Nutrición

Vuelve el 'anticuado' queso cottage: ¿por qué lo recomiendan los nutricionistas?

Pero las visualizaciones de vídeos de queso cottage en TikTok han superado los 700 millones y el volumen de búsquedas en Google casi se ha duplicado desde el verano del año pasado, según informa la revista 'Consumer Reports'. Y todo ello ligado a unas propiedades que lo hacen muy adecuado para dietas. Pero... ¿qué es este producto y de dónde sale?

Gran Bretaña y Estados Unidos se disputan el origen. El Consejo Lácteo de California supone que el cottage es el primer queso elaborado en Norteamérica: «Durante siglos, los agricultores europeos elaboraron quesos frescos con leche agriada naturalmente, después de separar la cuajada del suero. Los inmigrantes a Estados Unidos trajeron consigo la tradición de elaborar queso fresco y, a mediados del siglo XIX, el término cottage entró en el vocabulario estadounidense. Se vende solo y con aromas añadidos como frutas y hierbas». Destaca que se trata de un queso «de sabor suave, ligeramente ácido y con una pequeña cuajada. Es parte de la familia de quesos frescos sin corteza, que no están destinados a madurar ni envejecer para desarrollar sabor».

¿Cómo se hace? El tradicional se elabora añadiendo cuajo a la leche a una temperatura determinada. Las enzimas del cuajo rompen las proteínas de la leche y es entonces cuando se produce la coagulación, se crea la cuajada y aparecen los coágulos sólidos. Al presentar una textura elástica, se pueden cortar y manejar según el queso que se esté produciendo, separándose parcial o completamente del suero. En el caso de cottage, los coágulos se mantienen separados, no se prensa la mezcla en moldes. Y la textura puede ser más seca o más húmeda, con coágulos más gruesos o más pequeños. Parece idéntico al requesón, pero el cottage tiene un sabor más suave, y es más líquido y grumoso.

Ramón De Cangas es dietista nutricionista, doctor en Biología Molecular y Funcional y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética: «Este queso aporta una dosis significativa de proteínas de elevado valor biológico y su contenido en grasa es razonablemente moderado». De hecho, 100 gramos de este producto suponen alrededor de 100 calorías, mientras que la misma porción de queso ricotta tiene aproximadamente 190 y una de yogur griego, unas 120. Y es una mejor opción que los quesos curados si se tienen problemas de colesterol.

A pesar de todas sus bondades, recuerda De Cangas que estamos hablando de «una moda». «Es un producto interesante y saludable que se puede incluir habitualmente dentro del patrón dietético habitual, pero no existen alimentos mágicos concretos. Importa el patrón dietético en su conjunto. Y queso de Burgos, queso fresco batido... pueden asemejarse».

Una opción puede ser comerlo directamente del bote, sin ningún acompañamiento y a cucharadas. También se unta en las tostadas del desayuno, aderezado con trozos de tomate, aguacate... Y en su versión dulce, con compota o mermelada... Existen muchas posibilidades. También puede ser muy útil en las cenas, con pollo, jamón, salchichas... «Como postre, entre horas, como ingrediente de ensaladas en comidas y cenas... Es una opción en cualquier momento. Y respecto a cómo usarlo, el límite de las recetas es la imaginación», dice Ramón de Cangas.

Señala este nutricionista que «los lácteos en general y los quesos en particular son saludables. Algunos como los frescos se pueden consumir en más cantidad por tener menos grasa y los más curados, en porciones más pequeñas por lo contrario, pero puede decirse que todos son saludables».