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La Junta de Andalucía ultima su plan de rescate a la Universidad de Málaga (UMA), que atraviesa una crisis económica sin precedentes. El Gobierno autonómico ... ha puesto a disposición de la institución académica un préstamo extraordinario de más de 40 millones de euros para que haga frente a sus deudas y pueda mantener sus gastos esenciales, según confirman fuentes tanto de la Junta como de la Universidad. El crédito, que será formalizado en los próximos días, supondrá un balón de oxígeno en medio de una situación que comenzaba a ser asfixiante por los problemas de caja que arrastra la UMA, con un déficit superior a los 27 millones.
Sin tesorería y con las cuentas en rojo, la Universidad presenta la peor coyuntura financiera desde su fundación en 1972. El reiterado uso de remanente de tesorería sin autorización de la Junta —más de 70 millones desde 2019 hasta el año pasado— y la ejecución de obras faraónicas han arruinado a la UMA en los últimos años. Se trata de una situación sorprendente si se tiene en cuenta que en 2018 la Universidad contaba con un remanente (superávit) de más de 162 millones de euros. El nuevo rector, Teo López Navarrete, fue rotundo durante la ceremonia inaugural del curso: «Nuestra situación económica es acuciante». Y añadió, en un aviso a la Junta: «Necesitamos de manera urgente los apoyos necesarios para que la Universidad siga siendo la que la sociedad merece».
Esos apoyos ya han llegado. El préstamo que ofrece la Junta no tiene interés cero, como reclamaba la UMA, pero presenta «condiciones muy favorables» que se harán públicas próximamente, con un plazo de pago «holgado» que superará los diez años e intereses «ventajosos» que, en un porcentaje aún por concretar, serán compartidos. El acuerdo está «a punto de cerrarse», según adelantan a este periódico, y se hará público presumiblemente en un acto al que asistirán el rector y los titulares de las dos consejerías implicadas: Economía y Hacienda (Carolina España) y Universidades (José Carlos Gómez Villamandos). En los últimos meses, sobre todo desde el cambio en el equipo de gobierno de la UMA, las reuniones en busca de soluciones no han parado de sucederse. La Junta condiciona la concesión del crédito a que deje de usarse remanente sin autorizar y la UMA, por su parte, reclama mayor financiación e «igualdad» con las universidades privadas, además de recordar que ya ha aplicado un plan de ajuste de 15 millones.
El uso de remanente sin autorización de la Junta es una tendencia que comenzó en 2019 y que se prolongó hasta el año pasado pese a las advertencias del Gobierno autonómico. En una carta dirigida al anterior rector, José Ángel Narváez, la Junta ya alertó de estos gastos, además de solicitar «actuaciones para corregir dicha desviación». El Ejecutivo de Juanma Moreno reclamó «la puesta en marcha de medidas preventivas» y llegó a recordar «las consecuencias» contempladas en la ley en caso de no hacer algo al respecto. Todos estos avisos fueron desoídos, hasta el punto de que en 2023 se dejaron sin pagar facturas de limpieza y seguridad, deudas con constructores y hasta la cuota patronal, como confirman fuentes tanto de la Junta como de la UMA. Ahora algunos de estos casos están en los juzgados; Acciona, por ejemplo, reclama más de 26 millones de euros y ha solicitado un embargo como medida cautelar ante los impagos de la Universidad, además de una compensación por daños y perjuicios.
En los últimos meses han surgido numerosas voces que reclaman apoyo a la UMA, algunas tan autorizadas como la de Bernardo Quintero (Google), gurú de la Málaga tecnológica y que en una carta publicada en este periódico aseguró que confía en que la Junta «sabrá reconocer el valor estratégico» de la Universidad. También el alcalde, Paco de la Torre, aunque crítico con «una gestión indebida», tendió la mano del Ayuntamiento para «el aprovechamiento de recursos y de suelos», confiado en que «se pueda alcanzar un equilibrio» pese a que no existan, dijo, «soluciones milagrosas».
La infrafinanciación y el coste de algunas obras estos últimos años explican la situación económica de la Universidad de Málaga. Entre los gastos más voluminosos destaca la Facultad de Psicología, con más de una treintena de patios interiores y una biblioteca de 1.600 metros cuadrados. Su coste superó los 33 millones de euros, casi diez millones más de lo previsto en la adjudicación inicial. Algo parecido ocurre con la Facultad de Turismo, con un salón de actos con capacidad para 400 personas, un aforo mayor que la de teatros como el Echegaray. El importe total de esta obra, aún por inaugurar, ronda los 27 millones de euros, ocho millones más de lo presupuestado.
El nuevo edificio del Rectorado es otro ejemplo: tardó más de dos años en abrir sus puertas por el alto coste que suponía amueblarlo, casi cinco millones de euros. Tuvo que ser el propio personal de mantenimiento de la Universidad el que se encargó de la mudanza al nuevo inmueble, cuyo coste ascendió a 23 millones de euros. Su Paraninfo, con aforo para casi mil localidades, lo convierte en el segundo de mayor capacidad de Málaga capital, solo por detrás del Teatro Cervantes.
En septiembre, el rector, consciente de la titánica tarea que supone sanear las cuentas de la institución, se refirió a «la decisión temeraria» que supone «la construcción de nuevos centros, por necesarios que sean, sin tener la certeza de contar con liquidez presupuestaria», a la vez que reivindicó la urgencia de poner en marcha nuevos proyectos: «Algunos centros, como mi propia Facultad de Ciencias, después de casi 40 años están terriblemente deteriorados. No podemos investigar o mejorar la docencia sin nuevos laboratorios».
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