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Lunes, 12 de febrero 2018, 00:55
Nerja puso ayer el broche de oro a su Carnaval con un entierro del tradicional chanquete de lo más reivindicativo, ya que el pescado se representó sobre una tubería de aguas fecales, vertiendo al mar, en alusión a la ausencia de una depuradora en el municipio más oriental del litoral malagueño, unas obras que llevan paralizadas desde hace nueve meses por la quiebra de la empresa adjudicataria. La comisión de fiestas decidió, por primera vez en la historia, no quemar el pescado «hasta que pueda bañarse en un mar con aguas depuradas», dijeron.
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