Edificios con mensaje
De la estrella de David a la esvástica. Google Earth ha permitido descubrir las formas curiosas, buscadas o no, de muchas construcciones
PÍO GARCÍA
Sábado, 4 de diciembre 2010, 13:49
EL arquitecto del edificio de la US Navy en San Diego, California, preparó una buena. Quizá sin pretenderlo, buscó la simetría perfecta entre los ... cuatro brazos de la base militar, unidos por un portal/jardincito común. Mientras los paseantes recorren la estancia a ras de suelo, no perciben nada más que una sucesión más o menos armónica de barracones y parcelas de césped. Pero, en febrero de 2005, un ciudadano americano del que sólo sabemos el nombre, James A., se aproximó al edificio con Google Earth y descubrió una gigantesca, nítida e inconfundible esvástica.
La potencia maléfica del símbolo nazi removió las entrañas de un ciudadano israelí, Avrahaum Segol, que se propuso acabar con esa infamia inmobiliaria. En el año 2006 consiguió el apoyo de una congresista estadounidense, Susan Davis, y juntos colocaron a la US Navy en una mala posición. Un poco a regañadientes, los militares se vieron obligados a ceder, aunque aclararon que la forma final del edificio, levantado en el año 1970, fue fruto de la casualidad: al barracón original, en forma de L, le fueron añadiendo otros sin saber muy bien qué forma final adquirían. Al señor Segol no le convencieron esas explicaciones, siguió viendo fantasmas antisionistas en la construcción de la base y coligió que todo había sido una perversa idea de los científicos alemanes que habían huido a los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.
Sea como fuere, la US Navy ya se ha puesto manos a la obra para buscar otra apariencia aérea para su centro de San Diego. El problema es el coste: los proyectos de reforma suponen un gasto elevadísimo, que puede bascular entre los 17 y los 40 millones de dólares. En principio, se pensó en alguna fórmula barata para camuflar la base (un toldo gigantesco o varios paneles solares), pero finalmente se optó por la idea de construir nuevos barracones que se añadieran a los ya existentes y cambiaran así la fisonomía cenital del lugar. En plena tormenta económica, la opinión pública americana está dividida: unos piensan que es demasiado gasto para una cuestión simbólica; otros lo creen un acto de justicia. El promotor de la reforma, Avrahaum Segol, ha emplazado al presidente Obama a tomar cartas en el asunto.
Quien se distraiga unas horas con la herramienta de Google, no tardará en descubrir otras esvásticas por el mundo: las hay, por ejemplo, en los jardines de Bandar Abbás, en Irán; o en un parque público de Pekín. Pero conviene contar hasta diez antes de poner el grito en el cielo: la esvástica dextrogira -que gira a la derecha- es un símbolo sánscrito que luego pasó al hinduismo y a la grafía china. A veces, la política contamina lo que hasta entonces era un mero y respetable legado religioso.
En el corazón de Irán
La historia del edificio de la US Navy ha vuelto a la actualidad tras el último y sorprendente descubrimiento realizado gracias a las vistas aéreas de Google Earth. En la cúspide del edificio de las lineas aéreas iraníes, en el aeropuerto de Teherán, ha aparecido una gigantesca estrella de David, símbolo sagrado de los judíos y emblema institucional del Estado de Israel. El hallazgo tiene su punto de ironía política: el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha jurado no descansar hasta que sus archienemigos israelíes desaparezcan de la faz de la tierra. Ahora descubre que, al menos simbólicamente, los tiene ahí, instalados en su propia casa, sobre el tejado de las líneas aéreas estatales.
La explicación parece ser histórica. El edificio se levantó, a cargo de arquitectos judíos, en las épocas previas a la República Islámica, cuando Irán se llamaba Persia y era gobernado por el Shah. Antes de que el ayatollah Jomeini impusiera la teocracia en el país asiático (1979), Persia mantenía unas fluidas relaciones políticas y comerciales con Israel. En aquella época, los vuelos entre Tel Aviv y Teherán eran frecuentes y, según recuerda el 'Jerusalem Post', los gobiernos judíos vendían armas a las huestes del Shah. Pero el diario israelí también revela que, hace sólo tres meses, las autoridades iraníes habían descubierto otra estrella de David en el tejado de un edificio, en plena Plaza de la Revolución de Teherán. Como es natural, los hallazgos han puesto los pelos como escarpias a Mahmud Ahmadineyad, que ya ha dado orden de destruirlos.
Si las exactas intenciones del arquitecto del edificio/esvástica de San Diego siguen ocultas, nadie duda de las pretensiones de los jeques de Dubai: dar la campanada. Para ello, planearon el desafuero ecológico de sembrar de islas el Mar Rojo. Pero no se contentaron con hacer unas cuantas parcelitas, sino que quisieron darles formas divertidas. Por un lado, crearon una palmera que se adentrara en el océano y en cuyas ramas se alinearan decenas de chalés para millonarios; por otro, idearon un mapa mundi, en el que cada lengua de tierra representase un país. El proyecto ha sufrido de lo lindo por la súbita crisis económica, que ha puesto al pequeño emirato contra las cuerdas, pero los promotores siguen asegurando que llevarán su idea hasta el final.
La desmesura dubaití tiene parientes cercanos en Estados Unidos. Cerca de Birmingham, en Alabama, un potentado decidió construirse una mansión en forma de guitarra. Su aspecto sólo es visible desde el cielo, así que, para contemplar su capricho, el propietario debería sobrevolarla en avión o en helicóptero. A cota cero, todo parece normal. Gigantesco y un poco hortera, pero normal: un palacete afrancesado, como si lo hubieran traído piedra a piedra desde el valle del Loira, una piscina, unos jardines, un caminito flanqueado por árboles... En total, ocupa 40.000 metros cuadrados e incluye un teatro, una bodega, una biblioteca... y más de quince habitaciones. La mansión, por si alguno se anima, está en venta. A cambio de la gigantesca guitarra, los dueños piden 17,9 millones de dólares (unos 14,3 millones de euros).
Sin embargo, sería injusto que sólo recordáramos a los americanos por su afición a las esvásticas o por sus monumentales arranques de melomanía. Ellos también van de románticos. En San Francisco, en la confluencia de las calles Cartlon y Terrace, los urbanistas han plantado una rotonda con forma de corazón. Podríamos pensar que tal hallazgo, que sólo se percibe nítidamente a vista de pájaro, es una sensación casual o una consecuencia aleatoria del desarrollo de la ciudad, pero parece más una broma: la tercera calle que desemboca en la rotonda se llama Cupido. Todavía, eso sí, no disponemos de estadísticas sobre el efecto del corazón en el tráfico rodado. Pero, al menos en Google Earth, queda muy chic.
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