La policía pide ayuda para localizar a una joven desaparecida en Torremolinos

La última persona que mantuvo contacto con ella fue precisamente su compañero sentimental. Habló por última con Sibora el 7 de julio. Charlaron por WhatsApp ya que, según contó a los investigadores de la comisaría de Torremolinos, su relación se había deteriorado y ya no vivían juntos. La chica se había instalado sola en un apartamento de la localidad situado en la calle Hoyo.

Los agentes empezaron a trabajar en colaboración con las autoridades italianas, ya que la familia de Sibora, que reside en Roma, también denunció los hechos en el país transalpino. Su madre asegura que mantenía contacto diario con ella por teléfono o por Internet, y subrayó que la joven nunca había hecho algo así.

La noticia de la desaparición tuvo una gran repercusión en Italia, ya que su familia acudió tanto a medios de comunicación impresos como televisivos para difundir la búsqueda. La madre contó que su hija se había trasladado a vivir a Torremolinos en 2011 en compañía de su novio y se ganaba la vida como camarera.

La mujer mostró su extrañeza por la repentina desaparición de Sibora, que un mes antes, en junio, le había comunicado su intención de casarse. Desde entonces, la familia ha llamado regularmente a la comisaría malagueña para saber cómo iban las investigaciones, mostrando su «desesperación» por la ausencia de noticias sobre la joven.

Por todo lo anterior, la policía activó protocolo establecido para las desapariciones de alto riesgo. «Es como si se la hubiera tragado la tierra», comenta una fuente conocedora del caso. Sibora se esfumó sin llevarse sus pertenencias y su teléfono móvil dejó de dar señal desde el día que fue vista por última vez.

Interrogatorios

La investigación comenzó por tormarle declaración a todas las personas del entorno que la joven tenía en Torremolinos. Los agentes hablaron con amigos, compañeros de trabajo, vecinos... Ninguno de ellos ofreció algún dato de interés que pudiera conducir a localizarla o, al menos, a averiguar lo que había sucedido.

Tras el trabajo de campo, los investigadores trasladaron la búsqueda a Internet y redes sociales, con idéntico resultado. Paralelamente, contactaron con las compañías aéreas que operan en el aeropuerto de Málaga por si la chica había cogido un vuelo en las fechas en que se denunció su desaparición. También han peinado hospitales y centros penitenciarios, e incluso han contactado con los institutos anatómicos forenses.

Siete meses después, todos los esfuerzos han sido en vano, de ahí que la policía recurra a la colaboración ciudadana en busca de alguna pista que ayude a localizarla.