¿Influirá la Navidad en los resultados?

Aunque en España nunca antes se habían celebrado unas generales en diciembre, sí hay precedentes de que las urnas convivieron con las luces navideñas. Los gallegos son quienes más experiencia tienen en votar en estas fechas: el 17 de diciembre de 1989 eligieron como presidente a Manuel Fraga por mayoría absoluta, y el 21 de diciembre de 1980 aprobaron en referéndum su Estatuto de Autonomía.

También se votó en diciembre por los referendos de 1976 y 1978 para aprobar la Ley para la Reforma Política (el 15 de diciembre de 1976) y se ratificó la Constitución (el 6 de diciembre de 1978). En ambos casos, la participación fue muy elevada, el 77,8 y el 67,1%.

Con todo, lo cierto es que la proximidad de las fiestas navideñas confiere a los comicios de mañana unas características singulares. Los ciudadanos irán a votar dos días antes del sorteo de la Lotería de Navidad y cobrada o a punto de cobrar la paga extraordinaria, circunstancias que insufla cierto grado de optimismo.

Sin embargo, la Navidad per se «no puede considerarse una buena o mala influencia para una campaña electoral: lo importante es el contexto en el que se producen las elecciones, y el actual, con nuevos partidos emergentes que hacen percibir la posibilidad real de un cambio, es lo único que va a determinar el resultado del 20-D», advierte Giselle García Hípola, investigadora del departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada y experta en campañas electorales y comunicación política.

Aún así, a su juicio, es cierto que algunas circunstancias asociadas a estas fechas pueden influir no tanto en el partido al que se vota, sino en el nivel de participación electoral. Por ejemplo, el hecho de que las elecciones coincidan con la operación salida de tráfico, cuando millones de personas se encontrarán viajando, sumado a que en muchas comunidades las vacaciones escolares comiencen este viernes, podría disuadir a muchos de ir a votar.

Más universitarios votando

Pero votar en Navidad también puede propiciar que determinados sectores acudan en mayor medida a las urnas que en otras citas electorales. Es el caso de los universitarios, tradicionalmente de voto progresista. La investigadora de la Universidad de Granada apunta que muchos estudiantes «residen en ciudades distintas a donde se encuentran empadronados, y sin embargo con toda probabilidad estarán el 20 de diciembre en sus casas, por lo que lo tendrán más fácil que en otras ocasiones acudir a votar, aunque lo decidan a última hora».

García Hípola cree que hay «muchas señales e indicios» que hacen pensar en un elevado índice de participación para mañana. El voto por correo, por ejemplo, se ha disparado, y el enorme número de solicitudes ha obligado a la Junta Electoral Central a ampliarlo un día más hasta ayer «porque el elector percibe que son unos comicios muy importantes, por la posibilidad de un cambio radical en el mapa político español, y sabe que se juega mucho en ellas».

El hecho de que Rajoy decidiera convocar las elecciones generales en diciembre no es casual, según esta experta. «En primer lugar, la fecha venía determinada porque hace cuatro años ya fueron en noviembre, por lo que no había mucho más margen, pero además existe una clara intencionalidad por parte del partido en el Gobierno de influir en el contexto electoral».

Y es que celebrar elecciones a final de año «permite al PP hacer balance, al igual que hacen muchos españoles en estas fechas, y que sus logros no se vean tanto en clave electoral, sino casi navideña: es el momento de pensar en qué hemos hecho bien y mal, y lanzar nuestros buenos deseos y mejores intenciones para el futuro».

En este sentido, la investigadora García Hípola considera muy acertada esta estrategia de los populares desde un punto de vista político, al igual que la de los partidos de izquierda, principalmente Podemos, «que han centrado su campaña en pedir a los españoles que no olviden todo el daño y los recortes que, a su juicio, ha hecho el Gobierno de Rajoy».