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Rafael Escuredo y Clavero Arévalo, en una imagen de 1998. OLGA LABRADOR / EFE
El andalucismo y el 28 de Febrero, un relato histórico en disputa

El andalucismo y el 28 de Febrero, un relato histórico en disputa

La contienda entre el PSOE y el PP por ocupar el lugar central en la política andaluza pone bajo el foco el papel de los protagonistas de la gesta autonómica

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Lunes, 28 de febrero 2022, 00:14

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La conmemoración del 28 de Febrero encuentra al PSOE y al Partido Popular confrontando por un terreno esencial para sus proyectos políticos. El andalucismo se ha convertido en un espacio en disputa y los dos principales partidos de la comunidad saben que libran ahí una batalla trascendente.

Los socialistas se ha encontrado con la horma de sus zapatos. Durante más de tres décadas construyeron su estrategia política sobre la base de la identificación con el territorio y la parte fundamental de su discurso, sobre la defensa de los derechos de Andalucía, especialmente cuando había en Madrid un gobierno central de signo opuesto con el que confrontar. Pero ya no están solos en ese territorio.

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Desde su llegada al poder, y especialmente desde que en noviembre del año pasado Juanma Moreno presentara en el congreso regional del PP las grandes líneas estratégicas de su proyecto político, el Partido Popular se ha lanzado con decisión a ocupar ese lugar de partido identificado con Andalucía que durante décadas monopolizó el PSOE.

La nueva celebración del Día de Andalucía encuentra a los dos principales partidos de la comunidad batallando por ese espacio con todas las fuerzas a su alcance.

Como toda disputa política de hondo calado, la batalla cultural juega un papel determinante. En este caso, la confrontación se da en el terreno de la historia. Más concretamente en el relato construido desde cada lado para explicar cómo fue el proceso de conquista de la autonomía y cuáles son los protagonistas que deben ser considerados referentes principales de ese episodio histórico fundamental. Se trata de un asunto en el que el Partido Popular, desde la atalaya privilegiada del Palacio de San Telmo, ya no admite el monopolio de la izquierda.

El PSOE y el resto de las fuerzas de la izquierda, especialmente el Partido Comunista, fueron determinantes en aquel momento, tanto en las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977 como en el referéndum de 28 de Febrero de 1980, cuando se votó por una amplia mayoría que Andalucía accediera al autogobierno en igualdad de condiciones con las llamadas nacionalidades históricas. Los socialistas Plácido Fernández Viagas y Rafael Escuredo, presidentes andaluces en la génesis de la autonomía, siempre fueron considerados los principales protagonistas de aquel proceso fundacional que consiguió el autogobierno e impidió que prosperara el proyecto de la España de dos velocidades que se impulsaba desde el Gobierno de Adolfo Suárez.

El centroderecha político andaluz pagó durante años la posición reactiva que tanto la UCD como Alianza Popular mantuvieron en aquellos momentos decisivos para la historia de la comunidad. Otros, como el Partido Andalucista, pagaron con la desaparición una factura más cara aún.

Pero la deuda ya ha sido saldada y el PP no está dispuesto a dejar que la reivindicación de la autonomía plena siga siendo monopolio de la izquierda. Tiene su posición actual, como garante de los derechos de Andalucía desde la Junta frente a los agravios -reales o supuestos- del Gobierno central. Y tiene también un referente histórico perteneciente a su espacio ideológico: Manuel Clavero Arévalo.

El Gobierno andaluz lleva ya tiempo poniendo en valor la figura de este ministro del primer gobierno de Suárez a quien se considera el creador de las preautonomías y que protagonizó un renunciamiento histórico al dimitir de su cargo para hacer campaña por el Sí en el referéndum del 28F, un posicionamiento al que se oponía con rotundidad el gobierno al que pertenecía. De todas las figuras del centroderecha de aquella época, Clavero Arévalo fue el único que adoptó una posición clara en favor del autogobierno. Le costó una dimisión y el final de su carrera política, pero le valió un reconocimiento unánime que aún perdura en todo el arco ideológico.

Desde su llegada al Gobierno de la Junta, Juanma Moreno siempre consideró a Clavero como un referente de su proyecto político y lo glosó como el padre de la Andalucía moderna. Por ese motivo, el Gobierno andaluz creó una medalla con su nombre -una de las distinciones que se entregan en el Día de Andalucía y que en su primera edición se concedió a Escuredo- y en junio del año pasado, cuando el exministro, que nunca ocupó cargos ni ejecutivos ni legislativos a nivel autonómico, falleció, fue velado en el Parlamento con todos los honores.

El pasado lunes, en la antesala de la celebración del 28F, se le rindió un nuevo homenaje dando su nombre al salón donde se reúne cada semana el Consejo de Gobierno. En ese acto, al que asistió el expresidente socialista José Rodríguez de la Borbolla, Juanma Moreno se refirió a él como «el padre de la autonomía andaluza».

En el PSOE, donde la figura de Clavero Arévalo es sumamente respetada -de hecho, muchos dirigentes históricos socialistas fueron alumnos suyos- estas continuas referencias excluyentes sobre su paternidad en el proceso autonómico han causado escozor. Los socialistas consideran que hay un intento por parte del PP de «reescribir la historia», borrando el protagonismo de la izquierda en el proceso autonómico y descalificando todo el periodo del PSOE al frente del Gobierno andaluz. El ostracismo de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán juega a favor de esta operación.

Esta confrontación no podía esperar y el Grupo Socialista la llevó el pasado jueves al Parlamento con una Proposición no de Ley que exigía un reconocimiento expreso a Fernández Viagas y Escuredo «por su impagable aportación a la consecución de la máxima autonomía para Andalucía». Aunque este punto fue aprobado con el apoyo de todos los grupos salvo Vox -que reniega de la autonomía-, el PP reprochó que no se mencionara a Clavero Arévalo en la moción, que calificaron de excluyente y sectaria. El debate fue bronco.

Los socialistas incluyeron en la propuesta otros puntos en los que se criticaba con dureza la actual gestión de la Junta y se instaba al Consejo de Gobierno a que incluyera en los planes educativos «materias que reflejen el relato real de la lucha de nuestro pueblo por su autonomía y el papel que desempeñaron las distintas fuerzas políticas en su consecución». También se reclamaba que se remita a todos los centros públicos y concertados «información exacta de los hitos básicos de la historia reciente de nuestro pueblo». Estas propuestas fueron rechazadas.

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