Vigilancia ante la puerta de las banderas
La presidenta del Parlamento pone una guardia de seguridad frente a la oficina que comparten los anticapitalistas y la diputada que ahora se identifica con Falange
La Presidencia del Parlamento parece decidida a abortar el protagonismo que en las últimas semanas han adquirido los parlamentarios no adscritos a cuenta de ... la polémica por la colocación de simbología de diferente signo en la sala que se les ha facilitado para trabajar. Desde la mañana de este miércoles una vigilante de seguridad sólo permite la entrada al recinto de los diputados y sus asesores, por lo que el acceso de los informadores está vetado. La intención, no disimulada, es acabar con lo que se considera circo mediático.
La medida ha sido adoptada después de que tomara estado público la polémica por la colocación en la sala de diferentes banderas por parte de los diputados a los que les ha sido asignado ese espacio de trabajo, que comparten nueve parlamentarios liderados por Teresa Rodríguez -expulsados de Adelante Andalucía y pertenecientes al grupo Anticapitalistas, escindido de Podemos- y la parlamentaria Luis Belinda Rodríguez, que abandonó Vox tras ser elegida por esa formación y se identifica ahora como miembro de Falange.
Nunca antes el Parlamento de Andalucía había tenido un número tan alto de parlamentarios no adscritos, casi un 10 por ciento del total de la Cámara. De hecho, los grupos están trabajando en la elaboración de un reglamento, que ha sido observado como no ajustado a la Constitución en algunos de sus aspectos por los letrados de la Cámara, para poder garantizar el normal desarrollo de lo que resta de legislatura y atajar futuros casos de transfuguismo.
La Mesa del Parlamento considera a todos estos parlamentarios en un plano de igualdad y por eso les asignó un espacio común de trabajo. Sin embargo, la incompatibilidad ideológica ha llevado a un choque de decorados que parece destinado a amenizar el tedio parlamentario en las jornadas en las que el orden del día no levante suficiente interés.
La diputada ahora de Falange, formación que en las últimas elecciones autonómicas sumó 2.460 votos en las ocho circunscripciones (el 0,07%), colocó hace días en la sala una bandera del partido al que acaba de ingresar y se vanaglorió de que su grupo tendría de ahora en más presencia en el Parlamento Andaluz. Saltándose, ese sí, el engorroso trámite de tener que obtener los votos necesarios para conseguirla. Los diputados anticapitalistas optaron por una decoración más transversal. Colgaron la bandera arco iris, representativa de los derechos de las personas LGTBI, y la bandera azul y verde con la rueda roja del pueblo gitano.
La aparición de una bandera falangista en la institución parlamentaria levantó ampollas sobre todo en el grupo socialista, cuya presidenta, Susana Díaz, afeó a la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, que permitiera lo que considera una afrenta a los valores democráticos y a la propia dignidad de la institución.
Bosquet optó por ordenar la retirada de toda la simbología, incluida la bandera arco iris y la romaní y colocar vigilancia para impedir la entrada de cámaras. La decisión, según refleja un escrito remitido por el letrado mayor de la cámara, se basa en que la sala que les ha sido asignada forma parte de los espacios comunes del Parlamento. Los parlamentarios tienen hasta esta noche para dejar la sala limpia de simbología.
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