La presión para firmar un acuerdo con más ambición climática retrasa el fin de la COP27

En un borrador, hecho público durante la tarde por la presidencia de la cumbre, se aprobaría la creación de un nuevo fondo de financiación para los países más pobres que ya sufren los efectos devastadores del cambio climático. Para muchos, éste era el tema clave de la convocatoria y de él dependía que se pudiese hablar de éxito o no en ella.

No obstante, partes en la negociación como la Unión Europea, supeditaron el apoyo a la creación de estas nuevas ayudas económicas a la firma de compromisos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático, o al menos que fuesen un avance con respecto a la última cita de Glasgow.

Frans Timmermans, el comisario europeo responsable del Pacto Verde, llegó a amenazar durante la mañana con abandonar la cumbre si no se incluía en el acuerdo acciones suficientes que permitiesen rebajar las emisiones y evitar así un calentamiento global superior a 1,5º. «Preferimos no tener un acuerdo que firmar uno malo», advirtió. Algo que técnicamente es posible y que ya pasó en la cumbre de Copenhague de 2009.

La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, explicó que realmente las negociaciones habían alcanzado «un punto muy delicado», pero unas horas más tarde admitió que la presidencia había presentado textos sobre los que ya sí se podían plantear trabajar.

En estos últimos se asumía la creación del citado nuevo fondo de ayuda para 'pérdidas y daños' que, aunque no fuese la propuesta exacta de la Unión Europea, sí estaban abiertos a apoyar. Una de las condiciones es que éste fuese destinado a los estados «especialmente vulnerables» y, finalmente, así fue y así figuraba en el texto que se discutía a última hora de la noche del sábado.

Por otro lado, el comisario europeo aseguró que el bloque comunitario no estaba dispuesto a firmar un acuerdo en el que economías pujantes -y contaminantes- como la China no contribuyeran al fondo. Este punto quedó ayer por aclarar. Todo indicaba a última hora que quedaba abierto para ser tratado en negociaciones 'ad hoc' en próximos meses, ya fuera de la cumbre.

Concretamente, en el último borrador hecho público se habla de la creación de un «comité de transición» que se reuniera periódicamente para estudiar en detalle los pormenores de estas nuevas vías de financiación y su articulado. Eliminado el detalle económico del asunto, quedaría en teoría desbloqueado así uno de los mayores puntos de fricción entre las partes. Pero esto estaba por rubricar con un consenso.

Además, quedaba hablar de objetivos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático. Algo que apoyaban incluso los países más vulnerables, que ayer ya celebraban como un éxito la creación del fondo para 'pérdidas y daños'.

«Europa no puede ser cómplice de un resultado que ponga en riesgo esa seguridad climática y el objetivo de 1,5º por falta de ambición», explicó la ministra Ribera, quien advirtió que iban a presionar hasta el final para que esto se recogiese en el acuerdo.

Para Europa y otros países la primera medida de protección a los más vulnerables pasa por rebajar las emisiones. Si, tal y como ha indicado la ciencia, estas no se recortan ya de forma drástica, el mundo se encaminaría a los 2,8º de calentamiento global. «Entonces no habría dinero suficiente para reparar los daños», apostilló Ribera.

Frente a este panorama, la propuesta de la presidencia egipcia parecía «muy elemental» y repetía «básicamente» los compromisos de la anterior cita, con pocos o nulos avances. Finalmente, este fue el tema que retrasó hasta última hora el acuerdo: la presión por incluir objetivos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático. El último plenario, convocado a las 21:00 horas de Egipto, se retrasó hasta nueva orden mientras las negociaciones continúan a medianoche.