El presunto asesino de Estepona cocinó gambones para su víctima dos horas antes del crimen

Dos horas más tarde, el hombre que graba las imágenes sería asesinado en los alrededores de la casa de campo donde estaban, en la que supuestamente habían entrado a robar. Stoian Marcel, su amigo y cómplice en el allanamiento, duerme en prisión como sospechoso de haberlo matado después de prepararle su última cena.

El vídeo apenas dura un minuto y fue enviando a la hermana de la víctima. Para la Policía Nacional fue una pista esencial, ya que permitió identificar a la última persona que estuvo con el fallecido. Resultó ser un viejo conocido: Stoian Marcel ha sido arrestado varias veces por las Fuerzas de Seguridad y suma múltiples reseñas, incluida el homicidio.

Pero el antecedente por el que saltó a los medios de comunicación de todo el país fue una agresión a una mujer mayor en Algeciras, a la que en 2018 propinó una brutal paliza en un portal de la ciudad para robarle el bolso. La policía difundió las imágenes del violento asalto con la esperanza de que ayudaran a identificar y atrapar a Stoian Marcel, como así ocurrió.

Actualmente estaba fugado del centro penitenciario de Albolote (Granada), donde le habían otorgado un permiso del que no volvió. Al parecer, la policía lo investigaba por varios robos en casas de campo en la zona de Estepona. Supuestamente, su cómplice era la víctima, también rumano, de 38 años, al que identificaron por el tatuaje de un cuchillo en una de sus piernas.

La noche de autos, la del 13 de octubre, los dos amigos habrían entrado en cuatro casas, según las fuentes consultadas. Las imágenes que condujeron al sospechoso fueron grabadas en una de ellas mientras cocinaban. Esta es la conversación que ambos mantuvieron y quedó recogida en el vídeo:

Víctima (graba): Este es el antiguo cocinero.

Stoian: Espera. Antiguo cocinero, no, futuro cocinero. Tenemos aquí 200 euros en gambones españoles. No pasa nada porque éste se haya caído al suelo [ríen mientras él recoge uno y lo devuelve a la fuente].

Víctima: El maestro cocinero.

Stoian: ¿Has hecho un vídeo? ¿Estás loco?

Víctima [enfoca la sartén]: Mira qué carne, es de jabalí.

Stoian: Graba aquí [enseña la sartén].

Víctima: Mira qué bonito está friéndose, es jabalí.

Esa madrugada, el propietario de uno de los cortijos allanados llamó a la policía para avisar de que estaba viendo en las cámaras de seguridad a unos ladrones dentro de su propiedad. La comisaría envió una patrulla. Los agentes dieron una vuelta por la finca, pero no encontraron nada.

A la mañana siguiente, los dueños de las parcelas que hay en la zona acudieron a echar un vistazo. Uno de ellos observó unas piernas que asomaban en el suelo. Pensó que era uno de los ladrones que se había quedado dormido. No se acercó demasiado y corrió a avisar a su vecino. Juntos llamaron a la policía.

Al llegar, los agentes encontraron el cadáver del amigo de Stoian. Tenía un fuerte traumatismo en la cabeza, ocasionado presumiblemente con una pala o con un hierro, y un corte profundo en el cuello. Alrededor había restos de comida y media docena de botellines de cerveza, que eran parte del botín sustraído en la noche de robos en los cortijos. En realidad no se llevaron nada de valor: comida, unos prismáticos y una navaja que podría ser el arma homicida.

Los forenses que realizaron la autopsia a la víctima situaron la data en la madrugada del 13 de octubre, aproximadamente dos horas después del vídeo que envió a su hermana. La investigación no ha podido determinar qué ocurrió después. La hipótesis policial es que discutieron por algo, posiblemente por el botín.

Stoian Marcel fue detenido la semana pasada en la avenida de La Palmilla. Le leyeron los derechos como presunto autor de un delito de asesinato. Él accedió a declarar en comisaría, donde reconoció los robos, pero negó haber matado a su amigo, del que, dijo, se separó tras los asaltos a las casas de campo. En el juzgado guardó silencio.

Tanto a los funcionarios como al personal que trató con él en la Ciudad de la Justicia les llamó la atención el contraste entre su violento historial y la forma de comportarse. Se refieren a él como a un hombre muy correcto que hablaba un español fluido. Estuvo sereno, incluso dirían que frío, durante todo el proceso que le ha conducido, de nuevo, a prisión.