Borrar
David y José Muñoz, Estopa, repasarán su carrera en la carpa de invierno del Málaga Auditorium Club. :: SUR
MÚSICA

David Muñoz, Estopa: «Los pijos nos siguen dando urticaria»

«Yo no he nacido para cantar», dice el mayor de los Estopa, que este viernes celebrará en Málaga sus diez años en los escenarios

REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es

Viernes, 5 de marzo 2010, 10:23

«¡Mamma mía lo que ha dado de sí la raja de la falda!». Y tanto. Diez años después de su sonado «siniestro con un Seat Panda» por mirar donde no debían, los hermanos de Cornellá, Estopa, han puesto su firma a seis discos y se han convertido en uno de los grupos más sólidos del panorama musical. Ahora toca hacer una parada, echar la vista atrás, revisar las canciones y rescatar aquellas que hace ya tiempo que no se escuchaban. Lo han hecho con la publicación 'Estopa X Anniversarivm', un doble CD y doble DVD en el que cantan junto a sus «referentes»: Serrat, Sabina, Los Chichos... y muchos otros. Y lo harán en directo con una gira de conciertos que hoy les traerá a Málaga. Hablamos con David Muñoz, el mayor de los Estopa.

-Llevan una década en los escenarios, ¿confiaban en llegar tan lejos?

-No, no confiábamos nada en nosotros. Con el primer disco, el objetivo era vender lo mínimo para que nos renovaran, que eran 5.000 copias, y se vendieron más de un millón y medio. Y renovamos (risas). Fue un paso de gigante tremendo...

-¿Estaban preparados para eso?

-No, pero poco a poco nos hemos ido amoldando, que no acomodando. Nunca estamos acomodados.

-¿Han madurado en estos años?

-Algo se cambia, pero no de manera radical. Intentamos mantener la esencia, que es mirar a la gente a los ojos y no por encima del hombro.

-Hablan de su música como rock gamberro, les definen como un dúo gamberro... ¿hacen gamberradas?

-No, no lo entiendo. Es posible que nuestras letras rocen lo políticamente incorrecto, pero nos sentimos muy queridos por un amplio sector del público. Eso nos hace sentirnos seguros y componer libremente.

-Entonces, esa imagen que dan de gamberros no es real.

-No es real. Las canciones que hemos escrito son autobiográficas, pero a medias. Cuando escribo que he estado yo en los semáforos vendiendo clínex para pagarme un pico; no es que yo me ponga picos, es un personaje (risas). Pretendemos describir la realidad que nos rodea. Somos cronistas de la sociedad moderna.

-Pero suele ser una realidad de drogas y delincuencia...

-No siempre. Cada vez escribimos más canciones introspectivas, de nuestros estados de ánimos... Sí que a lo mejor nos llama más la atención un esquizofrénico, un drogadicto o un delincuente, pero es simplemente porque tienen más que contar.

Las drogas

-En alguna ocasión se les ha criticado por cómo abordan el tema de las drogas en sus letras.

-No creo que nuestro mensaje sea de apología de la droga. Muchísima gente nos ha dicho que gracias a la canción 'Exiliado en el lavabo' ha dejado la cocaína. Es una sensación muy agradable el saber que has podido ayudar a alguien con una letra tuya que tampoco pretendía nada. Porque nosotros no pretendemos ni que la gente se drogue ni que se deje de drogar, simplemente decimos que la gente se droga, punto.

-¿Son de los que opinan que legalizando ciertas drogas se acabaría con ese submundo que le rodea?

-Los venenos no se pueden legalizar y las drogas duras son el veneno. Luego están las drogas blandas, como el hachís o la marihuana, que tienen sus cosas negativas para el cerebro, pero que no son peores que el alcohol. Lo único que pretendemos es que la gente sea consciente de que hay distintos tipos de drogas, que las duras son veneno y que las blandas son malas, pero de algo hay que morir (risas).

-¿Se autocensuran en sus letras o dicen todo lo que quieren?

-Nos autocensurábamos sobre todo al principio porque, cuando hacíamos canciones sin pensar en el público, escribíamos unas burradas brutales. Ahora ya no, tenemos 34 años y ya no vamos a hablar de botellones y canutos; tenemos otra realidad.

-¿Se ven juntos en un escenario dentro de 20 años?

-¿Por qué no? Lo que pasa es que ya seremos unos puretas, así que no queremos pensar en dentro de 20 años. No, me veo viejo... No queremos ser puretas y queremos seguir teniendo el espíritu joven. Cuando ya no sea así, lo dejaremos.

-¿No es de los que piensan que se jubilará en un escenario?

-Para nada, yo no he nacido para cantar. Yo no soy de los que dicen 'sólo sé cantar y no puedo hacer otra cosa'. Yo puedo hacer muchas más cosas.

-¿Y qué cosas puede hacer?

-Podría dibujar cómics; unos cómics de mierda, pero bueno... Sería algo relacionado con el arte, pero no tienen por qué ser canciones.

Escritor de guiones

-¿En su tiempo libre se dedica a dibujar?

-No, a hacer guiones. Me gusta la prosa, escribir cuentos cortos, de 17 o 20 páginas, tipo Edgar Allan Poe, misteriosos.

-¿Y está moviendo esos guiones entre productores?

-¡Qué va! Están en mi cabeza y en la de mi hermano.

-Si fuera necesario, ¿volverían a esa fábrica de automóviles en la que empezaron a trabajar?

-Sería una putada, pero es lo que tocaría. No se me caerían los anillos. Más que nada porque nuestro sistema de vida no ha cambiado, yo sigo comiendo en casa de mis padres, una o dos veces al mes voy a cenar por ahí, no tengo vicios caros... Sólo me gusta tomar mis cuatro medianas de cerveza y alguna cosilla que me llega por ahí... verde, pero de ahí no pasa mi mundo. Y soy feliz.

-¿Les llega a incomodar la fama?

-Es una consecuencia de nuestro trabajo, no es un hecho en sí. Por lo tanto, hay que agradecerla. Que vayas a un sitio y te miren todo el rato, sí es una putada. Que vayas a un bar y tengas que firmar 20 autógrafos, pues también. Pero si no admites esto con sentido del humor, te amargarías.

-¿Evitan la farándula?

-Nos gustan las fiestas, pero con nuestros colegas. No nos hemos relacionado de forma personal con artistas y no nos gusta ir a sitios elitistas. Prefiero ir a un bar normal a tomarme una de cochinillos y de bravas, que ir a un sitio de pijos, porque me siguen dando urticaria (risas).

-Pero también hay pijos buenos...

-Pero para mí un pijo no es un tío rico. Un pijo es alguien que te mira por encima del hombro, que es clasista, alguien que te desprecia por no ser de alcurnia o por tener una abuela republicana.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur David Muñoz, Estopa: «Los pijos nos siguen dando urticaria»

David Muñoz, Estopa: «Los pijos nos siguen dando urticaria»