Una mujer y un hombre, fallecidos tras caer de un edificio en Cruz de Humilladero

La Policía Nacional se ha hecho de la investigación para aclarar las circunstancias de las muertes. Por el momento, todas las hipótesis están abiertas, aunque las primeras pesquisas apuntarían a que se trataría de un suicidio pactado.

Se trata de un matrimonio de origen ucraniano. Al parecer, ella tenía 60 y él, 64 años, y ambos residían desde hacía poco tiempo en el número 6 del edificio Alondra en una habitación realquilada con una compatriota. En el barrio pocos son los que les ponen cara; casi nadie había entablado conversación con la pareja.

Eran las ocho menos 20 aproximadamente cuando algunos vecinos escucharon un fuerte golpe: «Parecía una explosión». Una adolescente que iba al instituto se topó con la escena. Casi sin poder articular palabra, describe el mecánico Francisco Sánchez -en el taller ubicado a tan solo unos metros-, le avisó de lo que había ocurrido.

Miró hacia el bloque de enfrente y observó las ventanas quitadas y las persianas hasta arriba en el octavo piso. En el suelo, dos cuerpos sin vida, tendidos. De inmediato, cogió el teléfono y avisó a la Policía, aunque en el lugar ya se encontraban los bomberos.

A la zona también ha acudido la comitiva judicial, que ha procedido al levantamiento de los cadáveres y el traslado al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, donde se le practicarán sendas autopsias, que arrojarán más luz sobre el caso.

Desde algunas asociaciones de ucranianos en Málaga apuntan a la realidad que sufren muchos de ellos cuando «acaban programas o ayudas». «No les queda otra que malvivir en una habitación. Además, cuando llegan a cierta edad no encuentran ni trabajo y no todos se atreven a dar el paso de pedir ayuda, en Ucrania eran personas con un buen nivel de vida». Asimismo, desde las organizaciones señalan que los psicólogos que les ofrecen los centros de atención suelen ser hispanohablantes, lo que dificulta el proceso.