Denuncian un repunte de la caza furtiva de cabras monteses en el paraje de Maro

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cabezas. El paraje natural de los acantilados de Maro-Cerro Gordo constituye un entorno natural protegido único, en el que la Sierra Almijara se adentra en el mar. Por allí es posible ver a menudo numerosas cabras monteses, que se asoman a los taludes de más de cien metros de caída libre. La falta de vigilancia y el incivismo de algunos han llevado a que en los últimos meses aparezcan al menos cuatro ejemplares de esta especie abatidos y decapitados.

La caza furtiva de monteses está muy cotizada, por los trofeos de sus cornamentas. Uno de los animales estaba oculto entre la hojarasca y semienterrado tras unas rocas. La venta de las cabezas en el mercado negro es una forma fácil de hacer dinero rápido. Los furtivos atienden las demandas de personas que no dudan en pagar cantidades que oscilan entre 1.000 y 3.000 euros para que les pongan a tiro a un animal al que abatir, personas para las que cazar de forma furtiva es un aliciente más en sus aventuras de fin de semana.

En lo que va de año, aficionados al senderismo han encontrado al menos cuatro cuerpos de capra hispánica pyrenaica decapitados en el paraje natural, que comparten los términos municipales de Nerja y Almuñécar. Expertos en el estudio y seguimiento de las poblaciones de estos ungulados, que tienen en Granada y Málaga el territorio de mayor implantación a nivel mundial, dicen que los furtivos «aprovechan que bajan de las zonas altas hacia la costa en épocas donde en las montañas hace más frío».

«Los machos deambulan solos y, en general son confiados, por lo que es fácil acabar con ellos», apuntan. Los hallazgos de machos muertos en Maro-Cerro Gordo están siendo investigados por agentes de Medio Ambiente y del Seprona de la Guardia Civil, que realizan seguimientos de la caza furtiva, y que en varias ocasiones han alertado sobre el incremento de esta actividad criminal tipificada en el Código Penal.