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Botes de cosmética. Archivo
Algas, gambas y arena, los nuevos ingredientes para acabar con los envases en cosmética

Algas, gambas y arena, los nuevos ingredientes para acabar con los envases en cosmética

ODS 12 | Producción y consumo responsables ·

Dos investigadores crean una propuesta novedosa para los productos de belleza. En lugar de presentarse en botes de plástico, y gracias a materiales orgánicos, la propia crema o limpiador son el envase

Raquel C. Pico

Lunes, 22 de mayo 2023

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Puede que se hable de rituales de belleza. Quizás de autocuidados. O que simplemente se los vea de forma utilitaria: la crema que te protege del sol o la que hace que la piel no se reseque. Pero, sea como sea, los productos de cosmética y belleza están muy presentes en nuestro día a día. Y casi todos llegan hasta nosotros y se mantienen en buenas condiciones gracias a un envase de plástico.

«Si en el baño de cualquier casa vemos cientos de productos que son del sector cosmético y que todos y cada uno de ellos tiene algún tipo de envase plástico, te das cuenta de la cantidad de este material que se genera», explica Román Pérez. Pérez es el director del Bioengineering Institute of Tecnology (BIT) y director del Grado en Bioingeniería de UIC Barcelona. Junto con Begoña Bosch, investigadora del BIT y subdirectora del mismo grado, son los investigadores que lideran el proyecto tras una propuesta innovadora. Han creado el que, aseguran, es el primer cosmético sólido en el que todo se utiliza: el producto es de un solo uso porque su envase se aplica también sobre la piel. Con ello, los plásticos desaparecen por completo de la ecuación dando un impulso a la cosmética ecológica.

Los investigadores han usado su experiencia previa para crear esta propuesta sorprendente. «Nosotros nos dedicamos sobre todo a desarrollar materiales y biomateriales para regenerar tejidos», cuenta Pérez. En esos contextos, la importancia de que los materiales sean compatibles con el cuerpo humano es extrema. El proceso de llevarlos al mercado es muy largo —comprensible, estamos hablando de cuestiones como, por ejemplo, tejidos y hasta posibles órganos— y los investigadores se empezaron a plantear si entremedias estos descubrimientos no podrían tener otras aplicaciones, como en la cosmética. Tenían el 'know-how'. Si son capaces de regenerar un tejido, lo serían así mismo de actuar sobre una arruga, se plantearon.

En términos de sostenibilidad, la importancia del sector cosmético es relevante. Ahí están todos esos plásticos que llenan nuestros baños. «Hay tantos productos con tantas diversificaciones», señala Pérez, que, como recuerda el investigador, acaba haciéndote pensar en lo que se podría hacer para atajarlo. «Hemos aunado estos dos temas: regeneración de tejidos y sostenibilidad en el mundo de la cosmética», indica.

En este ejemplo de cosmético ecológico han usado elementos completamente naturales. En su composición hay algas, gambas y arena. Como indica Begoña Bosch, «queremos utilizar un material que sea 100% natural». Pérez añade: «y que además son residuos que la naturaleza nos da, son desechos que no quiere». «Encima, son biocompatibles y los podemos utilizar con propiedades beneficiosas», añade.

«De las gambas y las algas se extraen unos polisacáridos, que son unos polímeros que al entrar en contacto con agua forman un material que se llama hidrogel», indica el experto. Es «como una gelatina» que, cuando se aplica sobre la piel humana, tiene una textura como la de una crema.

Por eso también, para usar la innovación de estos investigadores, solo hay que humedecerla. De hecho, se parece a una pequeña esponja lista para ser usada. Pero incluso con este proceso se ahorran recursos: solo se necesita el agua residual que se queda en la cara tras lavarla para activar el proceso. Incluso, el producto respeta también el consumo de agua durante el proceso de fabricación, reduciendo al mínimo la necesidad de esta materia y permitiendo su recuperación.

Al mismo tiempo, al ser todos sus ingredientes orgánicos y naturales, el impacto indirecto que tiene en el medio ambiente sería potencialmente menor. Los productos de cosmética y belleza, en general, tienen una huella conectada con su uso, ya que cuando los usamos los estamos exponiendo al entorno. Solo hay que pensar en lo que ha pasado con las cremas de protección solar y los corales en las últimas décadas. Si todos los ingredientes vienen de la naturaleza, ¿nos aseguramos también de que esa exposición va a ser lo menos dañina posible? Pérez reconoce que es una idea interesante y que, en esencia, lo sería. Siguiendo con las cremas solares apunta que, manteniendo su propuesta y usando así derivados de algas o crustáceos, que esas moléculas se queden en el agua del mar «no pasaría nada porque serían totalmente inocuas y serían totalmente compatibles con la vida».

Cosmética sin envase en el baño

¿Cuánto tardará entonces la cosmética ecológica en llegar a las repisas de nuestros baños? Bosch y Pérez han creado una línea de productos para ejemplificar qué se puede hacer con su propuesta, aunque en realidad lo que ellos han desarrollado es lo que se conoce como «un 'carrier'». Esto es, aquello sobre lo que las marcas del sector pueden reconvertir su producto en algo sin envase añadiéndole sus características y sus ingredientes.

«Nosotros tenemos esta esponjita, que sería el excipiente en el cual podríamos incorporar cualquier molécula», indica Pérez. «Al final, se puede añadir cualquier principio activo», añade Bosch, «hemos probado una gran variedad». En su línea, hay seis productos que conectan con las últimas grandes tendencias del mercado de la cosmética, como un tratamiento del acné, un producto antipolución o uno de cuidado de contorno de ojos. «Hemos visto que es estable y, por tanto, se puede hacer lo que se quiera», suma la investigadora. De partida, el propio envase-cosmético de base que ellos ya han creado ya puede aportar propiedades.

Los investigadores ya están viendo interés entre las marcas del sector, pero podría aumentar si las normas contra el plástico se vuelven más duras. Como recuerda Román Pérez, si la Unión Europea saca una normativa regulando los plásticos en cosmética y belleza —«y esto está a la orden del día»—, las compañías necesitarían encontrar una vía para seguir vendiendo y distribuyendo el producto eliminando algo que ahora es parte esencial de cómo llega al mercado.

Normativa o no, le preguntamos si podría llegar en no mucho tiempo al mercado, Pérez señala que es «la pregunta del millón». «Estamos en una fase en la que producto está bastante desarrollado y en la que hay algunas empresas que se han mostrado muy interesadas», indica, pero recuerda que este modo de presentación es «significativamente disruptivo» a nivel consumidor. Es «cambiar el concepto de una crema de toda la vida con su pote de plástico y su textura cremosa a algo sólido que tienes que aplicarle tú agua y que no tiene plástico», recuerda Bosch. La investigadora confía eso sí en que solo se necesita «un cambio de mentalidad». Uno que, teniendo en cuenta todos los problemas que genera el plástico, no parece tan difícil de lograr.

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