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Un paseo por la industria siderometalúrgica de Málaga

Cada año, la Asociación en Defensa de la Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga publica, con el apoyo del Centro de Ediciones de la Diputación, un almanaque dedicado a una parte de ese legado cultural del hierro. Este 2020 está dedicado al metal, a las industrias siderometalúrgicas que emergieron de la provincia desde el siglo XIX

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Domingo, 1 de marzo 2020, 13:57

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  1. Fundición de M. Bertrán de Lis. Antequera

    Arcos de fundición realizados por la fábrica en el paseo de Alfonso XIII. Foto Archivo Municipal de Antequera.

    En 1870 Mariano Bertrán de Lis estableció en sociedad la primera fundición de Antequera. Empezó a funcionar con el nombre de Santa Amalia en la ribera del Río de la Villa y cuatro años después se instaló en una parcela del desamortizado convento de Capuchinos. Del avance y prosperidad del establecimiento nos habla la inauguración en sus distintas dependencias de la instalación de alumbrado a través de gas en 1878, recogida con admiración por la prensa de la época. Más admiración causaba su funcionamiento y la fabricación de la nueva tecnología del momento: aventadoras, prensas de diferentes sistemas, calderas, aparatos para fábricas harineras, aparatos para la fabricación de azúcar de caña, bombas centrífugas, motores de vapor, máquinas locomóviles, turbinas, útiles para fábricas de lanas, grúas, etc. En 1879 la fama de Bertrán de Lis era nacional y se citaba por los expertos su molino de hierro de cuatro rulos, que perfeccionó el inventado por Pheiffer. En el año 1882 registró varias patentes: el caracol hidráulico (nuevo aparato de riego) y un sistema de desprensamiento de la aceituna. La Enciclopedia Espasa-Calpe (1908) cita la deshuesadora de aceituna como otro gran adelanto de Bertrán de Lis. A comienzos del siglo XX los problemas de salud obligaron a Mariano Bertrán de Lis a dejar el negocio, momento que aprovechó otro famoso fabricante, Manuel de Luna, para hacerse con las instalaciones.

  1. Fundición Cayetano Ramírez y Pedrosa

    Fundición Ramírez y Pedrosa. Portada del Catálogo de Empresa.

    La fundición Ramírez y Pedrosa (Calle Ferrocarril, s/n.), fue creada en Málaga el día 24 de mayo de 1916 por Don Cayetano Ramírez Ballesteros y Don Rafael Pedrosa García, en la calle Ferrocarril del Puerto nº 4 por dos antiguos maestros de Taller de la histórica fundición malagueña de Don Tomás Trigueros. Desde sus inicios, se especializó en la construcción de maquinaria de todas clases y en la explotación del negocio del hierro y bronce, así como todo lo concerniente al ramo de la calderería. Destacó en la fabricación de equipos completos para fábricas aceiteras y maquinarias para lagares, muy en consonancia con el auge del sector agroalimentario en aquellas fechas. A partir de 1928, la firma queda en manos de Don Cayetano Ramírez Ballesteros, quien afrontó la nueva etapa especializándose en la forja construcción y reparación de calderas e instalaciones de vapor. De sus talleres salieron gran número de fábricas de aceite que llegaron a estar repartidas por toda la geografía de Málaga y Andalucía. En sus mejores años, décadas de los 60 y 70 del siglo XX, contaban con más de cincuenta trabajadores de plantilla. En su última etapa estuvo al frente del negocio Don José Luis Ramírez Gallego, nieto del fundador. Su actividad cesó en 1998. La chimenea es el único elemento que queda en pie de este establecimiento. Es de base cuadrada y llega a alcanzar un total de 11´5 metros. Está incluida en el Catálogo de Chimeneas Protegidas de la ciudad de Málaga, elaborado por la gerencia de urbanismo del Excmo. Ayuntamiento de Málaga.

