¿Cómo ser un turista sostenible en las vacaciones?

El primer consejo es usar el transporte ecológico, teniendo en cuenta que es una de las fuentes más grandes de contaminación. Algunos ejemplos de transporte sostenible para usar en los desplazamientos una vez en el destino elegido pueden ser desde una bicicleta, transporte público o viajes compartidos en coches ecológicos. El objetivo es reducir la huella de carbono.

Precisamente por ello es importante a la hora de elegir el destino escoger el medio de transporte en el que realizar el viaje. Mientras más cerca se viaje de casa menos contaminación dejaremos. De ahí que expliquen que «un verdadero 'ecofriendly' se decanta por las escapadas de fin de semana al pueblo de al lado o a esa montaña que contemplamos desde la ciudad todos los días cuando vamos a trabajar. Y todo esto tiene más beneficios de lo que te imaginas: además de reducir el impacto ambiental fomentaremos el turismo doméstico y la producción local».

Otra pieza clave es el alojamiento. El turista ecológico es especialmente meticuloso con todos los detalles que contribuyen a este compromiso de sosteniblidad. El viajero pondrá el foco en la utilización de recursos, el origen de los alimentos, los sistemas de iluminación, el uso de plásticos o el reciclaje como parte de una lista en la que no están dispuestos a omitir nada. Pero con este nivel de exigencias, cómo influye el factor precio. Estos viajeros anteponen la protección del entorno considerando que el cuidado del medioambiente no tiene precio. Tanto es así que esta plataforma asegura que el gasto medio ha aumentado un 22%, alcanzando los 184 euros por paquete.

Y es que ser un turista sostenible no significa renunciar a los placeres de la vida. Todo lo contrario. Son viajeros que viven a plenitud, pero siempre de forma responsable. Bajo este prisma se declaran amantes de cualquier experiencia que se traduzca en bienestar. Los ecocentros, balnearios, spas, masajes o sauna son parte de su rutina de vacaciones y suponen el 24% de las reservas, según Weekendesk. Son grandes aficionados a recorrer sitios culturales, descubrir la riqueza patrimonial y mimetizarse con el entorno y con la forma de vida local.

También buscan entornos naturales en los que interactuar con la madre tierra. «Excursiones, rutas de senderismo, escalada o acampadas son algunas de las actividades que deberían figurar en la agenda de cualquiera que se precie de ser un viajero sostenible. La mejor fórmula son los paquetes que integren todo: hotel ecológico con actividades para mimetizar con el entorno», precisan.

La gastronomía es otra pieza fundamental en un viaje. ¿Cómo come un 'eco-foodie'?. La procedencia de los productos se convierte en una de las mayores preocupaciones de estos viajeros, que defienden la comida realmente local y hecha con productos de la zona. Tal es este afán que planes que incluyen experiencias gastronómicas, como una cena de tres platos típicos con visita a la ganadería del hotel o al huerto, acaparan el 71% de las reservas. El turismo no puede renunciar a la sostenibilidad porque empujan con fuerza este perfil de viajero ecológico dispuesto a mimarse tanto como mima el entorno en sus vacaciones.