La metralleta de Francis Alonso emerge en el debut del Unicaja

Entre los ejecutores brilló la metralleta de un debutante con el primer equipo (en el tramo final de la pasada campaña no pudo estrenarse por culpa de la pandemia) como Francis Alonso, con un excepcional 8/8, con cinco aciertos en el último cuarto. No le fue a la zaga Brizuela, con otro no menos atípico 5/5, pero también se calentaron la muñeca otro de estreno como Abromaitis (3/7), exhibiendo ya su tiro exterior, o Bouteille (4/5). De la falta de intensidad defensiva también se aprovechó Mekel, con trece asistencias, batiendo registros muy elevados suyos anteriores con el cuadro malagueño.

Con las consabidas bajas de Jaime Fernández, Milosavljevic y Suárez, más la de Gerun, con lumbalgia, de última hora, el primer cuarteto de la temporada del Unicaja fue el formado por Mekel, Alonso, Bouteille, Abromaitis y Thompson. Con una rotación de once jugadores, sin hacer uso de Ismael Tamba (que relegó a Sené para reforzar el juego interior) y con un concurso casi testimonial de Pablo Sánchez, sí se pudo ver más tiempo en la cancha de Nzosa, un jovencísimo pívot llamado a grandes logros. El Unicaja se fue en el primer tiempo a un intercambio de triples con el Coosur Betis, del que salió ya airoso (40-49). Un parcial de 0-10 al final de este periodo permitió al cuadro malagueño pasar de ir perdiendo a irse con una interesante ventaja al intermedio.

Era un duelo desigual, entre un Unicaja que mantiene su espina dorsal y un Betis con ocho caras nuevas, y quedó clara la ventaja que implica tener un equipo más armado, con el trabajo adelantado, como reconoció Luis Casimiro hace unos días. El tercer cuarto no le sirvió al cuadro sevillano para reducir apenas desventaja en el tanteo (57-65). Una nueva exhibición desde fuera, ahora de Abromaitis, mantenía al Unicaja con cierta tranquilidad, y en los minutos finales el que se desató fue Alonso en un partido de lo más extraño, con estadísticas muy raras de ver en la competición oficial.