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ANTONIO ROCHE alroche@diariosur.es
Domingo, 17 de abril 2011, 03:35
Clemente Solo de Zaldívar (Málaga, 1951) es un comerciante de larga tradición familiar y presidió la Agrupación de Cofradías de Málaga entre 1997 y 2003. También fue hermano mayor de la Humildad.
-¿Cómo entra en la Humildad?
-No me acuerdo el año, pero fue recién fallecido Juan Casielles. Juan Quintana, que era vecino mío de la calle Gómez Pallete, me dijo que si quería incorporarme a una cofradía nueva que se había fundado, y que estaban luchando por aquello. Me presentaron en la casa hermandad, que era la casa de Juan Quintana en la Alameda Principal, en un cuarto piso, y allí me hice hermano. A los dos o tres días después me hicieron tesorero. Éramos cuatro gatos.
-¿Perteneció con anterioridad a alguna cofradía?
-Sí, desde que nací era de la Esperanza, pero salí continuamente en los Estudiantes. Tengo fotos de mi hija Elisa, con dos años, saliendo de nazareno conmigo en Estudiantes. Empecé de nazareno, llevaba bocina, después me incorporé al trono del Cristo y luego volví de nazareno cuando tuve a los niños. Y de ahí me incorporé en la Humildad desde el primer día en que salieron los nazarenos, y ahí sigo saliendo.
-¿Qué cargos ha desempeñado.
-Tesorero, fiscal, teniente hermano mayor, hermano mayor y de nuevo fiscal.
-Durante su mandato le dio un giro a la cofradía que fue criticado por algunos.
-Yo intenté incorporar a la Cofradía de la Humildad el sentido de la familia. Y creo que lo logré. Era la unidad familiar con los niños, que corrieran, que lucharan y que vieran desde chiquitillos lo que era una cofradía. Eso algunos no lo vieron bien.
-¿Cuál fue su mayor logro como hermano mayor?
-Aquí no hay logros. Aquí lo importante es que se hagan las cosas, que nos llevemos bien y que se tenga cariño por sus titulares, pero que no se tenga cariño por los puestos.
-¿Sigue saliendo el Domingo de Ramos?
-Sí, soy el último nazareno de vela de la Virgen. Mi hijo también sale y va delante mía.
-¿Cómo ve actualmente su cofradía?
-La veo desde la acera. Participo en la salida penitencial y voy a los cabildos solamente.
-En las elecciones a la Agrupación fue usted el 'tapado'. Pocos creían que iba a ser el presidente.
-No, no. En la copa de Navidad del año anterior (1996), se comentó que Leopoldo García Sánchez iba a ser el presidente de la Agrupación. Se dijo que si él iba, Jesús Saborido no se iba a presentar. Los demás me dijeron que si quería ser yo, y entonces entré yo. Me lo pidió el cien por cien de la junta de gobierno y, como Leopoldo no se presentó a las elecciones, pues me presenté yo.
-¿Con qué se queda de su etapa al frente de la Agrupación?
-Me quedo con las relaciones humanas que tuvimos durante esos seis años el cien por cien de la junta de gobierno. Estábamos deseando que fuera el jueves para unirnos y éramos un grupo de 25 a 30 personas. Y la mayoría de los días nos encontrábamos de 10 a 15 personas en la Agrupación. Ese es uno de los logros más importantes: vivir y convivir durante los 365 días y transmitir la ilusión de la próxima Semana Santa. De hecho seguimos reuniéndonos todos los jueves unas diez personas desde aquel entonces.
-¿Se arrepiente de no haber sido el presidente que nombró a Antonio Banderas pregonero?
-No, no me arrepiento. Yo no fui el presidente que no nombró pregonero a Banderas. Fueron las circunstancias y el momento. Si lo hubiera dado en mi época habría sido muy distinto al que ha dado hoy. Las instituciones, las personas, los sentimientos, han cambiado mucho, aunque parezca mentira, en quince años. No era aquel el momento, ni la Iglesia estaba por lo que estaba. Yo creo que le ha venido bien el no dar el pregón en ese momento. Su momento ha sido ahora y con otro presidente. Ni es bueno ni malo para el presidente de antes o el de ahora, es bueno para la institución, para la Semana Santa. Así se lo transmití a Antonio Banderas en la cena de presentación del pregonero y lo comprendió. «Hoy es mi momento», me dijo.
-Han pasado algunos años desde entonces, ¿cómo ve actualmente la Agrupación?
-La veo bien, pero más piramidal que en mis tiempos. La prueba la tiene en que el despacho (del presidente) estaba antes a pie de calle y ahora hay que subir al primer piso. Bajo mi punto de vista, la Agrupación está ahora más entrelazada con la sociedad, con los diferentes estamentos. Y ha sabido transmitir cada vez más nuestra Semana Mayor, no solo a nivel de Andalucía, sino nacional y, últimamente, mundial.
-¿En qué camino está la Semana Santa?
-Yo la veo bien. Lo único que no comparto, que no es Semana Santa, es la cantidad de momentos a través del año que sacamos a los titulares a la calle. Yo me acuerdo que antes estábamos deseando de ver un trono en la calle. Íbamos con una ilusión. Hoy, el lunes sale una, el martes otra... Que si hace 35 años, que si le pusimos las lágrimas nuevas a la Virgen, que... Estamos quitándole a la gente la ilusión de una semana. No se puede sacar tantos santos a la calle. Hay que sacarlos en su momento. Haced cultos magníficos dentro de las iglesias. Dentro cabe muchísima gente. Hay muchos que van detrás de los santos y no conocen el interior de las iglesias. Ese el problema.
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