Málaga es cada vez más tropical: las mínimas de noche ya no bajan de 20 grados en verano
En julio y agosto ha habido cinco madrugadas que se consideran «ecuatoriales o tórridas», en las que el termómetro superó los 25 grados
La temperatura media de las noches en el Caribe oscila entre 20 y 25 grados, aproximadamente, según reflejan los datos meteorológicos de esa región americana. ... Pues estos son los mismos valores que da Málaga y la Costa del Sol casi todos los días durante los meses de verano. De hecho, en julio y agosto sólo ha habido dos ocasiones en las que el termómetro bajó de los 20, y en ambas se quedó rozando (19,7 y 19,8).
Precisamente, este umbral es el que define las llamadas «noches tropicales», que, como se ve, ya son prácticamente todas durante los meses del verano, según los datos del Centro de Aemet en Málaga, recabados por el divulgador meteorológico José Luis Escudero.
Todavía peor: en este tiempo ha habido ya cinco noches que tuvieron la consideración de «ecuatoriales o tórridas», porque la temperatura no bajó de los 25 grados. En cambio, este año no ha habido ninguna «noche infernal», que es cuando iguala o supera los 30 grados. Aunque hubo un día que estuvo cerca: la del 20 de julio fue la noche mas cálida del año, con 27,1 grados.
Mar caliente
«Las mínimas en verano ya no bajan de los 20 grados», confirma Jesús Riesco, director del Centro Meteorológico de Málaga. En cuanto a las causas, además de las consecuencias del cambio climático, la clave está en la temperatura del agua del mar, ya que las mínimas en el caso del litoral costasoleño están directamente relacionadas con este factor.
«Este año en junio el mar estuvo muy caliente y la temperatura se ha mantenido elevada; entonces, las mínimas no bajan en la costa, pero en muchos puntos de Andalucía tampoco bajan por las noches, como ocurre en el Valle del Guadalquivir».
Esta situación aleja cada vez más a la provincia del tradicional clima mediterráneo y lo acerca a otros, como el citado de Centroamérica. Y no sólo eso: «En junio, julio y agosto prácticamente todas las noches son tropicales, por encima de 20 grados, y cada vez hay más ecuatoriales».
No hay más que ver la temperatura del agua del mar en el Mediterráneo. «En nuestra zona varía mucho por los ponientes y los levantes; pero si miramos a Almería y la zona del mar balear, ahí sí vemos que se está tropicalizando». Las temperaturas del agua están siendo cercanas a los 30 grados.
27,1
grados fue la temperatura mínima más alta, que se alcanzó durante la noche más calida del año, el pasado 20 de julio. Este valor se considera «noche ecuatorial o tórrida», que son aquellas que no bajan de los 25 grados.
Con todo, el experto señala que hay diferencias importantes con otros climas del mundo, y es que esos valores altos se dan sobre todo en la superficie, a diferencia de los mares tropicales, que tienen una capa más profunda con temperaturas igualmente cálidas. Además, la diferencia fundamental es que en otras latitudes esa situación se mantiene todo el año, mientras que aquí, de momento, sólo ocurre en pleno verano.
Sobrecoste energético
Enrique Salvo, director de la Cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga (UMA), llama la atención sobre el hecho de que las temperaturas mínimas este verano han sido incluso superiores en el Centro de la ciudad, según el termómetro ubicado en el puerto. «Vamos hacia una fuerte tropicalización, que supone un sobrecoste a todos los efectos, y lo primero es el consumo eléctrico», advierte el investigador.
A ello, añade el desgaste que el calor produce tanto en los seres humanos como de los animales y vegetales, por la llamada «fatiga biológica». No en vano, está aumentando la mortandad, sobre todo ancianos y personas con patologías previas. Otro problema grave es el calentamiento del suelo, que no consigue el refresco nocturno que había antiguamente, a excepción de los pocos episodios de taró (como el que hubo el pasado fin de semana).
«Este año apenas hemos tenido refresco marino y eso lleva a unas condiciones de noches tropicales que suponen un tremendo desgaste para todos los organismos vivos. Esto tiene una repercusión a nivel de funcionamiento humano, porque no se descansa igual, y por los efectos secundarios de los aires acondicionados en cuando al desarrollo de enfermedades respiratorias».
Más calor en el Centro
José Luis Escudero, divulgador de la meteorología malagueña, a través de su blog Tormentas y Rayos (en SUR.es), refleja en primera persona el cambio en cuanto a las temperaturas nocturnas que ha experimentado la ciudad en el último medio siglo. «Con diez años iba con mis padres al cine de verano, y me acuerdo que siempre me decían que me llevara una rebequilla... Antes refrescaba por las noches de forma habitual, y de hecho la media de las mínimas es la que más ha subido desde 1974».
El investigador pone el foco en las mínimas tan elevadas que ha registrado el termómetro del puerto, que refleja la situación que se vive en el Centro de la ciudad, tanto por el efecto de la llamada «isla de calor urbano» como porque el agua del mar ha estado muy caliente. De hecho, esta marcó en junio su récord histórico para ese mes, con 25,7 grados.
Para comparar, en julio la media de las mínimas en la zona portuaria ha sido de 23,3 grados, mientras que la del aeropuerto fue más baja: 22,6. «Las noches son más cálidas en el Centro que en la periferia», confirma. Igualmente, en agosto la media nocturna en las terminales fue de 22,9, mientras que en el puerto se elevó hasta los 23,8: casi un grado más.
Nuevo récord de temperatura en verano en la provincia
El verano que está a punto de terminar ha sido en la provincia el más caluroso desde que comenzaron este tipo de registros meteorológicos históricos, en 1961. La media provincial ha sido de 26,6 grados, esto es, dos grados por encima del periodo que se toma como referencia (1991-2020). «Este es el valor más alto de la serie desde que hay datos en rejilla, empatado con 2023», afirma el director del Centro Meteorológico de Málaga, Jesús Riesco.
Por tanto, las temperaturas han sido de récord y la estación estival ha tenido la calificación de «extraordinariamente cálida». A los años 2025 y 2023 (que tuvieron los mismos valores), le siguen de cerca 2024 y 2020. No se puede perder de vista que todos los veranos más calurosos desde que hay registros se han producido entre la segunda y la tercera décadas del siglo XXI, lo que apunta a una aceleración del calentamiento global.
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