Turistas a la luz de las linternas
Hoteleros y propietarios de viviendas turísticas destacan el talante colaborador de unos viajeros que pasaron de la sorpresa inicial a incorporar el apagón como parte de la experiencia
Los turistas que se encontraban alojados en la Costa del Sol o que comenzaron su viaje en pleno apagón pasaron de la sorpresa más absoluta ... al conocer que se trataba de un problema global en el país, en Portugal y parte de Francia a pasar la noche en el salón de la vivienda turística contratada a la luz de la linterna. Si algo destacan los hoteleros y los propietarios de estos inmuebles de alquiler vacacional es el talante colaborador de los viajeros que, en su mayoría, optaron por amoldarse a las circunstancias e incorporar esta ausencia de energía como parte de una experiencia inédita.
El vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Javier Hernández, explica que los establecimientos funcionaron como en una jornada normal porque por ley todos cuentan con sistemas eléctricos de contingencia que garantizan la operatividad. Es más, asegura que en zonas como Los Boliches en las que la luz volvió a las cinco y media de la madrugada en los hoteles se ha seguido al pie del cañón incluso con recargas de combustible para mantener esa normalidad. Afirma que no se produjeron cancelaciones y que los hoteleros facilitaron nuevas reservas a quienes tenían previsto volar en pleno apagón y, por diversos motivos, no pudieron hacerlo.
«Contamos con grupos electrógenos que nos garantizan el suministro de energía y con un sistema de alimentación ininterrumpida para los ordenadores que nos permitieron hacer los registros de los viajeros y la salida de los mismos», señala, para apuntar que a los turistas no les faltó de nada porque en las cocinas se funcionó con relativa normalidad al disponer de fogones de gas, pudiendo servir almuerzos y cenas. Sobre el acceso a las habitaciones, declara que las tarjetas se activan con un sistema de baterías integrado en las puertas que se mantiene operativo al margen de la electricidad. «La gente fue comprensiva y si no podían calentar en el microondas se le facilitaba esa tarea en las cocinas. Se adaptaron de manera global muy bien», apunta para recordar la primera avalancha de turistas a las recepciones con la misma pregunta: ¿Qué pasa que no va el móvil?.
Los que eligieron una vivienda turística se toparon con el primer problema quienes tenían la apertura del inmueble con sistemas remoto, que sobre la marcha hubo que cambiar al formato presencial porque fallaron. «Lo peor fue contactar con el turista porque las comunicaciones no funcionaban. Quienes tienen por costumbre recibir al viajero ya se les comunicó la situación y tras la sorpresa inicial todos fueron comprensibles», afirma el presidente de la Asociación de Viviendas Turística (AVVA-Pro), Juan Cubo, para explicar que por ley todos los inmuebles disponen de linterna, un elemento que se convirtió en indispensable para pasar la noche de apagón. Muchos de los turistas cargaron con sus maletas varios pisos, pero Cubo advierte que no tienen constancia de que ninguno se quedara atrapado en el ascensor. «Quienes no pudieron cocinar bajaron al restaurante o tiraron de algo frío, pero hubo quien se lo tomó con humor y consideró que era una anécdota más del viaje. Hubo un ambiente muy colaborador al entender que era una situación muy excepcional», relata.
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