Más de mil estudiantes de la UMA tienen que recurrir al 'aprobado de gracia' para terminar sus carreras
Alumnos de Industriales, Económicas y Derecho son los que más solicitan la evaluación compensatoria para poder graduarse con una asignatura suspensa
No todas las carreras universitarias presentan la misma dificultad, aunque en la mayoría hay alguna asignatura que se atraviesa a los alumnos por cualquier circunstancia ... y que resulta más difícil de aprobar. Pero hay materias en las que esta dificultad es mucho mayor, a juzgar por los datos que arrojan las solicitudes de evaluación compensatoria de los últimos años, el 'aprobado de gracia' que permite a los estudiantes graduarse con una asignatura suspensa.
La Escuela de Ingenierías Industriales (294) encabeza este listado, seguida por las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales (125) y Derecho (88), correspondiente a los aprobados mediante evaluación compensatoria en el curso 2022/23 (el último con datos completos), con un total de 1.052 aprobados.
A lo largo del curso la Universidad de Málaga realiza dos convocatorias para evaluación compensatoria, al finalizar cada uno de los cuatrimestres. La correspondiente al segundo de este curso ya finalizado se mantiene abierta hasta el lunes 16 de septiembre.
Los datos facilitados desde la Universidad de Málaga apuntan a un importante incremento en el número de 'aprobados de gracia', que en el último curso con las dos convocatorias resueltas casi duplica al de cuatro cursos atrás. Así, en el 2019/20 aprobaron por evaluación compensatoria 573 asignaturas; en el 2020/21, 675; en el 2021/22, 819 y en el 2022/23, un total de 1.052. En el curso pasado, contabilizada solo la primera convocatoria (la segunda aún no se ha resuelto) han sido 460 aprobados.
Para el director, que la Escuela de Ingenierías Industriales sea el centro que más solicitudes tenga de evaluación compensatoria «no es un dato que en sí me preocupe. Seguramente somos el centro de la Universidad de Málaga con mayor número de estudiantes y, por tanto, es consecuencia natural de esto. Si, además, le añadimos que somos un centro de la rama de ingeniería y arquitectura donde la exigencia suele ser muy alta, es normal que seamos el centro con mayor número de solicitudes de compensatoria (las tasas de éxito y rendimiento en las ingenierías son bastante más bajas, lo que deriva en un mayor número de segundas y sucesivas matrículas). Esto es reconocido incluso en las normativas estatales de concurrencia competitiva donde la exigencia es diferente por rama de conocimiento», explica Alejandro Rodríguez.
Por otra parte, el director de Industriales reflexiona sobre el uso de esta convocatoria: «Muchos estudiantes, por razones que no están muy claras (algunas veces por el simple hecho de que han escuchado que la asignatura es muy difícil), hacen uso de esta evaluación sin ni siquiera intentar superar las asignaturas mediante el seguimiento de la misma y la superación de los correspondientes sistemas de evaluación. Esto se produce porque el acceso a esta convocatoria solo tiene unos criterios puramente administrativos, entre ellos, el contar con un número de suspensos en la asignatura. Así, algunos estudiantes entregan su examen completamente en blanco y solo con su nombre para ir acumulando suspensos y poder acceder a esta compensatoria». Un comportamiento que contradice el código ético de la UMA, puntualiza, en el que se especifica como una de las obligaciones de los estudiantes «concurrir con honradez y honestidad al desarrollo de los procesos académicos y especialmente a los de evaluación».
El vicerrector de Estudiantes anuncia cambios para que no se desvirtúe el espíritu de la norma
El vicerrector de Estudiantes, Juan Carlos Rubio, anuncia una modificación de la normativa reguladora de los procesos de evaluación de los aprendizajes, en la que se recoge la evaluación compensatoria, a lo largo de la legislatura. Considera que la evaluación compensatoria «tiene su sentido, es muy importante que continúe, es un derecho que se adquirió en su momento y que continuará».
Pero otra cuestión muy distintas es «desvirtuar» el sentido y el espíritu de esta medida de gracia. «Un estudiante que llega a primero y ya diseña su evaluación compensatoria eligiendo además una asignatura que puede ser difícil, pero que es importante para la titulación porque puede tener atribuciones profesionales, por ejemplo, no es cumplir el sentido de la norma», puntualiza. Por esto, dice que el equipo de gobierno abrirá un debate para analizar qué está sucediendo y cómo hacer para mantener la medida y, al mismo tiempo, no desvirtuar su sentido.
El vicerrector entiende también las quejas de algunos profesores, que preparan un examen, pero los alumnos se presentan solo para firmar y lo entregan en blanco para que les cuente la convocatoria. Algunas universidades exigen una nota mínima en los exámenes (en la UMA, no). Otra medida que pone el vicerrector en el centro de debate puede ser la de eliminar el número máximo de convocatorias de examen, que ahora está fijado en seis.
Juan Carlos Rubio asegura por otra parte que cualquier medida que se pueda adoptar en el futuro estará consensuada con el Consejo de Estudiantes de la UMA (CEUMA).
El director de Industriales hace también autocrítica y apunta que «hay asignaturas cuyos métodos de enseñanza necesitan de una revisión, como también necesitan de una revisión los sistemas de evaluación». Según Alejandro Rodríguez, «encontramos situaciones, las que menos, en las que el profesor entiende que las tasas de éxito y rendimiento son debido exclusivamente a causas externas a su asignatura: insuficiente formación previa de los estudiantes, planes de estudio mal diseñados, poca dedicación de los estudiantes… Lamentablemente estos profesores, repito, los que menos, no son conscientes, o no quieren serlo, de que ellos son parte fundamental del sistema y deberían, al menos, hacer un análisis autocrítico de su organización docente y de sus sistemas de evaluación. Con ver los resultados comparativos de su asignatura y contar con la opinión de los estudiantes podría, en algunos casos, ser suficiente. Pero claro, este análisis autocrítico puede ser más duro y difícil para algunos que echar la culpa al sistema».
En todo caso, en la Escuela de Ingenierías de la UMA la exigencia «siempre ha sido muy alta, no solo por la naturaleza de los estudios, sino también tanto como consecuencia del respeto hacia los que fueron nuestros exigentes y generosos profesores como, no menos importante, del respeto que debemos a la sociedad en la formación de nuestros hijos e hijas como futuros profesionales de la ingeniería», asegura su director.
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