¿Por qué el Marqués de Linares tuvo una calle en Rincón de la Victoria?
El cronista oficial releva que, gracias a un estudio sobre los diversos nombres que ha recibido la actual avenida del Mediterráneo, es posible descubrir a un personaje clave en la defensa de la pesca tradicional malagueña
En el imaginario colectivo, el título de Marqués de Linares está asociado a la niña fantasma llamada Raimunda, que mora, dice la leyenda, en ... la Casa de América de Madrid, el palacio en la capital de España del noble José de Murga y Reolid, el primero en gozar de este título.
Hablar de esta familia también conduce hasta la ciudad jiennense que da nombre al marquesado, conocida por sus minas y por su industria automovilística y que, entre sus monumentos más notables, tiene, precisamente, el Hospital de San José y San Raimundo, más conocido como el Hospital de los Marqueses de Linares, un espectacular edificio de estilo neogótico, construido entre los años 1904 y 1917, fruto del patronazgo póstumo que José de Murga y Reolid y su esposa Raimunda Osorio y Ortega, legaron al municipio.
Allí yace el matrimonio, en un mausoleo de mármol y bronce, obra del escultor Lorenzo Collault Valera, y también, en ese centro hospitalario, falleció el torero Manolete, el 29 de agosto de 1947, tras la cornada que le asestó un miura de nombre 'Islero', en la plaza de toros linarense. Dicen las crónicas que el diestro, Manuel Rodríguez Sánchez, visitó tres años antes el magnífico edificio y quedó fascinado por su belleza.
Heredero del título
Pero hay otro marqués de Linares que tuvo una avenida en Rincón de la Victoria y que, de hecho, también fue recordado en otras importantes poblaciones malagueñas, como Marbella, tal y como detalla el cronista oficial rinconero Miguel Alba Trujillo.
El historiador ha llegado a este hallazgo en el marco de un estudio sobre las denominaciones que, a lo largo de los años, ha recibido la actual avenida del Mediterráneo, conocida, popularmente, como la carretera de Almería, tanto a su paso por el actual Rincón de la Victoria, como cuando la población respondía al topónimo de Benagalbón.
El motivo del trabajo de Alba ha sido indagar en los avatares de una arteria que ha sido clave en la comarca, pues, a través de ella, llegaban al puerto de Málaga mercancías muy valoradas, como el vino y las apreciadas pasas de la Axarquía, para exportarse al resto del mundo.
En el siglo XIX, detalla Alba, esta ruta era la carretera de Levante, «un lugar propenso para que caminantes y carruajes fueran víctimas de frecuentes asaltos por parte de bandidos y forajidos». «También fue escenario de episodios trágicos, como el bombardeo sufrido durante la fuga de miles de malagueños hacia Almería al comienzo de la Guerra Civil. Uno de los recuerdos tangibles de aquel drama se encuentra en el primer túnel en dirección a Almería, a la altura de La Cala del Moral, donde aún se puede ver el orificio dejado por un obús lanzado desde uno de los barcos que hostigaron a los huidos», precisa el cronista, sobre uno de los terribles momentos de la dramáticamente famosa 'Desbandá'.
En los tiempos de la posterior dictadura, este eje estuvo dedicado a Franco, como avenida del Generalísimo.
Y, en medio de este baile en el callejero, a finales de los años 20 del siglo pasado, el camino principal, que conecta todavía hoy La Cala del Moral con Rincón de la Victoria, constaba como Carretera Marqués de Linares, pero no para honrar a José de Murga y Reolid (el que está enterrado en el hospital linarense), se trataba de un homenaje a Antonio Martín Nebot, sobrino nieto del primero.
El noble que dejó su huella en Málaga, madrileño nacido en 1873 en el seno de una familia acaudalada, fue licenciado en Derecho y tuvo una notable carrera política dentro del Partido Liberal (democrático) del marqués de Alhucemas, como indica Alba, lo que le llevó a ser senador del Reino por las Islas Baleares (1914–1915) y por la provincia de Guadalajara (1916), además de gobernador civil en varias provincias: Toledo (1919), Guipúzcoa (1923) y, finalmente, Málaga, donde fue nombrado en 1927.
Benefactor
Aunque tuvo un mandato breve en este puesto, no llegó a alcanzar el año y medio, impulsó importantes medidas higiénicas y sanitarias, como la puesta en servicio de un hospital especializado para pacientes con sífilis, que se ubicó en la finca La Florida, en el barrio de La Trinidad.
Dicen de él que destacó por su generosidad y obras de caridad, como prueba que dirigió una fundación, cuya labor consistía en financiar los estudios de escolares sin recursos, y solicitó al Gobierno una cuota obligatoria de ayuda para la institución benéfica El Niño Jesús de Málaga, dedicada a la atención de niños desamparados.
Tensión social
Nada más llegar a Málaga, en 1927, narra el cronista de Rincón, «el Marqués de Linares se encontró con un clima social especialmente tenso, sobre todo, entre los pescadores del litoral».
El motivo era la autorización del Ejecutivo central del uso del denominado «arte de la luz» o traíña, una técnica de pesca moderna, más agresiva y eficiente, impulsada por el conde de Barbate. El sistema, en resumen, representaba una amenaza para la pesca artesanal, que era el sustento de numerosas familias de la provincia.
«En abril de 1927, la situación de los pescadores del litoral malagueño se había vuelto insostenible. Angustiados por la amenaza a su medio de vida, que suponía la pesca con farol, acudieron al gobernador civil y solicitaron su intervención», deja claro Miguel Alba.
Ante la demanda, el marqués de Linares se desplazó personalmente a Madrid. Allí, gracias a sus gestiones con responsables claves del gabinete de Primo de Rivera, consiguió que, en un mes, se anulara la concesión del nuevo modelo e pesca, «considerado altamente perjudicial para el litoral malagueño».
Agradecimiento
La mediación fue muy aplaudida y, a su llegada al andén de la estación ferroviaria de Málaga, lo esperaban cientos de pescadores, acompañados de sus esposas e hijos para darle las gracias. Como ha recogido Alba en su trabajo de investigación, el semanario Vida Gráfica narraba el momento con estas palabras: «Regresó el viernes de Madrid después de haber logrado que quedara sin efecto la R.O. del Gobierno que autorizaba la pesca por el procedimiento de la luz artificial en el litoral de la provincia de Málaga, un sistema que perjudicaba gravemente los intereses de numerosos y modestísimos trabajadores del mar».
El marqués de Linares visitó varios pueblos de Málaga para explicar personalmente los resultados de sus reuniones en Madrid. En Marbella y Fuengirola, por ejemplo, fue recibido por una multitud que lo vitoreaba sin cesar.
Tallado en plata
El sábado 27 de agosto de 1927, acudió al Gobierno Civil, una comisión de pescadores que le hizo entrega al noble de una placa de plata repujada, con la siguiente inscripción: «La Industria Pesquera de esta provincia, en la que toman especial participación los humildes pescadores, dedican este sincero recuerdo a su Gobernador Civil Excmo. Señor Marqués de Linares por su actuación en favor de la misma, prohibiendo la pesca con el arte de la luz».
Por sus méritos y sensibilidad hacia los hombres de la mar, el sábado 26 de noviembre de 1927, se celebraron los reconocimientos en Rincón de la Victoria y La Cala del Moral, de ahí, el nombre que tuvo la avenida.
En abril de 1928, el marqués de Linares dimitió como gobernador civil de Málaga, falleció el 30 de diciembre de 1940 en San Sebastián, a la edad de 67 años.
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