Juan Ignacio Vidarte: «Andaluces y vascos solemos compartir una actitud vitalista ante el mundo»

¿Qué cree que es lo peor de Andalucía también desde el punto de vista cultural?

Aun a riesgo de pecar de imprudente opinando desde la distancia sobre una realidad que conozco solo muy superficialmente, me parece que lo peor podría ser el riesgo, al que no somos por cierto nada ajenos por aquí en el País Vasco, de caer en un cierto ensimismamiento y lo que conlleva de ausencia de perspectivas más universales.

¿En qué cree que necesita mejorar la escena cultural andaluza?

Andalucía es un destino cultural fantástico. En la actualidad me parece que existe un creciente interés por la cultura y se le está prestando enorme atención al impulso de instituciones que enriquecen la oferta, complementan el patrimonio, lo hacen más visible e integran nuevas facetas. Y, en concreto, Málaga es un ejemplo de cómo una ciudad ha sabido transformarse utilizando la cultura como instrumento de desarrollo.  

Y más allá del ámbito cultural, ¿cómo ve a los andaluces y a la comunidad?

En este caso y por mi experiencia personal, el tópico de su carácter extrovertido y alegre, de que los andaluces son acogedores y hacen sentirse cómodo entre ellos a cualquiera que les visite se cumple. Y a pesar de las diferencias aparentes, andaluces y vascos solemos compartir una actitud vitalista ante el mundo que hace que habitualmente nos llevemos muy bien y suela darse mucha simpatía entre nosotros.