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Francisco Jiménez, en la sede de AECC en Málaga. :: A.S.T.
MÁLAGA

«Mi diagnóstico se retrasó porque nadie imaginaba que fuera cáncer de mama»

Un vecino de Fuengirola relata su lucha contra una enfermedad que es en gran parte femenina pero que también puede afectar a los varones

AMANDA SALAZAR

Domingo, 25 de noviembre 2012, 11:33

El cáncer de mama es una rareza en el hombre. Apenas se da en uno de cada cien diagnósticos. Aunque en los últimos años, los cambios en los hábitos de vida han elevado su incidencia hasta el 3 %, y sigue en aumento. Pese a las cifras casi testimoniales, los varones también tienen tejido mamario que puede verse afectado por un carcinoma.

Uno de esos casos tiene nombres y apellidos. Francisco Jiménez (42 años), vecino de Fuengirola, fue operado hace dos años. Le extirparon toda la mama y parte del sistema linfático, que se había visto afectado. Después, tuvo que seguir un tratamiento de quimioterapia y radioterapia.

Pero hasta que le diagnosticaron el carcinoma, pasaron casi tres años. «El problema de que sea una enfermedad mayoritariamente femenina es que a los médicos no se les ocurrió pensar que podía ser cáncer de mama», señala. Según denuncia, ese retraso en la detección hizo que el tratamiento fuese más agresivo.

Según explica Jiménez, acudió al médico por primera vez cuando se detectó junto al pezón del pecho izquierdo un pequeño bulto. Su doctora le restó importancia y le dijo que sería una acumulación de grasa. Un año más tarde, empezó a sentir dolor en la zona. Sin embargo, la alarma surgió tiempo después, subido en una bicicleta de montaña, a la que es muy aficionado. «Estaba participando en la prueba de los 101 kilómetros de Ronda y sentí un fuerte pinchazo en el pecho que me hizo caer de la bicicleta», recuerda.

Importancia de la prevención

Decidió acudir de nuevo al médico y, ésta vez sí, el facultativo que le vio le dijo que había una posibilidad de que se tratara de un cáncer de mama. «No sabía mucho del cáncer de mama porque supongo que no te detienes tanto en algo que supuestamente no te puede afectar», reconoce. Por eso, incide en la importancia de la prevención, también en los hombres, y del diagnóstico precoz. «Le diría a cualquier persona que pueda estar en una situación similar que busquen una segunda opinión si piensan que puede haber algo más», dice.

Ahora, sigue realizándose controles cada seis meses. Asegura que la actitud con la que ha vivido la enfermedad le ha ayudado mucho. «Después de recibir la carta con los resultados de la prueba de punción, le pedí a mi mujer y al amigo que me acompañaban quince minutos a solas para asimilarlo; luego decidí que esto no me iba a quitar la sonrisa», dice. Una actitud positiva que también ha reforzado gracias al carácter de los médicos, psicólogos y enfermeras que trabajan en la unidad de Oncología del hospital Costa del Sol.

Y esto, a pesar de que laboralmente se vio muy afectado. Jiménez trabajaba como consultor informático autónomo y cuando le dijeron que tenía cáncer, estaba a punto de firmar un contrato para asesorar al Tribunal Constitucional. «Tu vida se paraliza; y tengo claro que para mí la mastectomía o la pérdida de pelo no ha sido tan dramática como puede serlo para una mujer, que puede ver afectada su feminidad», dice.

Jiménez critica la poca información que se da a los pacientes recién operados. «A mí nadie me dijo, por ejemplo, que no podía coger peso con el brazo izquierdo; el médico solo me dijo que a la semana empezase a moverlo, así que yo me cogí mis pesas de cinco kilos y empecé poco a poco a ejercitarlo pensando que sería bueno para la recuperación», recuerda.

En este sentido, dice que fue una suerte que su médico de cabecera le derivase a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), donde le han dado mucho apoyo. «Estamos recibiendo algunos casos de hombres con cáncer de mama; los varones también tienen que estar alerta, sobre todo si tienen antecedentes familiares», dice Felisa Rodero, directora del Centro de Prevención del Cáncer de Málaga.

Afortunadamente, no se le ha desarrollado el linfedema o hinchazón del brazo debido a que, al extirpar los ganglios linfáticos, se eliminan también las vías para expulsar toxinas en esa zona del cuerpo. «Solo uso un vendaje de compresión cuando subo a un avión», asegura.

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