Acordes de la memoria
Rescatan del olvido el pasodoble 'Montejaque', una historia de amor escrita en 1937. Le han compuesto la música para que lo inteprete la banda del pueblo
JOSÉ MIGUEL AGUILAR
Lunes, 12 de enero 2009, 15:11
Una historia de amor hecha canción, una pasión desenfrenada convertida en leyenda, una melodía con letra inolvidable. Fue tal la intensidad de esta relación, ... la de Guillermina Sánchez Sánchez y Ramón Núñez de Castro y Candil, que ni el tiempo ha podido con la memoria de un pueblo. Setenta años después el pasodoble 'Montejaque' fue rescatado del olvido e interpretado por la Banda Municipal de la localidad de la Serranía gracias al interés de muchos vecinos por recuperar esta pieza de enorme calado y significado.
Corría el año 1937, época convulsa para el país y para una pareja predestinada a no juntar sus destinos. Guillermina amaba a un hombre de ideales políticos diferentes a los de su familia; Ramón se sentía correspondido y quiso agradecerle su dedicación de manera especial -luego felizmente casados-. Los separaba un mundo y los barrotes de la prisión de El Puerto de Santa María. Él estaba preso por ser 'rojo' y «le tallaba a mi tía piezas en madera, era muy romántico», cuenta Rafael Sánchez, sobrino de Guillermina y custodio de su secreto: en una cajita cerrada con lazo estaba depositada la melodía.
Ramón Núñez le encargó a dos compañeros de celda una canción para Guillermina: Luis de Garay puso la letra y Ramón Perlas la música. Había nacido 'Montejaque', un pasodoble escrito para orquestina en 1937, hasta que en 2008 Alonso Rodríguez Benítez realizó el guión para que la Banda del pueblo pudiera interpretarlo. En tres semanas surgió una obra de arte: «Escribí el guión con la melodía, le metí armonía, el acompañamiento y el contrapunto para luego repartirlo entre las distintas cuerdas, hasta 21 instrumentos», relata este apasionado de los acordes, autodidacta, que lleva 52 años revestido por el don de la música. Funcionario jubilado, ahora está dedicado a la Academia Municipal de Cortes de la Frontera, de donde es natural.
Trío de directores
Don Alonso, como es conocido en el pueblo, iba a diario a Montejaque para poner en marcha una banda de música. De eso hace 25 años, y cuenta con pena su disolución, pero narra con alegría cómo de ese germen salió el fruto de la actual, dirigida por tres antiguos alumnos, Alonso Martel, Pilar Alza y Manuel Orellana, que ponen todo el empeño para que esta aventura no se tuerza como hace dos décadas.
«El Ayuntamiento nos está ayudando mucho. De hecho, fue el alcalde, Miguel Alza, el que un buen día, cuando nos presentamos cuatro a tocar el himno de Andalucía un 28 de febrero, nos animó a empezar de nuevo, a crear otra banda, a devolver la ilusión a un pueblo que siente la música de manera especial», cuenta Orellana, sentado junto a Manuel Montes, el más veterano, con 63 años -la Banda cuenta entre sus miembros desde niños de 6 años a personas de más de 60-.
Montes, emigrante que trabajó 33 años en Alemania, se sigue emocionando hoy cuando interpreta alguno de los pasodobles que escuchaba camino de tierra lejana, cuando dejaba atrás la silueta de su pueblo para no volver hasta el año siguiente. Por esas y más razones, cuando en la pasada festividad de Santa Cecilia, patrona de los músicos, sonó el pasodoble 'Montejaque' en la iglesia de Santiago el Mayor de la localidad, la emoción embargaba a muchos, tanto de la banda de música como del pueblo.
Era la culminación a dos años de estudio, primero de solfeo, luego de perfeccionamiento del instrumento. Era convertir el sueño en realidad, «porque muchos habíamos escuchado el pasodoble a las mujeres del pueblo, una letra pegadiza, y cuando averiguamos que Rafael, el sobrino de Guillermina, tenía la partitura, todos tuvimos claro que queríamos interpretarlo», rememora Manuel Orellana, que en estos momentos agradece la insistencia de varias vecinas que se empeñaban en demostrar que esa canción existía -«llegó un momento en que parecía un pasodoble fantasma, pues todo el mundo hablaba de él pero nadie sabía dónde estaba»-; la colaboración de la concejala Pilar Guzmán, «de la que todo son facilidades para que sigamos adelante, desde el desembolso de 36.000 euros para la compra de instrumentos, hasta cualquier cosa que necesitemos», y de tanta gente que ha hecho posible que la historia conserve la memoria.
Hoy 'Montejaque' es ensayado una y otra vez cada jueves y viernes por estos 80 músicos -«llegaron a apuntarse más de cien»- que dejan el pueblo semivacío cuando acuden a la Casa de la Cultura con sus instrumentos -«la mayoría se ha comprado ya el suyo», apuntan Orellana y Montes- y por las calles resuena ese pasodoble surgido de una historia de amor, la de Guillermina y Ramón, que el tiempo no ha podido borrar. Son los acordes de la memoria. LETRA DEL PASODOBLE
(I) Desgrana una guitarra
sus dulces melodías
sus quejas tan 'sentías'
de anhelo y de pasión
y sus dolientes sones
nostálgicos y tiernos
no son más que los ecos
de un triste corazón.
Del mío que te añora
del mío que te quiere
y que de amores muere
¡tan lejos hoy de ti!
Del mío que atesora
en el fondo 'escondío'
el sueño 'floresío'
de amor que tengo allí.
(II) Mujer de Montejaque
bravía y cariñosa
estrella luminosa
de un cielo de ilusión
tú llevas en el alma
muy pura y 'encendía'
la llama 'escondía'
de tierna y fiel pasión.
Por eso en Montejaque
dichoso yo quisiera
hallar la compañera
del nido de mi hogar.
Y verme aprisionado
por los sedeños lazos
de sus amantes brazos
por una 'eterniá'
(fandanguillo)
No olvidarte te juré
en la calle de la yedra
no olvidarte te juré
cuando vuelva yo a tu vera
contigo me casaré
hermosa montejaqueña
(estribillo)
Presito mi corazón
en Montejaque se queda
presito mi corazón.
Por una montejaqueña
todo mieles y pasión
como el alma malagueña.
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