Los jugadores del Unicaja hacen piña al final de un partido en la BCL. FIBA
Análisis

El laberinto del baloncesto europeo

Quinto Cuarto ·

La lucha de poder entre la FIBA, la Euroliga y ahora la NBA hace que el futuro de las competiciones continentales sea una incógnita

Miércoles, 15 de octubre 2025, 21:37

Cuando uno está muy metido en una materia da por obvias unas situaciones que para el resto de personas son absolutamente desconocidas. Es lo que ... le pasa al arriba firmante con el baloncesto e incluso para los aficionados más cercanos a la actualidad del Unicaja, esos que siguen el día a día del equipo. Les cuento esto porque hay un número importante de malagueños que se ha acercado ahora al baloncesto atraídos por los buenos resultados del equipo. Para estos, algunas cuestiones son totalmente nuevas y les cuesta entenderlas. El otro día un amigo me preguntaba que cómo era posible que el Unicaja no estuviese en la Euroliga y que un conocido suyo le había dicho que había que pagar por jugarla y que encima no cobraría nada...

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Yo cuando me dijo esto me temí lo peor, porque el escenario del baloncesto europeo se ha complicado tanto que es difícil entenderlo hasta para los que estamos medio al tanto de cómo funciona. Pero allí me puse y traté de aclararle cada duda que me planteaba, así que he pensado que al aficionado de a pie también le surgirán ciertos interrogantes, máxime cuando no parán de aparecer noticias sobre la llegada de la NBA a Europa para crear una nueva competición.

Antes de nada conviene empezar por lo básico. El baloncesto europeo está contralado por dos organizaciones, la Euroliga, que es una empresa privada, y la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), que más o menos es lo mismo. La primera organiza la Euroliga y la Eurocup, mientras la segunda tiene la Basketball Champions League (BCL) y la FIBA Europe Cup. Esto es fácil de entender, hasta para mi amigo, que es muy futbolero lo tenía claro.

La composición y el acceso a los principales torneos es diferente y aquí es donde llegan los problemas. Mientras la Euroliga es una competición casi cerrada, la Champions, en la que ahora juega el Unicaja, se basa en la clasificación de las ligas nacionales, aunque a veces se hacen excepciones. El equipo malagueño estuvo bajo el paraguas de la Euroliga (quince temporadas seguidas) y disputó una temporada la Eurocup (2017), hasta que hace cuatro años decidió cambiar a la (BCL) atraído por su formato de competición más favorable y menos exigente en términos de logística.

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Los problemas para el Unicaja comenzaron cuando la Euroliga estableció un sistema de licencias, con once equipos con plazas fija: Real Madrid, Barcelona, Baskonia, Maccabi, Zalgiris, Efes, Olimpia Milán, Fenerbahçe, Olympiacos, Panathinaikos, el ahora sancionado CSKA de Moscú, y a los que después se unieron el ASVEL Villeurbanne y Bayern de Múnich. De ese grupo se quedó fuera el club cajista, relegado ya a la Eurocup, pues no anduvo listo y ni logró las alianzas que asegurasen su futuro entre los mejores clubes. A partir de ese momento, la Euroliga sólo la juegan los 13 con plaza fija, el campeón de la Eurocup (como hizo el Unicaja en 2017), mediante una invitación, por una licencia temporal para proyectos deportivos pujantes o por intereses de mercado, como ahora tienen el Valencia, Partizán, Estrella Roja y Virtus por tres años o el Dubái Basketball, en su caso por cinco años. Estos equipos, efectivamente, pagan una importante cantidad por jugar la Euroliga. Hay que entender que si lo hacen es porque la ven rentable.

Es previsible que si la Euroliga alcanza los 22 equipos se implemente un formato de juego por conferencias

Así el torneo ha crecido esta campaña hasta los 20 equipos, que son los de mayor nivel económico y deportivo de Europa, y se espera que sean dos más la próxima campaña. Esto lleva aparejado un gran número de partidos y un calendario muy exigente, que pasa factura en los torneos domésticos, especialmente a los equipos españoles, pues el nivel de la ACB es notablemente superior al de ligas como la lituana, francesa, griega o turca, en la que los equipos de la Euroliga en algunos casos juegan los lunes para tener descanso. A estas alturas de la explicación, a mi amigo ya tenía un lío importante, pero me planteaba que si el Unicaja lo estaba haciendo tan bien estos años, debería jugar la Euroliga y competir con los mejores.

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La respuesta ya está dada, al marcharse a la Champions, que es de la FIBA, ya no hay camino de vuelta. Sólo sería viable si volviese y lograse el título de la Eurocup, competición que abandonó, o, en un momento dado, que contase con un proyecto de futuro con mayor potencial económico que el actual, algo que implicaría una movilización institucional y de patrocionio mayor. Para que se hagan una idea, si ahora el Unicaja tiene 16 millones de euros de presupuesto, pues le harían falta al menos cinco más... Este escenario no está encima de la mesa.