  1. Fundición y Talleres Diego Díaz. Vélez-Málaga

    Tren de molinos del Ingenio de Nuestra Señora del Carmen de Frigiliana. Foto Juan Antonio Isla

    A comienzos del siglo XX Diego Díaz Montenegro, de familia originaria de Antequera, montó en Vélez-Málaga la empresa familiar de Talleres y Construcciones Mecánicas, situada entre el Camino de Málaga y Arroyo Hondo. La fábrica continuó su funcionamiento con sus hijos Diego y José Díaz Cruces hasta su desmantelamiento en 1990, que no fue definitivo, porque la actividad continuó en manos de un hijo de José, llamado también José Augusto Díaz Gutiérrez, que trasladó el negocio al polígono veleño de La Mata, que funcionó hasta 2007. La factoría destacó por la fabricación y montaje de maquinaria para fábricas de los sectores del azúcar, el aceite, las conservas, el almacenaje y transporte de combustibles, aparatos de elevación y grúas, generadores de vapor, etc. En el sector aceitero esta empresa montó muchas fábricas modernas por toda la geografía española y renovó su funcionamiento en la comarca de la Axarquía con la instalación de numerosas instalaciones. El mismo papel jugó en el montaje de extractoras de aceite de orujo, aportando nuevos sistemas como el conocido con el nombre de Expaditosa, un agotador de aceite de orujo graso, patentado por José Díaz y su socio, el ingeniero Francisco de la Torre Acosta, en 1957. Destacaron también en la renovación de las azucareras de la zona como la de Nuestra Señora del Carmen de Frigiliana, con la instalación de nuevos molinos de caña movidos por motor eléctrico.

  1. Ferrería La Concepción. Marbella

    Ruinas de los Altos Hornos de la Concepción de Marbella.

    Su origen se remonta a 1826, fecha en que un grupo de comerciantes de Málaga decidieron explotar unas minas de hierro descubiertas cerca de Ojén. Para ello construyeron una fundición en la margen derecha del río Verde, en un paraje próximo a su desembocadura. El combustible se obtuvo de las ricas comarcas forestales situadas al norte de Marbella y la fuerza motriz de la energía hidráulica. Dos personajes destacan en el lanzamiento de la empresa, Manuel Agustín Heredia y Francisco Antonio Elorza, el primero aportando la financiación necesaria y la confianza en el éxito de la iniciativa; el segundo sus conocimientos técnicos. El plan de Elorza consistió en establecer el método de fundición indirecto, consistente en obtener hierro colado en el alto horno utilizando carbón vegetal y después afinarlo en hornos de reverbero con carbón mineral en una nueva ferrería que se construyó en Málaga (La Constancia). En 1841 La Concepción tenía en actividad dos altos hornos alimentados por sendas máquinas hidráulicas; 30 obreros atendían los hornos y la maquinaria y casi doscientos trabajaban en las minas y en el acarreo de mineral y combustibles. Más tarde se construyó un tercer horno.La dilatada etapa de actividad de esta empresa ocasionó una intensa deforestación en las sierras colindantes, sobre todo en la Sierra del Real, de cuyos bosques salió el combustible necesario para las fundiciones.

  1. Ferrería La Constancia. Málaga

    Altos Hornos de La Constancia

    En los terrenos que ocupa el actual parque de Huelin y sus alrededores estuvo ubicada la ferrería La Constancia, empresa siderúrgica pionera en la moderna industrialización española. Conocida también como Ferrería de Heredia, por el apellido de su fundador Manuel Agustín Heredia, figuró a la cabeza de la producción nacional de hierros durante más dos décadas (1835-1855). En 1863 contaba con 5 altos hornos, 22 hornos de afino, 6 de recalentado, 9 trenes de cilindros laminadores, talleres de construcción de máquinas, de fabricación de frascos para el mercurio de Almadén, de calderería, de carpintería, etc. En el momento de apogeo llegó a emplear más 800 trabajadores. A mediados de los años sesenta la fábrica entró en declive debido fundamentalmente a los elevados costes del combustible que le impidieron competir con las empresas siderúrgicas del norte peninsular. La tenacidad de los empresarios por mantener una empresa que no era rentable explica que ésta perdurara hasta 1899, fecha en que fue adquirida por un grupo industrial belga (Bonehill) que modernizó sus instalaciones e intentó reflotarla sin éxito. Tras una nueva etapa de actividad en los años de la Primera Guerra Mundial, su cierre definitivo se produjo en 1924.

