Ruiz de Luna deja su impronta en la ciudad
Tras medio siglo dedicada a la artesanía, la ceramista de Talavera de la Reina continúa con su sobrino la saga de artistas iniciada por su abuelo en 1908 La artista da forma y color a los bancos de los jardines de Pedro Luis Alonso
NOEMI R.NAVAS nrodriguez@diariosur.es
Sábado, 3 de agosto 2013, 15:55
Se jubiló el año pasado pero no quiere ni oír hablar de colgar las botas, o mejor dicho, los pinceles y el torno con los que hace medio siglo da forma a las creaciones de arcilla que marcaron su infancia. La afición le viene de familia. Su taller de la calle Bodegueros conserva intacto el desorden y la magia de un lugar donde cada figura tiene sello propio. «Es difícil encontrar dos iguales, la artesanía tiene eso, cada pieza es única. El local lleva décadas así, lo que hace de él un rincón enigmático. Me encanta estar aquí», comenta Amparo Ruiz de Luna. Hija y nieta de artistas de la cerámica se esfuerza por mantener vivo el arte del barro, en el que es pionera al conjugar la tradición talaverana de sus antepasados con las tendencias actuales.
«Como otros sectores la artesanía no pasa un buen momento, por eso es importante renovarse. Eso tratamos de hacer cuando hay rachas flojas de encargos, inventar cosas que puedan resultar atractivas a particulares y empresas», explica la creadora. Aunque su trayectoria se caracteriza por promocionar las raíces populares de la cerámica popular de Talavera de la Reina, Ruiz de Luna apostó por investigar el arte de nuestro tiempo a través de las formas, los colores y el esmalte.
«Fue mi abuelo Juan en 1908 quien resurgió la famosa cerámica de Talavera, desaparecida con la Guerra de la Independencia. En 1962 decide continuar su obra en Málaga con mi padre, en este taller que él mismo construyó, donde ahora seguimos la tradición mi sobrino Carlos y yo, tercera y cuarta generación de la saga», relata. Amparo pasa las horas dando forma a relieves de arcilla antes de pasarlos por un horno que alcanza los mil grados, al tiempo que pinta hermosos murales como los que lucen los bancos de los jardines de Pedro Luis Alonso, recién renovados con una cuidada decoración de nenúfares y pájaros.
El del Ayuntamiento es su más reciente encargo -cuatro bancos-, que compagina realizando jarrones, vajillas y detalles de comuniones a precios asequibles. «No nos queda otra para tener trabajo», afirma, tras señalar que la vida de ceramista es complicada, «da para vivir y poco más, cada pieza requiere horas y horas de elaboración, para mí es vocacional».
La artista plasma en las cerámicas bodegones, paisajes y formas abstractas hechas con una técnica cada vez más depurada, pero confiesa que su debilidad son los belenes. «Son nacimientos de una sola pieza, donde las figuras se van encaramando a una montaña. El modelado es libre al no responder a ningún tipo de encargo, por lo que dan otras posibilidades. Eso me impulsó a especializarme en ese campo», resume Amparo.
Proyección internacional
Sus obras se reparten por medio mundo. Franceses, suizos, chinos y holandeses han mostrado un interés especial por las más tradicionales. Éstas pueden visitarse en museos y colecciones de Madrid, Talavera, Francia y, sobre todo, Málaga, donde se localizan la mayoría.
Entre sus reconocimientos destaca la medalla de oro a las Artes Plásticas del Ateneo de Málaga, el haber diseñado portadas para discos del tenor Alfredo Krauss o el ser nombrada presidenta del gremio de artesanos de Málaga, además de distintos méritos por sus pinturas y cerámicas, como la medalla de la Asociación Cultural Zegrí.
Lejos de pensar en su retiro, Amparo habla con ilusión sobre uno de los encargos más ambiciosos de los últimos años, en el que lleva la voz cantante su sobrino Carlos. «Es una maqueta de barro, a color y en braille del Parque de la Paloma de Benalmádena. Tiene dos metros de ancho y otros dos de largo, por lo que se está configurando por piezas», apunta. En unos meses podrá verse el resultado.
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