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ARTÍCULOS

Pasarse de la raya

MANUEL ALCÁNTARA

Viernes, 28 de enero 2011, 03:30

Llevaba más razón que un santo, aunque esa extraña calificación no le correspondiera estrictamente, el gran Albert Camus, cuando decía que había aprendido ética ... en el deporte. Concretamente en el fútbol. Por temporales razones obvias no pudo estar en el jardín de Epicuro, pero estuvo en los rectangulares campos de Argelia. El deporte, además de un pasatiempo, es una manera apasionante de pasarlo. Nos dijeron que era el único idioma donde podían entenderse las distintas razas. Una especie de esperanto gobernado por la FIFA, y una carrera hacia la limpieza. Quizá esa doble aspiración se haya desvirtuado por la acumulación de vicios. Ahora, además de un espectáculo de masas, se ha convertido en la conversación favorita de las masas encefálicas menos atareadas con otros problemas. En España estamos discutiendo dos cosas: si nos pasamos de la raya gastando el dinero que no teníamos o si el balón se pasó o no se pasó de la raya de la portería del Madrid. Dos problemas redondos. Uno pudo zanjarlo el árbitro, cuyo veredicto es simultáneo al acontecimiento, y al otro hay que echarle tiempo.¿Quién arbitra la competición de las cajas de ahorros, si hay tantas que están vacías? La Justicia, tanto en el campo de la jurisprudencia como en los campos de fútbol, es de linaje divino. Pagarán avaros por benefactores.

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