  1. La Metalúrgica S.A.

    La fábrica era propiedad de Julio Goux y Aguer

    Una de las empresas que vino ocupar el vacío dejado por la siderúrgica de Heredia fue la fábrica de construcciones metálicas La Metalúrgica S.A., propiedad de Julio Goux y Aguer, quien invirtió en ésta y otras empresa el importe de un premio de lotería, continuando así en un sector en el que se inició cuando en 1874 abrió la ferretería El Candado. Julio Goux llegó a ser el tercer contribuyente de la provincia de Málaga. La Metalúrgica fue creada en 1914 con un capital nominal de 60.000 ptas. La sede social se hallaba en calle Somera nº. 5, aunque la fábrica se ubicaba a la mediación del Paseo de los Tilos, inicialmente el 28, aunque la numeración cambió varias veces. Ocupaba una manzana completa con una superficie de 8.652 m2. La fachada principal daba al Paseo de los Tilos, donde mostraba un cuerpo de doble altura, accediéndose al interior mediante un amplio zaguán con arco escarzano en el exterior. En el muro que circundaba la parcela se abrían rítmicamente vanos elevados del mismo tipo recercados de ladrillo visto. Desde 1918 disponía de un taller mecánico con cuatro tornos que podía manejar piezas de hasta 40 toneladas de peso, así como 15 fraguas dobles. Disponía también de un horno de fundición de bronce. Entre las obras destacadas que se hicieron en esta fábrica se halla el puente de La Aurora (1928-1930), cuyo montaje realizaron operarios de la fábrica, pero también la estructura metálica del Banco de España o edificio domésticos, como uno en calle Cárcer, o la cancela artística de diseño modernista del mercado de Salamanca. También realizó en 1933 los grandes bidones para CAMPSA que hasta no hace muchos años se ubicaban en la calle Ronda Intermedia. Pero la producción de objetos metálicos que realizaba era muy diversa: columnas para edificios, rejas para balcones, balaustradas, cancelas metálicas, cerchas para naves, chimeneas, farolas, campanas y arcos de campanas para tronos de semana santa y anclas de hasta 5 toneladas. Alcanzó cierta especialización en material ferroviario, elaborando raíles, guardaagujas y puentes ferroviarios. El cierre de esta fábrica tuvo lugar hacia 1970.

  1. Metalúrgica Los Guindos S.A.

    Minerometalúrgica Los Guindos, horno de fusión

    El 6 de Marzo de 1920 se constituye en Madrid la Compañía Minero-Metalúrgica, Los Guindos, S.A., con un capital de 40 millones de pesetas y comienza la construcción de una fundición de plomo argentífero, con el objeto de explotar la Mina «El Guindo» de La Carolina (Jaén), siendo Málaga, en estas playas cercana al Puerto, el lugar idóneo para el desembarco del combustible que venía de Inglaterra y Alemania, el cual era necesario para su funcionamiento. Su inauguración se produce en 1922, con la asistencia del General Primo de Rivera y las fuerzas vivas de la Ciudad. Sus instalaciones supone un gran complejo industrial para Málaga, que llegó a tener más de 300 trabajadores y su producción de plomo alcanzó entre 1925 y 1929, 79.800 toneladas y su crecimiento fue constante porque era una época donde el plomo tenía una gran demanda por su aplicación en la construcción, en los automóviles y en la industria nuclear. La aparición de materiales sustitutorios, especialmente el plástico, el cual abarató sensiblemente los precios y el agotamiento de las minas, llevaron al cierre de esta Fábrica, el 15 de Noviembre de 1979.

  1. Fundiciones Manuel Alcaide. Antequera

    Fábrica de aceite propiedad de Doña María Serrailler Dromcens. Foto Archivo Municipal de Antequera

    Manuel Alcaide es otro de los grandes metalúrgicos antequeranos del siglo XX, que creó su empresa alrededor del 1897. Desde sus inicios aparece instalada en calle de San Bartolomé, 30. Abarcaba la Fundición de Hierro y Bronce, los Talleres de Calderería y Cerrajería y la Construcción y Reparación de Maquinaria. Tras el fallecimiento de Manuel Alcaide Duplas en 1933, la fábrica pasó a manos de su familia. Es su hijo quien se pone al frente del negocio y así aparece desde entonces en las placas identificativas de la casa y en la publicidad: Hijo de Manuel Alcaide. A partir de estos años se especializa en la instalación completa de fábricas de aceite de oliva y de orujo. La calidad de sus productos gozaba de fama extraordinaria. En la publicidad de las primeras décadas del siglo XX se ofrecen las instalaciones con electricidad y las turbinas. Aparece también un moderno modelo de batidora para obtener mejor calidad del aceite, que a una sola presión deja agotados los orujos, y economía de agua que se reaprovecha. También alcanzó esta casa prestigio en la propia Antequera por la fabricación de las verjas de hierro que cerraban algunos edificios oficiales y particulares y los respaldos de los bancos del paseo. Es establecimiento permaneció en funcionamiento hasta los años 70 del pasado siglo.

