «Con ellos me he criado porque mi tía nos daba de comer, ella amasaba y siempre tenía preparado un trozo de pan con aceite para mí».
«A Rosa Fina lo escuchaba cantar en los bares que era su medio de vida, sobre todo en La Línea a donde iba con frecuencia porque su hijo trabajaba allí de barbero», explica Diego Reyes. «En Casares aprendí de él, era muy difícil en aquella época aprender, hoy tengo mi tablet y mis cosas y no hay problema, pero en aquel entonces aprendías lo que trincaras en el aire».
Y además de su tío Rosa Fina, Juanito Valderrama, Palanca o Corruco de Algeciras fueron parte de su inspiración y aprendizaje. «Mujeres había pocas, sólo escuchábamos a Pastora Pavón La Niña de los Peines», cuenta a SUR.
«Yo he cantado en peñas flamencas de toda Andalucía, he tenido la suerte de cantar con Fosforito, Luis de Córdoba, con toda la espuma que había en aquellos años en festivales y aunque el último del cartel era yo, estaba muy orgulloso de ir acompañando a toda esta gente. Para mí son recuerdos enormes», reconoce.
Incluido el guitarrista Vicente Amigo y Camarón de la Isla, con el que en alguna ocasión también compartió mesa y mantel. Acompañado por supuesto de sus guitarristas, «el primero, Pepe el Chuleta natural de San Roque y que venía muy preparaíto y después con Javier Pineda Potajito, el guitarrista con el que más he cantado, ambos ya fallecidos».
En Casares la tradición flamenca viene de lejos y Diego asegura que en su familia «la que entiende más de flamenco es mi hija Isabel», que nos cuenta que se siente más cómoda en el baile que en el cante, «y mi nieto Iván, al que me llevo a cantar siempre que puedo». La próxima actuación prevista, el 8 de septiembre en Casares por la festividad de la Virgen del Rosario del Campo, en una misa flamenca en la que ya está confirmado que el abuelo y el nieto cantarán juntos.
Diego Reyes Narváez, considerado un pilar fundamental del flamenco en Casares, cuenta así desde hoy con un reconocimiento importante en el pueblo que le vio crecer y desde la organización del Festival Niño de la Rosa Fina confían en que «su legado perdure en cada rincón del municipio y que su influencia siga viva en las nuevas generaciones de artistas y aficionados».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión