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Varios refugiados descansan en Tatabanya, 57 kilómetros al oeste de Budapest.
Austria y Alemania dan luz verde a la llegada de refugiados

Austria y Alemania dan luz verde a la llegada de refugiados

Berlín y Viena permitirán la entrada y/o el paso de los cientos de refugiados, en su mayoría provenientes de países en conflicto, que se dirigen en Hungría hacia la frontera austríaca, como una medida excepcional

agencias

Viernes, 4 de septiembre 2015, 10:47

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Alemania y Austria permitirán la entrada y/o el paso de los cientos de refugiados, en su mayoría provenientes de países en conflicto, que se dirigen en Hungría hacia la frontera austríaca, como una medida excepcional.

Así lo ha anunciado hoy el canciller federal de Austria, el socialdemócrata Werner Faymann, tras haber hablado con su homólogo húngaro, Viktor Orbán, según informa la agencia austríaca APA.

La decisión, acordada en coordinación con la canciller de Alemania, la democristiana Angela Merkel, ha sido tomada "por la situación de necesidad en la frontera húngara".

"Al mismo tiempo esperamos de Hungría la disponibilidad a resolver los problemas que persisten de acuerdo con el reparto justo de refugiados y el mecanismo para emergencia a los que aspira la Comisión Europea, y a los que contribuimos hoy", ha señalado Faymann.

El jefe del gobierno austríaco ha aludido así a la negativa del gobierno de Orbán a aceptar cuotas obligatorias en un reparto de refugiados en toda la Unión Europea, un rechazo que comparte con los gobiernos de la República Checa, Eslovaquia y Polonia.

Mientras, en la frontera austro-húngara se espera la llegada de miles de refugiados en las próximas horas, pues hacia la 01.00 hora local (23.00 GMT del día 4) estaban partiendo en autobuses desde la estación de trenes Keleti de Budapest y desde un punto de la autopista húngara M1, aproximadamente a 27 kilómetros de la capital.

Allí habían parado para descansar los más de miles de refugiados que habían partido de Keleti hacia el mediodía para intentar llegar a pie a la frontera occidental de Hungría, después de haber pasado días esperando en Budapest poder salir hacia Alemania en un tren.

Previamente, una larga columna formada por centenares de refugiados, posiblemente más de mil, ha salido andando de Budapest en dirección a la frontera de Austria, situada a más de 200 kilómetros de distancia.

La marcha se ha detenido en la autopista M1, a unos 27 kilómetros de la capital húngara, para dormir y esperar a los autobuses prometidos por el Gobierno magiar. Solo unos pocos tienen la suerte de disponer de una manta para taparse, según pudo constatar Efe en la autopista, cerca de la localidad de Herceghalom.

En los últimos días el lema de las protestas era "libertad, libertad", para demandar que les dejaran embarcar en un tren rumbo a Alemania, y hoy una multitud de refugiados ha hecho uso de esa palabra echándose a la carretera. "Iremos andando, no hacemos mal a nadie, no somos criminales. Sólo quiero llegar a algún país en el que pueda terminar mis estudios", explicaba Nasir al Omar, que estudiaba Arte y Literatura en la universidad siria de Alepo.

Los jóvenes son mayoría pero hay también familias enteras con niños y bebés, que llevaban días acampados en la estación de trenes Keleti de Budapest en unas condiciones miserables, sólo asistidos por un grupo de voluntarios húngaros. Algunos mostraban fotografías de la canciller alemana, Angela Merkel, y hacían el signo de la victoria a los boquiabiertos turistas que se encontraban por el centro de Budapest.

Muchos húngaros sacaban fotos de la marcha, les jaleaban o les saludaban con la mano desde las calles, mientras que los refugiados se daban ánimos a gritos de "yala, yala" ("vamos, vamos", en árabe) o "Go, go", ("venga, venga, en inglés). "Si tuviera una hija le pondría Merkel", decía uno de ellos, un kurdo de Siria que no quiso dar su nombre.

"Somos ya casi una familia"

Casi al frente de la columna iba un hombre en silla de ruedas que despertó el interés de numerosos fotógrafos. Su nombre es Imad, tiene 54 años y es también, como la gran mayoría, de Siria. Un grupo de siete jóvenes, ninguno de ellos familiar suyo, se turnan en el camino desde Grecia para llevarlo a Alemania. "Lo conocimos en Grecia, le dijimos que si quería ir con nosotros a Alemania y desde entonces estamos juntos. Somos ya casi una familia", relata Firas, un joven de 19 años que dice que tuvo que abandonar sus estudios de derecho en Alepo por la guerra. Los jóvenes se van turnando a lo largo de la marcha, empujando la silla de ruedas de Imad, al que describen como un hombre de pocas palabras.

Cuando llegan a una acera, son muchas las manos que se ofrecen para ayudar a subir o bajar el escalón. "La vida es ayudarse unos a otros", afirma Firas. "Ya queda poco, en dos días estaremos en Austria", agrega, y repite la misma frase en árabe en voz alta, para dar ánimos a sus compañeros.

A lo largo de la marcha, numerosos ciudadanos húngaros entregan botellas de agua y galletas a los refugiados. "Tomad, para el camino. Buena suerte", decía en inglés una mujer a la puerta del supermercado al entregar parte de su compra a un grupo de refugiados.

También se ha producido algún incidente con conductores, como cuando un tipo fornido con la cabeza rapada y tatuajes increpó a los refugiados. Después habló desde su coche con un policía, quizá para quejarse por el atasco que estaba creando la marcha.

Principal puerta de entrada

La Policía húngara ha facilitado la salida de la ciudad de los refugiados pactando con quienes encabezaban la marcha y cortando el tráfico en los cruces, sin que se produjera el más mínimo incidente. A medida que la marcha se acercaba a los confines de la ciudad, mayor era la distancia entre la cabeza y la cola de la columna, con algunos obligados a parar a la sombra para recobrar el aliento. Mientras, alrededor de mil personas siguen acampadas en los aledaños de Keleti, esperando que en los próximos días puedan tomar un tren a Alemania.

Más de 160.000 personas han llegado a Hungría en lo que va de año por la denominada ruta de los Balcanes, que tiene en el país centroeuropeo al primer miembro del espacio Schengen.

Retenidos en las vías del tren

Mientras tanto, un refugiado paquistaní ha muerto tras huir de la estación de tren de Bicske y caer desplomado en las vías del tren, según ha informado la Policía, que ha aclarado que no estaba persiguiendo a este grupo, compuesto por unas 350 personas.

Las autoridades mantenían retenidos a unos 800 inmigrantes en la estación, situada a escasas decenas de kilómetros de la capital Budapest. Unas 350 personas escaparon de las instalaciones y, a 800 metros de distancia, un hombre paquistaní falleció sobre las vías. Según la televisión estatal, este refugiado cayó y se golpeó la cabeza.

Por otra parte, refugiados que permanecían en un tren de esta estación han accedido a poner fin a su protesta y a abandonar voluntariamente el convoy donde permanecían atrincherados. Los testigos han visto cómo familias enteras se bajaban el tren para ser llevadas a un campamento cercano.

Fuga de dos campos de acogida

La tensión en el país se ha elevado en las últimas horas. Decenas de inmigrantes y refugiados se han escapado este viernes de dos campos de acogida en Hungría.

Unos 300 inmigrantes y refugiados se han escapado de un centro en Roszke, en la frontera con Serbia y escenario este viernes de enfrentamientos entre inmigrantes y fuerzas antidisturbios, después de que un grupo tirase abajo una de las vallas. La Policía ha iniciado una persecución y se ha cortado el tráfico en una autovía cercana. Entretanto, un grupo de 64 inmigrantes se ha escapado de un centro de recepción cerca de la localidad de Bicske, en el centro del país, según ha informado la agencia nacional MTI.

Nuevas leyes

Mientras aumentaba la tensión, el Parlamento húngaro ha aprobado este viernes una serie de nuevas leyes para controlar el flujo de inmigrantes y refugiados que llegan al país, dando a la Policía más autoridad y fijando duros castigos que incluyen penas de cárcel por entrar de forma ilegal en el país.

Hungría está construyendo una valla a lo largo de su frontera con Serbia, con la esperanza de frenar las llegadas de inmigrantes, después de que decenas de miles, en su mayoría de países como Siria y Afganistán, hayan entrado en el país en los últimos meses.

Sobre este asunto se ha pronunciado hoy la Comisión Europea, que ha reconocido que "sería indeseable" si el primer ministro húngaro, Viktor Orban, cumple su amenaza y construye una nueva valla para frenar la ola de inmigrantes en su frontera con Croacia después la ya levantada en su frontera con Serbia, aunque pueda hacerlo. "Nuestra posición sobre muros ya la hemos dejado clara. No es la solución a largo plazo y envían el mensaje equivocado", ha avisado en rueda de prensa la portavoz de Inmigración e Interior del Ejecutivo comunitario, Natasha Bertaud.

Las nuevas leyes convertirán en delito cruzar o dañar la valla y la entrada ilegal en el país será punible con hasta tres años de cárcel. La nueva ley también hará posible presentar la solicitud de asilo en los pasos fronterizos y permitirá acelerar el procesamiento de la petición. Asimismo, está prevista la creación de "zonas de tránsito" en las que permanecerán los solicitantes de asilo hasta que su petición sea procesada. Aquellos que se nieguen a ello serán deportados.

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