  1. Fundición La Esperanza

    Fundición La Esperanza de Ruperto Heaton y Bradbury. Imagen: Ayuntamiento de Málaga

    De los talleres de esta fundición y de sus modernas instalaciones salían, además de hierros y otros metales refundidos, máquinas de vapor, calderas horizontales y verticales, bombas de vapor con acción directa de doble efecto, norias de todos los sistemas, bombas de riego, ruedas hidráulicas y turbinas, prensas hidráulicas de engranajes y de palanca, trituradoras de aceitunas, molinos harineros y de azúcar, columnas, puentes, herrajes para obras, etc. Fue representante para Andalucía y La Mancha de maquinaria agrícola de las casas inglesas de J. y F. Howard y R. Garret e Hijos, especializados en: fabricación de arados de vertedera fija y giratoria, maquinaria para arrancar patatas y cultivar viñas, gradas, rodillos, segadoras, máquinas de cultivar a vapor, trilladoras mecánicas y otras. En 1897 ya aparece en los catálogos de la empresa como Ingeniero Industrial, fundidor y constructor de máquinas, calderas de vapor y maquinaria para instalaciones aceiteras. Ese mismo año, patentó la prensa HEATON. Se trata de una prensada de aceite para capachos. En los años veinte eran muy apreciadas las prensas hidráulicas y las batidoras de masa de esta casa ya gozaban de una merecida fama. Según un censo de la propia firma, en el año 1925 nos indica la citada fundición que había llegado a instalar más de 1.500 molinos aceiteros y fábricas de extracción de aceites de orujo y refinerías de aceite, repartidas por las provincias de Córdoba, Sevilla, Jaén y Málaga principalmente.

  1. TAMESE. Talleres Metálicos Secundaria S.A.

    Vista aérea de las naves de Talleres Metálicos Secundaria S.A.

    El hueco dejado por las empresas metalúrgicas históricas y desaparecidas fue ocupado por otras de menor tamaño. Es el caso de TAMESE (Talleres Metálicos Secundaria), emplazada en la actual calle Pacífico, entre las escuelas del Ave María y la fábrica de electricidad San Patricio. Inició su actividad en 1945 con una producción centrada en el equipamiento para industrias petroquímicas, centrales hidroeléctricas y fábricas de cemento, como depósitos y tuberías metálicas. Pero a partir de 1977 mejoró su capacidad añadiendo a su producción materiales de gran tamaño para alta mar, como boyas, pilotes de amarre y plataformas, que solían exportarse incluso al extranjero a través del puerto, del que lo separaban tan solo 5 kms. Para facilitar el embarque de estos elementos disponía en la zona portuaria de una explanada de montaje dotada de grúas móviles. Las construcciones metálicas se podían realizar en hierro, acero, acero inoxidable, aleacciones y acero revestido, con un límite en los 46 mts. de altura y las 100 toneladas de peso. Las instalaciones ocupaban una parcela de 45.000 m2., integrando naves cubiertas y superficies al aire libre, que incluían las cabinas de pintura y 30 máquinas soldadoras, entre automáticas, semiautomáticas y manuales. En su momento de apogeo empleaba una plantilla de 255 trabajadores, entre ellos 15 ingenieros, 42 soldadores y 14 diseñadores. La empresa entró en crisis en la década de los años ochenta del siglo XX, y la mayoría de los trabajadores aceptaron las condiciones de despido de la empresa. Un grupo de poco más de 70 constituyeron una sociedad anónima para adquirir la maquinaria y mantener la actividad acogiéndose a algunas ayudas oficiales, que finalmente fallaron. El cierre definitivo tuvo lugar a mediados de esta década en medio de agitadas protestas por parte de los trabajadores.

  1. Tomás Trigueros e Hijo

    Desde sus inicios se especializó en la construcción de herramientas, cerrajería y maquinaria de precisión: pesos, balanzas, etc. Por la calidad y finura en sus trabajos recibió distintos premios, entre otros: una Mención honorífica en 1850, en la Exposición Pública celebrada ese año en Madrid. Una Medalla de plata en 1851, concedida por S.M. en la Exposición Industrial de 1851 celebrada en la ciudad de Málaga. Una Medalla de plata de segunda clase en 1861, reconocidos ambos por la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga. Desde principios de los años setenta del siglo XIX aparece la firma como Tomás Trigueros e Hijo de Málaga (Plaza de Toros Vieja), el cual le da un impulso de modernidad especializando el establecimiento en nuevas ramas de la metalúrgica: «fabricación de máquinas de vapor fijas y locomóviles» y principalmente en la «construcción de toda clase de máquinas para la fabricación de azúcares, alcohol, chocolates, fideos… y en la construcción de prensas hidráulicas, de husillo y palanca, molinos trituradores y aparatos para la fabricación de aceite y vino». Por estos años, se realiza una ampliación del establecimiento hasta ocupar 10.000 metros realizando un amplio surtido principalmente de maquinaria agrícola. En la década de los ochenta, recibe las distinciones de «Reconocimiento a sus trabajos» de la mano del rey Alfonso XII. En sus últimas décadas de existencia, hasta 1920, gozó de gran prestigio entre los fabricantes del ramo por la calidad de sus prensas y máquinas agrícolas. La demanda constante de sus productos, hacen que continúe con sus trabajos de metalúrgica si bien, tras la gran guerra, no sería capaz de soportar la contracción de la demanda y acabaría cerrando sus puertas.

