Partido feo, pero de enorme valor competitivo

En el segundo cuarto, el partido se volvió más espeso. Kuzminskas intentó dominar desde el poste bajo sin acierto, pero haciendo daño a Tillie, mientras bajaba la intensidad defensiva del Unicaja. El intercambio de errores marcó este tramo: muchos fallos, baja efectividad y un juego deslucido. El AEK dominó el rebote ofensivo y recortó distancias con segundas oportunidades. El equipo malagueño, sin capacidad de correr, llegó al descanso con solo seis puntos de ventaja que podían haber sido muchos más.

El tercer cuarto comenzó con desconcierto. El AEK detectó la debilidad defensiva con Tillie en pista y lo atacó sin cesar, sacando faltas y encontrando espacios para penetrar y anotar desde el poste. El Unicaja solo anotó 5 puntos en los primeros cinco minutos. Dos tiempos muertos consecutivos de Navarro intentaron frenar la sangría, pero el AEK creció en defensa, robó balones, anotó en contraataque y sacaba faltas y tiros libres. Llevando al equipo malagueño al cinco contra cinco, donde se sentía más incómodo. Con un parcial de 24-13, los griegos llegaron al último cuarto con ventaja y la grada entregada.

Pero en el momento clave, el Unicaja reaccionó. Un tapón de Taylor sobre Golden, que estaba destrozando la zona malagueña, supuso un punto de inflexión en el partido. Con Perry liderando a su equipo, las recuperaciones del mismo Perry, cuatro de Cárter y el buen trabajo defensivo de Sima y en el rebote ofensivo permitió a Ibon Navarro encontrar su mejor quinteto para que con un parcial demoledor en el cuarto decisivo, recuperar el mando. El Unicaja demostró carácter y madurez para imponerse en un partido feo, pero de enorme valor competitivo. Estará en su segunda final seguida de la BCL.