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EL EXTRANJERO

Juan Valencia

Poeta secreto para unos, maldito para otros, su obra es el retrato de un hombre solitario y pesimista que a pesar de todo observa el mundo con un profundo asombro

ANTONIO SOLER

Domingo, 6 de abril 2014, 04:14

Lo recordaré siempre con su gabardina de color vainilla, encajonado en aquellos asientos corridos de la cafetería Flor, tan parecidos a compartimentos de trenes. Detenido ... el ferrocarril de la vida en una estación llena de ficus y viajeros sin rumbo. Siempre escoltado por aquella mujer pálida. El perenne cigarrillo colgando de una mano dejando caer a su alrededor o sobre él mismo leves escamas de ceniza. Entre Machado y Mastroianni. La voz grave y la sonrisa descreída pero limpia. Se llamaba Juan Valencia. Su biografía era algo borrosa. Partía de Jerez, pasaba por Valladolid y Sevilla y desembocaba en Málaga. Yo estudiaba al personaje con interés pero desde la distancia. Era la época de la Transición y suponía que se trataba de alguien que acababa de volver del exilio. Me lo hacía pensar aquella lejanía, entre irónica y aristocrática, con la que observaba el mundo. Muy poco después supe que era poeta y que no había regresado de ningún exilio político. Sin embargo, yo no había estado del todo descaminado. Juan Valencia vivía en el centro de un exilio mucho más profundo que el que padecen los expatriados.

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