  1. VERS S.A.

    Horno de Fundición de la Vers

    Tras la desaparición de La Constancia de Manuel Agustín Heredia, la Vers se asentó en parte de los terrenos que ocupara ésta y al lado donde se encontraba los bidones de CAMPSA. (86.000 m2). Hoy es Echevarría de Huelin, incluído su colegio Eduardo Ocón y el IES Huelin. Desde sus comienzos, aunque con una tecnología algo anticuada, sus instalaciones tenían gran capacidad para elaborar piezas metálicas y de calderería de gran tonelaje. Podía llegar hasta 10.000 toneladas y piezas moldeadas de hasta 2.000 toneladas, aunque su fuerte y prosperidad fue la construcción y reparación de material ferroviario, que le permitió montar otra empresa en Villaverde-Madrid, convirtiéndose en auxiliar de RENFE. En la Guerra Civil sus instalaciones se adaptaron a la fabricación de material bélico. Fue una industria de las más potentes de la época, llegando a tener más e 1000 trabajadores. A raíz del Plan de Estabilización de 1959, se reestructura RENFE y decide asumir sus propias reparaciones, lo que significó el declive de la Empresa, que pese a tener otros importantes clientes como las azucareras y cementeras, no consiguió mantenerse, cerrando tras varios expedientes de crisis, en Marzo de 1975.

  1. Crisis del sector siderúgico en Málaga

    Uno de los grupos de obreros malagueños más sufridos con su trabajo, indudablemente fueron los de la 'Fábrica del plomo Los Guindos', sobre todo, por el alto índice de toxicidad que tenían los materiales que manipulaban. Francisco Jurdao, antiguo obrero de la Fábrica, que luego se haría escritor, contaba en uno de sus libros, que un vecino de Canillas de Aceituno consiguió colocar mucha gente de su pueblo para la construcción de la Fábrica, pensando que después se quedarían trabajando en ella, pero durante la construcción les dijeron que del plomo se morían las personas, así que cuando terminaron las obras, se fueron casi todos. Para poner en marcha la Fábrica hubieron de contratar personal especializado de Linares, y la gran mayoría de contrataciones la buscaron de la playa y el campo. Los grandes problemas que se le presentó a la Plantilla durante los años de actividad de la Fábrica y ante la poca cobertura social de entonces, la fueron resolviendo con la solidaridad de los propios trabajadores y sus familias, unas veces organizando colectas para recoger dinero, otras compartiendo un plato de comida, facilitado todo ello por el hecho de compartir barrio, economato, escuela, taberna, etc. Su historia nos la recuerda a diario su gran chimenea, testigo de ese pasado y símbolo principal del nacimiento de nuestra Asociación. Desde que empezaron los problemas de crisis en S.A. Vers, los obreros de la Fábrica tuvieron un largo calvario, como otras tantas empresas de aquellos años, en contra de los sucesivos expedientes de crisis hasta su cierre definitivo. Visitaron a cuantas autoridades locales y centrales que tenían competencias en el tema, o podían influir en una resolución favorable. Entrevistas de las que obtuvieron buenas palabras, pero la realidad, obviamente fue otra. Visitaron al entonces Gobernador civil, Sr. Castilla Pérez, del que recibieron el consejo de que emigraran a las naciones vecinas. Se entrevistaron con el entonces Presidente de la Diputación, Francisoo de la Torre, con el Obispo Sr. Buxarrais y otras autoridades. Como resultado de todas las gestiones, la mañana del 21 de Marzo de 1975, cuando llegaban para entrar al trabajo, se encontraron las puertas cerradas y tuvieron que entrar para recoger sus efectos personales de sus taquillas de dos en dos y acompañados de un policía de la Secreta.

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