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B. HERRERO
Sábado, 28 de julio 2007, 03:59
Gabriel Cisneros, vicepresidente tercero del Congreso, diputado del PP y ponente de la Constitución, falleció en la noche del jueves, a los 66 años de edad, en Murcia, víctima de un cáncer de hígado que padecía desde hacía tiempo. Figura clave de la Transición y democracia española, consideraba que la redacción de la Carta Magna fue «lo más importante» que hizo a lo largo de fructífera vida política. La capilla ardiente con sus restos mortales quedó instalada ayer, por petición propia y por primera vez en la historia de la democracia, en el Congreso de los Diputados.
Casado y con tres hijos, fue uno de los siete miembros de la Ponencia Constitucional encargada de redactar la Carta Magna en 1978. Hombre firme en la defensa de sus valores, contribuyó con su espíritu conciliador a la formulación y redacción de la Norma Fundamental que asentaría la democracia en nuestro país y llevaría a la sociedad española hasta la madurez política. Este «honor sorprendente e inmerecido», según sus palabras, supuso «la culminación de un sueño».
Pasión y rigor
Diputado durante las dos primeras legislaturas por UCD -anteriormente fue procurador en las Cortes franquistas-, su buen hacer parlamentario estuvo siempre aderezado con la pasión y el rigor que demostró en cuantas tareas se le encomendaron. Miembro de la Ponencia encargada del estudio del Estatuto vasco, ETA le puso a la cabeza de su lista de «distinguidos enemigos». El 3 de julio de 1979, dos pistoleros de la banda terrorista trataron de secuestrarle cuando se dirigía hacia su casa. Tras un forcejeo, Cisneros logró escapar, aunque fue herido de gravedad en el estómago y en la pierna izquierda. Pasado aquel trágico episodio, supo mantenerse firme y consecuente en todo momento en la lucha contra la amenaza de ETA.
Diputados de todos los grupos parlamentarios rindieron ayer homenaje a Gabriel Cisneros en la capilla ardiente instalada en el Congreso. El presidente de la Cámara Baja, Manuel Marín; su vicepresidenta, Carmen Calvo y la diputada del PP , Celia Villalobos, acompañaron durante toda la tarde el cuerpo del diputado popular, que llegó a Madrid hacia la media tarde de ayer, desde Murcia, donde el veterano político pasó sus últimos días.
El velatorio quedó instalado en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, y permanecerá abierto toda la noche, por deseo expreso de su familia. Hasta la que fue, durante décadas, la segunda casa del ponente constitucional han llegado ya gran cantidad de coronas de flores. La primera, enviada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Cisneros era un hombre muy querido en el Congreso y prueba de ello fueron las muestras de afecto demostradas a sus dos hijas por los políticos de distinto signo que ayer se acercaron a darle su último adiós. Entre las más emocionadas estuvo la ministra de Vivienda, Carmen Chacón, quien bañada en lágrimas recordó su trabajo codo con codo en la Mesa del Congreso desde ideologías opuestas.
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