Para todo mal, rebaja fiscal
En un momento en el que se acumulan las calamidades, la Junta de Andalucía busca soluciones con su fórmula favorita: reducir tasas e impuestos
El Partido Popular ha conseguido situar la cuestión fiscal en el centro de la agenda política andaluza. No es un logro que deba ser subestimado. ... Que gran parte de la población, o al menos de lo que se da en llamar opinión pública, vea en las rebajas fiscales la solución a todos los problemas que le afligen –sean estos el desabastecimiento por el paro de los transportistas, el aumento del precio del gas o de la luz, la caída de las exportaciones por la guerra en Ucrania o el subdesarrollo crónico- cuando la parte sustancial del programa económico del PP consiste precisamente en bajar impuestos supone un éxito de primer orden en el difícil campo de la comunicación y la persuasión política.
La Junta de Andalucía ya ha aprobado dos bajadas de impuestos en lo que va de legislatura y no parece que ello le haya causado problemas de liquidez, más bien todo lo contrario. No por ello sus responsables han perdido la sana costumbre de reclamar al Gobierno central cada vez que consideran que la comunidad sale perjudicada en algún reparto de fondos.
En la última sesión de control, la portavoz de Unidas Podemos, Inmaculada Nieto, le preguntó al presidente, Juanma Moreno, cuyo mandato ha estado marcado por una sucesión de calamidades de hondas repercusiones económicas –la pandemia primero, después la guerra en Ucrania, ahora el paro de transportes, la sequía todo el tiempo y los cuatro infortunios simultáneamente en la última semana-, si está esperando a la caída de un meteorito para inyectar en la economía en forma de ayudas a los más apremiados el superávit de la Administración autnómica.
Pero el Gobierno de la Junta no entiende que la economía se reactive con inyecciones de liquidez, sino reduciendo la carga fiscal. Ambas opciones son igual de legítimas y quienes las defienden pueden exhibir por igual experiencias históricas que las avalan como fórmulas eficientes en algunos casos y rotundos fracasos en otros, aunque una de ellas, la que pone el acento en la bajada de impuestos, gana por goleada a la hora de conseguir validación mediática.
Desde que Vox decidió cambiar de estrategia en Andalucía y retiró al Gobierno de la Junta su apoyo parlamentario, Juanma Moreno es objeto de críticas desde los escaños a su derecha. Recibe continuamente acusaciones de tener algo parecido a un alma socialista, lo que para los valores Vox equivale a una acusación de herejía en los tiempos de la Inquisición. Sustentan esta acusación en la firmeza con la que Moreno defiende la denuncia de la violencia machista, en su negativa a renegar de las políticas internacionales contra el cambio climático, en su convicción europeísta o en su resistencia a sospechar de todos los trabajadores contratados en cualquier organismo autonómico entre 1980 y 2018. Sin embargo, en conceptos económicos el presidente de la Junta no puede ser acusado de estar siquiera medio grado escorado a la izquierda. Vox tiene en ese terreno escaso espacio para el desgaste.
El pasado jueves, en la misma sesión de control, Moreno anunció las medidas que el Gobierno andaluz pondrá en marcha para socorrer a algunos de los sectores más afectados por la subida de los carburantes y que se ajustan a la fórmula universal de reducción de carga fiscal. Se eximirá durante tres meses a los pescadores andaluces del pago de tasas portuarias y pesqueras y se compensará al sector agrario por las tasas de servicios facultativos agronómicos y veterinarios y por los servicios de laboratorio agroganaderos,
La bajada de impuestos –o en esta caso de tasas- como medicina para todos los males no es sólo algo que la Junta aplica. También forma parte de sus reclamos permanentes al Gobierno central, aunque éste sea de signo contrario. En el último pleno, el Grupo Popular presentó una proposición no de ley para que el Parlamento se pronunciara en contra de la armonización fiscal impulsada por el Gobierno. En el debate, el portavoz socialista en asuntos económicos, Antonio Ramírez de Arellano, advirtió de que en la propuesta de un nuevo sistema de financiación aprobada por el Parlamento en la anterior legislatura ya hubo un pronunciamento en favor de la armonización, pero la popular Loles López no se inmutó. «Para ustedes armonizar es subir impuestos, para nosotros es bajarlos», le respondió.
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