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SEMBLANZA

Su mejor obra era él mismo

SALVADOR MORENO PERALTA

Sábado, 23 de agosto 2008, 03:08

AUNQUE volquemos los sentidos sobre el teclado del ordenador, es con la cabeza con lo que se escribe. Pero no se puede mantener la cabeza ... aplomada cuando lo que se teclea es la necrológica de un amigo del alma, pues no hay riendas que la embriden cuando ésta se desboca. Hay que intentarlo, no obstante, porque escribir estas líneas es una forma de llorar, y las lágrimas son las únicas palabras con las que Paco Peñalosa y yo podemos comunicarnos; Paco Peñalosa y la infinidad de amigos a los que también nos ha dejado con el corazón roto, como el suyo, aunque estemos de esta otra parte de la vida que desde ahora será para siempre más triste, más tosca, más mediocre. Porque quien se ha muerto es un arquitecto cuya mejor obra era él mismo, una de esas personas que dignifican el biotopo en el que se desenvuelven, que enaltece todo lo que les rodea gracias a esa mirada cargada de cultura, de humor, de sensibilidad e indulgencia con la que logran arrancar destellos de humanidad a cualquier rincón del paisaje y del paisanaje con que se nutre la jungla del asfalto.

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