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Más de diez mujeres participaron en esta actividad gratuita del Museo Thyssen de Málaga. Sur
Acción Solidaria con la Cultura

Pies descalzos y mente desnuda entre las salas del Thyssen

La actividad de la pinacoteca malagueña, 'El cuerpo en el centro', reúne a más de diez mujeres para activar el conocimiento a través de los movimientos bajo la coordinación de la bailarina y coreógrafa Vanessa López

Lunes, 19 de mayo 2025, 00:14

Quién se iba a imaginar que en el Thyssen pasearía y bailaría libremente un grupo de personas descalzas. Pues eso ha pasado en el museo malagueño con 'Cuerpo en el centro', actividad que reunió a más de diez mujeres que forman parte de la comunidad educativa. Esta iniciativa tuvo como objetivo activar el conocimiento a través de los movimientos. Todo bajo la coordinación de la bailarina y coreógrafa Vanessa López, que condujo al grupo durante cuatro sesiones para vivir algo que definen como inolvidable. «Cada día era algo que descubrir, era ir más allá. A mí, que me cuesta tener contacto y que invadan mi espacio, esto me regaló la sensación de sentirme libre», explica una de las participantes, Ana Ortega López.

En esta actividad gratuita, el museo quería «brindar la posibilidad de explorar diferentes maneras de colocar el cuerpo en el centro y relacionarlo con las normas, los espacios y las representaciones». Y lograron que para las asistentes fuese una actividad a la que «habría que volver» y recomiendan a todo el público, «tenga la edad que tenga». «Esto no lo había visto antes en ningún museo, no lo había hecho nunca y me parecería una buena idea que volvieran a repetirla, no sólo para personas adultas, sino para los niños también», cuenta su experiencia Nani Aguilar Barriga, que estuvo presente en la actividad. Esta iniciativa pertenece a 'Co-laboratorio', uno de los proyectos que se enmarca dentro del Programa Educativo del Museo Thyssen de Málaga, que cuenta con la colaboración de La Caixa.

«En los planes educativos actuales, el cuerpo sigue siendo un actor secundario. Algunas materias como la Educación Física o diferentes disciplinas de la danza, se ocupan de profundizar y potenciar la capacidad física y expresiva del cuerpo. Sin embargo, lo que este genera o es capaz de generar, no se observa como una forma de conocimiento similar en valor al que propicia la capacidad intelectual», detallan desde la pinacoteca malagueña al profundizar en la actividad, que estuvo dividida en cuatro sesiones en cuatro jornadas distintas: primero, 'Cuerpo y norma'; siguieron por 'Cuerpo y espacio'; continuaron con 'Cuerpo e imagen'; y culminó con 'Cuerpo y emoción'.

«¿Cómo podemos colocar al cuerpo en el centro de la experiencia en el museo a partir de las emociones experimentadas?», cuestionan en la actividad. Pues Ana Ortega López, que lo vivió en primera persona, profundiza y reflexiona en la respuesta: «Se veían las obras de arte desde otra perspectiva porque ya aprendes a contemplarlas desde la emoción y buscas más allá de un cuadro colgado en la pared. Me impactó mucho que cuando nos trasladamos a trabajar en una sala más oscura, ese espacio nos hizo como bailar hacia dentro, haciendo movimientos en el centro para expandir las emociones».

Acompañadas por la coreógrafa Vanessa López y las educadoras del Thyssen de Málaga, se trató la inteligencia corporal a través del movimiento, la coordinación, la rítmica, la espacialidad, la flexibilidad, la agilidad y la velocidad. «Primero sentíamos la cabeza, luego los brazos, aprendimos a identificar el movimiento y agregarlo para luego recorrer descalzas el museo al ritmo de la música», cuenta Ana Ortega.

Dentro del ascensor

Entre tantas anécdotas que dejó para el recuerdo esta actividad, las asistentes apuntan que «los visitantes del museo no sabían si éramos parte de un equipo de baile o artistas del museo». Pero en lo más significativo estuvo la escena en el ascensor: «Hicimos varios viajes en el ascensor y la norma era que cuando parásemos en alguna planta, nos teníamos que quedar con el cuerpo paralizado. En una de ellas, una mujer quiso subirse y se unió a nosotras para vivir el momento. Hizo varios viajes en el ascensor con nosotras para experimentar también sus movimientos», cuentan las participantes.

Si Nani Aguilar Barriga quiere repetir esta actividad, es porque realmente sintió que estaba viviendo un momento especial. «Lo que hizo Vanessa López fue muy interesante porque, normalmente, con el tipo de vida que llevamos de prisas nos olvidamos conectar con los demás e incluso con nosotros mismos. Este tipo de actividades logran que conectemos con nuestro cuerpo a través del movimiento, el baile, las miradas...».

'El cuerpo en el centro' dejó a sus asistentes descalzas pero también con la mente desnuda y en blanco para dejarse llevar por la intuición de su cuerpo con movimientos libres en el museo.

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