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TODO empezó como muchas cosas en la vida, alguien que conoce a alguien. En este caso era Natalia la que conocía a Alberto. Ella, terapeuta ... ocupacional en la Asociación del Párkinson de Málaga, se encarga de organizar las tareas diarias de los más de 50 pacientes y sus familiares, que cada día pasan por esta organización sin ánimo de lucro. Cada actividad que organiza debe estar pensada para favorecer la autonomía y la calidad de vida de estos pacientes, es decir, debe buscar la manera de ralentizar el avance de una enfermedad neurodegenerativa.
Un día uno de esos pacientes le comentó que le gustaba mucho el ajedrez y a ella se le encendió la bombilla. Tenía claro que una actividad que ayuda a la concentración, la atención y la memoria tiene evidentes beneficios cognitivos e incluso los tiene también físicos, ya que favorece la psicomotricidad a la hora de coger las piezas. Se acordó entonces de su amigo Alberto, un 'cerebrito', ajedrecista de competición, que lleva jugando y compitiendo desde los 10 años y que acaba de poner en marcha una empresa, que bajo el nombre comercial de Chesscul, da clases de ajedrez on line a todo tipo de personas, de todas las edades, niveles y lugares del mundo.
Lo llamó y le propuso ir un día por la asociación y dar un taller. Él aceptó y subió la apuesta. Iría y además jugaría una partida múltiple: Él solo contra todos los usuarios que participaran ese día en el taller. Se presentaron veinte y jugó contra todos ellos. Les ganó y aquello picó al personal. El gusanillo del ajedrez se había metido ya en la asociación, querían seguir jugando y además querían ganar. Se decidió entonces instaurar el taller y desde entonces se viene organizando dos veces al mes. La segunda vez que se organizó, cuando llegó Alberto, «me los encontré a todos en la cafetería pensado jugadas para ganarme».
Desde entonces se ha abierto un camino que parece imparable porque Alberto Toval y su empresa Chesscul han empezado a colaborar también, a través de esos mismos talleres, con la asociación de Alzhéimer de Málaga, con la de esclerosis múltiple y con la de pacientes de ictus, entre otras. A todas ellas acude varias veces al mes, acompañado de otra profesora de su escuela, y colabora con ellos de manera gratuita y aportando todo el material. Ahora todas esas asociaciones se han unido para solicitar de forma conjunta una subvención al Ayuntamiento con la que poder cerrar un acuerdo formal con la escuela de ajedrez.
Es un proyecto pionero a nivel nacional, que aunque aún tiene poco recorrido, está empezando a mostrar sus resultados. «Tengo usuarios que antes de jugar al ajedrez se habían olvidado de los pasos necesarios para hacer un café. Por una mezcla entre la enfermedad y la edad, no eran capaces de recordar con claridad si primero se echaba la leche, el café o se ponía el microondas. A raíz de concentrarse en el ajedrez son capaces de concentrarse en el café. Es algo muy simple, pero es una mejora de la calidad de vida», apunta la terapeuta, Natalia Mañosas.
«Cuando juegas sientes que las neuronas se ponen a trabajar. Tienes que hacer uso de la lógica y la estrategia y al mismo tiempo ir aprendiendo las jugadas. Había jugado de joven, pero hacía mucho tiempo que no jugaba y me está resultando muy divertido», cuenta Enriqueta, casi sin quitar la vista del tablero y pendiente de la pieza que va a mover su contrincante. Ella es una de las usuarias de la Asociación del Párkinson y participante de los talleres de ajedrez.
«Me ayuda a concentrarme en el juego y no estar pensando en otras cosas», dice Rafael, otro de los alumnos fijos con los que cuenta el taller. Él es un apasionado del ajedrez desde siempre. «Primero jugaba con mi padre, después con mis hijos y ahora con mis nietos», cuenta y añade entre risas que con los nietos nunca gana.
Fernando lleva un año en la asociación y seis meses con el ajedrez. Le cuesta reconocerlo, pero se pica cuando juega y ni mucho menos está dispuesto a dejarse ganar la partida. «Esto te obliga a pensar, nosotros tenemos problemas cognitivos y esto nos viene muy bien para el desarrollo mental y la concentración», apunta convencido.
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