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FRANCISCO LANCHA
Sábado, 11 de diciembre 2010, 02:21
Durante once días del mes de noviembre de 1987, del 9 al 20, las noticias turísticas pasaron a segundo plano. El rapto de una niña de cinco años ocupó la primera plana de los periódicos, no solo en los medios locales, sino en todo el mundo.
Melodie Nakachian, hija del matrimonio formado por la famosa cantante coreana Kimera y el multimillonario libanés Raymond Nakachian, vecinos de la localidad de Estepona, fue secuestrada cuando iba al colegio en un coche acompañada de su hermano mayor, la mujer de este y la hija del matrimonio. Dos hombres armados, después de inmovilizar el vehículo, consiguieron sacar a la niña del coche ante la impotencia de los familiares.
Al tercer día del rapto, los malhechores hicieron llegar al padre su petición de rescate por medio de una llamada telefónica. Exigían trece millones de dólares en billetes de cien. Pero la suerte no estaba de parte de los criminales. El interlocutor, llamado parece ser Óscar, hablaba en español, pero debido a un fallo de lenguaje la policía advirtió que era de nacionalidad francesa.
Los padres de la pequeña declararon inmediatamente, al saber las pretensiones de los raptores, que eran incapaces de conseguir tal suma de dinero: ningún banco de España, en aquel entonces, disponía de tal cantidad en efectivo, que suponía un volumen material de tres metros cúbicos, según recogía la prensa en aquel entonces.
Raymond Nakachian, hábil hombre de negocios, planteó a los secuestradores la imposibilidad de conseguir el rescate que estos pedían. Ante esta dificultad, estos rebajaron su petición a cuatro millones y fueron reduciendo la cantidad hasta rebajarla a un millón de dólares. Nakachian exigió también pruebas de que su hija se encontraba con vida. Los raptores le hicieron llegar una fotografía de la niña sujetando el periódico del día, así como un mechón de su cabello y una cinta donde esta imploraba a su padre que pagase el rescate. Su mujer se puso en contacto con todas las cadenas de televisión europeas en un intento de ablandar el corazón de los que retenían a su hija. Mientras tanto, en la costa, cientos de personas se manifestaban en la calle con pancartas, pidiendo la liberación de la niña, decían misas y donaban dinero para la causa, en una acción espontánea con la que querían ayudar a la familia Nakachian.
La policía, una vez denunciado el secuestro, actuó con gran celeridad y encontró una pista que la llevó directamente a los raptores: un monedero que se le cayó a uno de los captores mientras hacía 'footing' y que fue hallado por una señora que paseaba por la zona. Esta lo entregó en comisaría sin saber que pertenecía a uno de los captores de la joven y que este insignificante objeto se convertiría en la clave para resolver el caso.
En la cartera se encontró la dirección del lugar donde la pequeña Melodie estaba retenida, que resultó ser un domicilio de Torreguadiaro en la localidad de San Roque. La policía asaltó la casa y consiguieron rescatar a la niña sana y salva, así como detener a todos los implicados en el secuestro. Finalmente el suceso tuvo su 'happy end'. Melodie fue devuelta a sus padres sin que estos tuvieran que soltar un solo dólar y los malhechores juzgados y condenados. En la actualidad Melodie vive en Estados unidos y dentro de unos meses cumplirá 29 años.
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