Este notable incremento presupuestario es necesario para afrontar un calendario con 38 jornadas por toda Europa, con todo lo que ello implica: una plantilla más amplia, grandes gastos en desplazamientos y la compatibilización de la liga doméstica, pues juegan cada dos días. Los clubes de la Euroliga han elevado sus presupuestos para tratar de ser competitivos, a pesar de que los premios no son una locura. El campeón se embolsa esta temporada 2,4 millones, el segundo ganará 2,1, mientras que el tercero tiene como premio 1,8 y el cuarto, 1,5. A partir de ahí las cantidades van bajando progresivamente hasta los 150.000 euros que se lleva el decimosexto. Además, hay otros ingresos por patrocinios y televisión.

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Hay quien dice que la Euroliga es deficitaria, pero la mayoría de los clubes con canchas por encima de los 10.000 espectadores tienen vendidos todos los abonos para la temporada, y con 19 partidos en casa eso es mucho dinero teniendo en cuenta otros aspectos que rodean los encuentros. Para que se hagan una idea, el Partizán ingresó la pasada campaña más de diez millones de euros en 'ticketing'... Precisamente esta es una de las quejas de los clubes de la Champions, que ganan poco dinero y juegan pocos partidos. Algunos pidieron un cambio de formato que rápidamente fue frenado por los clubes más importantes...

Al escuchar el tema del dinero, mi amigo rápidamente me dijo que el Unicaja había ganado un millón por conquistar la Champions. Efectivamente, pero la dotación económica de esta competición es notablemente inferior. Los 32 clubes que disputan la fase de grupos reciben un fijo de 40.000 euros y sólo 7.500 por las victorias en el Top-16 y los cuartos de final. Los premios importantes llegan en la Final Four. Los ganadores de las semifinales se embolsan 300.000 euros, mientras el campeón añade otros 600.000. El tercero se lleva 100.000 y el cuarto no cobra nada...

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El Unicaja celebra su título de la Champions en Atenas. FIBA

Lo atractivo de la Champions para clubes como el Unicaja o el Tenerife está en lo laxo del calendario y el nivel de los rivales. Juegan una vez cada dos semanas y esto les permite centrarse en la Liga, donde ambos han sido más regulares desde que la disputan, incluso clubes más modestos como el Manresa o el Murcia han jugado la Final Four a poco que acertaron con los fichajes. Con proyectos deportivos sólidos, el Unicaja y el Tenerife literalmente se han paseado en las últimas temporadas. Como detalle, el club canario lleva 30 partidos seguidos ganados como local en la Champions. No pierde en su pista desde diciembre de 2021, y el Unicaja desde el 12 de abril de 2022... Es innegable que la BCL ha mejorado en los últimos años, pero los mercados dictan sentencia. Es llamativo que contando con cuatro clubes punteros y candidatos al título (Unicaja, Tenerife, Gran Canaria y Joventut), ningún operador de televisión se haya interesado por ofrecer el torneo en España.

La idea de la FIBA de expandir la competición con varios torneos previos clasificatorios y una fase de grupo de 32 equipos hace que el nivel baje mucho, al menos en la primera fase, pero se mantiene un criterio deportivo de clasificación, algo que esgrimen siempre los defensores de la BCL. Llegados a este punto, mi amigo todavía mantenía el interés por el asunto y me lanzó otra pregunta con la que casi me estalla la cabeza: «¿Y eso de la NBA europea, qué? ¿Estará entonces ahí el Unicaja?»

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Andreas Zagklis, secretario general de la FIBA, y Adam Silver, comisionado de la NBA, durante la presentación de su alianza. EFE

La llegada de los estadounidenses complica más todavía el asunto, porque la FIBA se ha aliado con la NBA para crear un nuevo torneo para competir con la Euroliga, a la que espera quitarle sus principales equipos (principalmente el Real Madrid y el Barcelona). Sin embargo, aquí la Federación Internacional ya se olvida de sus criterios deportivos, pues el proyecto de la NBA tendrá 12 equipos con plaza fija, más otros cuatro que llegarán por invitación o por la clasificación en la Basketball Champions League. Es decir, es el mismo formato que la Euroliga, con la diferencia de que los estadounidenses tendrían el control con un modelo con poco arraigo cultural y social en Europa, pues quieren contar con clubes de fútbol como el Mánchester City, Chelsea o París Saint Germain, al margen de que las obligaciones económicas para los participantes serían altas. La idea de la NBA y la FIBA es lanzar la competición en 2027.

Todo este galimatías de cifras y siglas sólo esconde una lucha de poder y ambiciones económicas por controlar un mercado tan interesante como el Europeo. La FIBA no podía con la Euroliga y ha llamado a su hermana grande, la NBA, con la que espera recuperar el control del baloncesto europeo, algo que perdió cuando los clubes, descontentos con la FIBA y con su decisión de fimar un contrato televisivo sin su visto bueno decidieron crear la Euroliga. Fue en el año 2000 cuando cohexistieron la Euroliga y la Suproliga (FIBA), que sólo duró una temporada. Ahora, salvo que haya un giro inesperado de guion, es previsible que se produzca otro cisma en este laberinto de intereses y siglas del baloncesto europeo. Mi amigo, el que ha originado esta parrafada, creo que ya asentía a mis explicaciones por inercia y cuando le pregunté si le había quedado claro me dijo esto: «¿Pero el Unicaja está ganando, no? Pues entonces bien...». Es decir, ya no le importa que su equipo no compita con los mejores, aunque le gustaría... La conclusión es que conviene disfrutar del presente, porque lo que pasará en el futuro no lo sabe nadie.

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