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Salvador Salas

Así ha sido la vuelta a Málaga de las 'heroínas' del naufragio de Galápagos: «Estamos felices»

Hoy regresaban a casa tres de las cuatro estudiantes de la UMA que el pasado 25 de septiembre sobrevivieron al hundimiento de la embarcación 'Angy', en el que ayudaron a rescatar a pasajeros

Miércoles, 2 de noviembre 2022, 13:42

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Se marcharon como investigadoras y regresan como heroínas. Este mediodía han vuelto a casa tres de las cuatro estudiantes de la Universidad de Málaga (UMA) que el pasado 25 de septiembre ayudaron a rescatar a varios pasajeros al naufragar la lancha de cabotaje en la que viajaban en las Islas Galápagos.

Sus nombres son Estefanía (26 años), Marina (23) y Ana (22) y al fin están de regreso con los suyos. En el aeropuerto les esperaban sus familiares, impacientes por volver a abrazarlas. «Estoy atacada», comentaba emocionada Loli, madre de la joven de mayor edad, minutos antes de reencontrarse con ella y llenarla de besos.

La cuarta universitaria, Yaiza (23), regresará a la ciudad en una semana, ya que ella se incorporó unos días más tarde que sus compañeras al voluntariado internacional que arrancó el pasado agosto y que, sin planearlo, les ha cambiado la forma de ver la vida.

Nunca se habían visto en una situación tan dramática ni límite como la que les tocó vivir el pasado 25 de septiembre. Las cuatro jóvenes se embarcaron en una lancha de cabotaje para desplazarse desde Isla Isabela hasta Santa Cruz, donde se encuentran las casas en las que se hospedan los voluntarios.

Antes de zarpar, uno de los motores ya había fallado. Fue el primer presagio de lo que estaba por pasar. El barco, con capacidad para 25 personas, acabó saliendo con unas cuantas horas de retraso y con 37 pasajeros a bordo, sin que se les facilitaran chalecos salvavidas. Aquella tarde, además, había mala mar.

Los motores fallaron en repetidas ocasiones desde que partió la lancha, dejando a los pasajeros varados durante varios minutos hasta que, nuevamente, se volvía a retomar la marcha. El barco también se quedó sin combustible, teniendo que ser asistido por otra naviera.

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Tras recargar la gasolina, la embarcación prosiguió su camino en mitad de la niebla y la oscuridad. Al cabo de un rato, tras el último fallo de los motores, se acabó hundiendo en mitad de la travesía, dando inicio a una auténtica pesadilla en la que cuatro personas fallecieron.

Rescate de pasajeros

Ana fue la primera del grupo de estudiantes de la UMA en poner palabras a lo que estaba sucediendo: «Se hunde el barco». En menos de cinco minutos, las cuatro se vieron agarradas de las barandillas de metal.

La única salida que vieron fue saltar al agua y nadar lo más rápido posible hacia el barco que les había llevado el combustible y que, al ver la situación, se acercó a ayudarles. «Nosotras fuimos de las primeras pasajeras en subir», relataban las jóvenes malagueñas.

A pesar del pánico y el 'shock' del momento, Estefanía se armó de valentía y se unió a dos marineros para rescatar a personas del agua. «Me puse a lanzarles chalecos salvavidas, boyas, flotadores... Todo lo que pudiera ayudarles», contaba la universitaria.

Vídeo.

La joven todavía no se explica de dónde sacó la fuerza ni la energía para sacar del mar a personas que triplican su peso. No había tiempo para pensar, solo para actuar. Entre tanto, Marina, Ana y Yaiza se dedicaron a cuidar de los niños mientras los padres subían a bordo.

«Pudimos rescatar a 14 o 15 pasajeros. Al principio todos gritaban, los niños lloraban… pero mis compañeras cuidaron de ellos e intentamos tranquilizar a todo el mundo para que no hubiera más nervios de los que ya dejaba la situación», narraba Estefanía a SUR.

Proyecto de investigación

Las cuatro estudiantes de posgrado de la UMA recibieron una beca de cooperación cuyo destino era la Agencia de Bioseguridad de las Islas Galápagos para participar en el proyecto titulado 'Identificación de especies invasoras que ponen en riesgo la flora, fauna y alimentación en las Islas Galápagos'.

Las alumnas arrancaron el voluntariado el pasado mes de agosto y tres de ellas, al fin, regresaron este miércoles a casa. Y lo hicieron con la satisfacción de no haber vuelto antes de que terminase el proyecto, a pesar de la experiencia límite que vivieron. «Todo el mundo nos ha arropado mucho en este tiempo; hemos estado muy cuidadas», señalaban.

Sus familias, desde la distancia, tampoco veían el momento de que volvieran. «Al fin la tenemos aquí», decían con emoción contenida después de darles los abrazos y los besos con los que llevaban semanas soñando.

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